Pedro Sánchez ganó las elecciones gracias a las políticas sociales implementadas por el Gobierno salido de la moción de censura del pasado año. Este es un aspecto que no se puede olvidar porque, en general, esas medidas basadas en la justicia social no fueron más que un ejercicio de coherencia ideológica por parte del Ejecutivo.

Para llevar a efecto estas políticas sociales fue fundamental el apoyo del partido liderado por Pablo Iglesias y, por tanto, nadie entendería que no se lograra alcanzar un acuerdo que sería histórico para el pueblo, un pacto que sería, simplemente, la transposición de la lógica ideológica a la realidad, la transformación de la política para las élites en la política por y para el pueblo.

Sánchez hará historia, precisamente, por no desilusionar a los 7 millones de españoles y españolas que apoyaron su proyecto con la esperanza de, por primera vez en la democracia, tener un Ejecutivo que piense más en la gente que en las élites que desde la sombra gobiernan el destino de decenas de millones de ciudadanos y ciudadanas.

Sánchez ya ha hecho historia al subir al estrado del Congreso de los Diputados y plantear como una de las principales prioridades de su futuro gobierno el feminismo y la lucha por la igualdad real y efectiva, un hecho que es coherente con el ingente trabajo que está realizando la vicepresidenta Carmen Calvo en el Ministerio de Igualdad junto con todo el equipo que está luchando desde el poder para que la igualdad entre mujeres y hombres sea un hecho real. Esto ya es histórico.

La lucha por el cambio climático expresada en Sánchez sólo se puede lograr desde los gobiernos responsables y Sánchez puede hacer historia si va en el camino de luchar por una transición ecológica de respeto al planeta.

El presidente en funciones expuso que uno de los objetivos de su futuro gobierno es la lucha contra el aprovechamiento de las grandes empresas, de las élites, de las políticas fiscales para eludir el pago de impuestos de manera legal. Eso es justicia social y un Ejecutivo progresista no puede consentir que esas dictaduras privadas se escapen de la responsabilidad del sostenimiento del bienestar de todos sus ciudadanos, de sus propios clientes. «La revolución digital afecta de lleno a cuestiones esenciales que defiende un gobierno progresista: la fiscalidad. Hace pocas semanas se conoció que una conocida plataforma digital pagó en España 3.000 euros por impuesto de sociedades. Esto es insostenible y atenta contra los principios de justicia fiscal. Esto incide en nuestras vidas», afirmó el presidente en funciones.

Pedro Sánchez puede hacer historia al realizar una revolución del mercado laboral que termine con la precariedad sobre la que se está sosteniendo nuestro modelo productivo. «La realidad del mercado laboral provoca precariedad que se traduce en vidas en permanente estado de incertidumbre. Un 14% son trabajadores pobres. Los autónomos están expuestos a amenazas. Los trabajadores necesitan empleos dignos. Debemos garantizar la dignidad, la sostenibilidad del sistema de pensiones», dijo Sánchez. Para ello propuso la creación de un nuevo Pacto de Toledo en esta legislatura en un contexto difícil por la caída de la tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida.

Esto es un aspecto muy importante porque de estas medidas depende tanto el presente como el futuro de la clase trabajadora y de los pensionistas y de un partido progresista, socialista, no se puede esperar otra cosa que la defensa de los intereses reales de la clase trabajadora, no como hicieron otros presidentes del PSOE a los que el poder los transformó en políticos más cercanos al neoliberalismo que a la frase que inscrita en el carnet de militante socialista que se supone que llevan en su cartera.

Por supuesto, y esto pasó desapercibido, Sánchez hará historia si, de una vez, acomete, como se comprometió ayer, a realizar la revolución pendiente de la Justicia. No se trata sólo de realizar cambios en el modelo de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, sino que debe ir más allá y acabar con el verdadero problema de la Justicia de España: el control que tienen de ellas los lobbies que, finalmente, terminan condicionando a jueces y fiscales para que dicten sus sentencias que protegen a las élites en vez de impartir una Justicia justa para todos por igual, algo que es fundamental en cualquier régimen democrático. El tercer poder es el único que no ha pasado por el filtro de la transición y sigue funcionando igual que durante el franquismo.

Sin embargo, eso no puede hacerlo solo porque la aritmética no le da. Necesita apoyos de los partidos progresistas de la cámara, principalmente de Unidas Podemos. Así se lo han recordado casi todos los grupos de la cámara con los que podría llegar a acuerdos para tener una legislatura marcada por el socialismo. El pretender formar un gobierno en solitario ya ha tenido como consecuencia que sólo disponga en la primera votación del apoyo del Partido Regionalista de Cantabria y de EH-Bildu.

En consecuencia, no se trata de hacer concesiones a Unidas Podemos por hacerlas sino como un medio de poder cumplir con los objetivos basados en la justicia social que se marcó en su discurso de investidura. Tampoco se trata de dar a su «socio preferente» todas las peticiones que realice porque, como bien ha dicho Carmen Calvo, «la realidad es que Unidas Podemos no nos da la cifra suficiente para investir al presidente. Tenemos que alcanzar una legislatura de cuatro años». Sin embargo, no se puede dejar en manos de la aritmética el futuro y las esperanzas de los millones de españoles y españolas que votaron para que el país diera un giro progresista después de los años en los que el PP aprovechó la crisis para imponer políticas que iban en contra de los intereses y las necesidades reales del pueblo.

El presidente en funciones tiene 48 horas para hacer historia de un modo positivo porque, de otro modo, también pasará a la historia como el hombre que permitió a las derechas de Colón hacerse con el poder porque fue incapaz de aplicar la lógica política.

Señor Sánchez, para finalizar, me dirijo a usted directamente. No haga caso a quienes se han hecho famosos por elevar de una manera fugaz a políticos que ahora están en el más puro ostracismo. Déjese aconsejar por quienes conocen el verdadero significado de la palabra «socialista». Los y las tiene muy cerca de usted. No siga los cantos de sirena que le llegan desde las élites para volver al sistema bipartidista puesto que sería incoherente consigo mismo. Ayer usted habló de que el país necesita avanzar. Retornar al turnismo entre las derechas de Colón y el PSOE no beneficiará más que a las élites que tan buenos resultados obtuvieron de las políticas neoliberales y conservadoras impuestas por la derecha y de las traiciones de quienes se hacían llamar socialistas. Señor Sánchez, sea ambicioso y busque su sitio en la historia como el presidente que devolvió al pueblo lo que, por derecho, les corresponde.

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