Pepe Álvarez, de 68 años, ha sido reelegido como secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT) durante el 44º Congreso Confederal celebrado en Barcelona. Con el 80% de los votos a favor, Álvarez afronta su tercer y último mandato en el sindicato, consolidando una trayectoria de liderazgo que abarca casi cuatro décadas. Desde sus inicios en UGT Cataluña hasta su dirección confederal, su papel ha sido clave en la evolución del sindicalismo en España.
Un congreso sin tensiones y con amplio respaldo
La reelección de Álvarez se produjo en un ambiente de unidad, con una única candidatura y el apoyo de más de 800 delegados. Este congreso no solo refrendó su liderazgo, sino que también marcó un momento de renovación interna, con una Comisión Ejecutiva que se ha reducido en tamaño pero busca una mayor eficiencia. Los nombres destacados de la nueva dirección incluyen a Lola Navarro, Rafael Espartero y Fernando Luján como vicesecretarios generales.
Álvarez enfatizó en su discurso la importancia de la organización: "Sentiros orgullosos de esta organización. Aquí estamos a pesar de los que les gustaría que no estuviéramos". Su mensaje fue claro: UGT no solo es un actor clave en la negociación colectiva, sino un baluarte de los derechos laborales frente a los retos del presente y el futuro.
De Belmonte a Barcelona: una vida al servicio de los trabajadores
Nacido en Belmonte de Miranda (Asturias), Pepe Álvarez dejó su tierra natal a los 19 años para buscar nuevas oportunidades en Cataluña. Su carrera como sindicalista comenzó en 1978 en el Sindicato del Metal de Barcelona, donde ascendió rápidamente hasta liderar UGT Cataluña en 1990. Durante los 26 años que estuvo al frente de la federación catalana, forjó una reputación como negociador incansable y defensor de los derechos laborales.
En 2016 asumió la dirección confederal de UGT, tomando el relevo de Cándido Méndez. Bajo su liderazgo, el sindicato ha experimentado un crecimiento notable, con un aumento del 20% en afiliación en los últimos cuatro años. Con 983.521 afiliados y una representación de casi un tercio de los trabajadores españoles, UGT se posiciona como el segundo mayor sindicato del país, solo por detrás de Comisiones Obreras (CCOO).
Logros y retos: el balance de un mandato
Durante el congreso, Álvarez destacó los avances alcanzados en su mandato, como la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), la negociación para reducir la jornada laboral y la reforma de las pensiones. Sin embargo, también señaló desafíos pendientes, como el problema de la vivienda, que afecta gravemente a la clase trabajadora. “¿Qué progreso hay cuando el trabajador se tiene que dejar el sueldo en vivienda?”, cuestionó el president de la Generalitat, Salvador Illa, durante la clausura.
Otro tema crucial fue la financiación de los sindicatos. Álvarez defendió que el papel de UGT en la negociación colectiva y los planes de igualdad merece un mayor respaldo económico por parte de las administraciones públicas. “Sin sindicatos fuertes, los derechos laborales se diluyen”, afirmó.
Un cierre con tintes políticos y reconocimiento internacional
El congreso contó con la participación de figuras políticas destacadas, como Pedro Sánchez, Yolanda Díaz y Alberto Núñez Feijóo. El presidente del Gobierno, militante de UGT, recibió una calurosa acogida al resaltar el papel del sindicato en los avances sociales logrados durante su legislatura. Por su parte, Illa elogió la colaboración entre sindicatos y gobiernos progresistas, subrayando que “los avances sociales no caen del cielo”.
El evento también incluyó la entrega de los Premios Internacionales UGT. Entre los galardonados estuvieron Melibea Obono, activista LGTBI de Guinea Ecuatorial, y Josep Borrell, Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores. Estos reconocimientos refuerzan la dimensión global del sindicato y su compromiso con los derechos humanos.
La hoja de ruta hacia 2028
Álvarez encara su último mandato con una agenda ambiciosa. La nueva dirección, que combina continuidad y renovación, tiene como objetivo fortalecer el papel de UGT en un contexto de cambios profundos en el mercado laboral. Entre sus prioridades están la adaptación a la digitalización, la lucha contra la precariedad y la consolidación de los derechos laborales en un entorno marcado por la crisis climática y las desigualdades sociales.
Con la vista puesta en 2028, Pepe Álvarez dejará un legado difícil de igualar. Su liderazgo ha sido testigo de transformaciones sociales y económicas que han redefinido el papel de los sindicatos en España. Este tercer mandato no solo cierra un ciclo, sino que también abre la puerta a una nueva etapa para UGT y la clase trabajadora.