Gran Bretaña ha despedido de la reina Isabel II con un majestuoso funeral lleno de tradición. Miembros de la familia real y dignatarios se reunieron en la Abadía de Westminster para un servicio que fue sombrío.
Cientos de miles de personas llenaron las calles a lo largo de la ruta de la procesión de 40 kilómetros desde el centro de Londres hasta Windsor, con la esperanza de ver el ataúd cubierto con la bandera de la soberana mientras viajaba hacia su lugar de descanso final en la Capilla de San Jorge, dentro de los terrenos del Castillo de Windsor.
Aunque la muerte de la reina Isabel, la monarca con el reinado más largo de Gran Bretaña, se había preparado y planeado cuidadosamente durante años (los arreglos funerarios, cuyo nombre en código era «Operación Puente de Londres«, fueron durante mucho tiempo objeto de especulaciones), la magnitud de este momento todavía había cogido a muchos con la guardia baja. Incluso para aquellos que son contrarios a la familia real, la muerte de Isabel II marca el final de una era, un cambio en el panorama nacional.
Presidentes, primeros ministros, reyes, príncipes, un emperador y una emperatriz, y otras figuras públicas se sentaron uno al lado del otro en la Abadía de Westminster para presentar sus últimos respetos. Más de 200 dignatarios extranjeros fueron invitados, incluido el presidente estadounidense Joe Biden y líderes de la Commonwealth como el primer ministro canadiense Justin Trudeau. Esta delegación de mandatarios fue trasladada al funeral en autobuses, salvo el presidente Biden que se negó para ir en su limusina.
Pues toda esa pompa,todo ese gasto,no le sirve ya de nada a la finada.
Alla en donde este,si que esta en algun lugar,es una mas de entre los muertos y la ley del Karma le sera aplicada como a cualquier otro/a muerto/a.