Los madrileños han decidido que las tres derechas de Colón gobiernen en la Comunidad. PP, Ciudadanos y Vox tendrán en su mano el gobierno al sumar 67 escaños. Todo ello, a pesar de que las elecciones las ha ganado el Partido Socialista. Sin embargo, la fragmentación suicida de la izquierda ha determinado el resultado final.

Finalmente, Isabel Díaz Ayuso podrá ocupar el despacho en la sede de la Puerta del Sol junto a la extrema derecha de Vox y a Ciudadanos. Todo ello a pesar de que el PP se ha dado un batacazo histórico al perder 18 escaños y casi medio millón de votos.

Sin embargo, ahí están los socios del trifachito, los amigos de la Plaza de Colón que se han aprovechado del desmoronamiento de Podemos, una fragmentación provocada por las guerras internas que han tenido como consecuencia la entrega de la Comunidad de Madrid a la extrema derecha porque quienes van a tener la llave van a ser los 11 diputados de Vox.

Las derechas democráticas han fracasado y, aún así, van a gobernar porque el único que ha triunfado de verdad ha sido el partido ultra de Abascal.

Una derrota de este calibre debería hacer reflexionar a la izquierda. En un escenario polarizado como el que tenemos en la actualidad, donde los análisis no se hacen sobre partidos sino por bloques, no es buena idea fragmentar el voto. ¿Trasladarán esa reflexión a la política nacional?

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