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Silvina Ocampo, la joya semioculta de la literatura latinoamericana

Los reconocimientos a la obra inclasificable de la escritora argentina se suceden en el 120 aniversario de su nacimiento, entre ellos el rescate de su única novela, ‘La promesa’, publicada de forma póstuma en 2011, y de los relatos ‘Autobiografía de Irene’

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análisis

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Todo es majestuoso, mayúsculo, inconmensurable, cuando se habla de Silvina Ocampo y de su indefinible literatura, una joya semioculta aún en fase progresiva de redescubrimiento, 30 años después de su fallecimiento en su Buenos Aires natal. Los calificativos que le dedican a su obra autores universales del pasado siglo como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Italo Calvino, Juan Rodolfo Wilcock, Alejandra Pizarnik o el que fuera su pareja Adolfo Bioy Casares, apenas bajan de “genial”, si acaso la catalogan sencillamente de “memorable”, “original”, “inclasificable” o de “sutil ferocidad”.  

Más allá de estos merecidos halagos, la escritora bonaerense, que en su juventud iba para artista plástica hasta que en 1935 conoció a Bioy Casares, con quien se casó en 1940, y se dedicó de lleno a la literatura, posee una obra de indudable singularidad, tanto es así que el contundente legado que dejó escrito sin publicar cuando falleció adquiere en estos años posteriores a su muerte una nueva dimensión. De hecho, Lumen celebra el 120 aniversario de su nacimiento con la publicación de su única novela, La promesa, escrita a comienzos de la década de los sesenta y reescrita por su autora en varias ocasiones, nunca publicada en vida hasta que definitivamente vio la luz por primera vez en 2011, casi dos décadas después del fallecimiento de Ocampo.

La indudable audacia y singularidad de La promesa, una “novela fantasmagórica” de difícil encaje en el subgénero, parte de la incontenible imaginación de la protagonista de la obra, una mujer que cae accidentalmente por la borda de un transatlántico. Lo real y lo onírico juegan un verdadero tour de force que redireccionan la narración a un asombroso plano de indudable belleza lírica.

Lumen también acaba de publicar Autobiografía de Irene, volumen de relatos publicado por primera vez en 1948 donde Ocampo se sitúa ya en un elevado nivel creativo, sólo a la altura de otros grandes genios del relato del pasado siglo. Precisión, concisión, economía de medios, narración límpida, imaginación a prueba de referentes y una línea temática donde algunos de los grandes temas universales de todos los tiempos se cimbrean entre la calma y la más tenebrosa tempestad.

Lumen celebra el 120 aniversario de su nacimiento con la publicación de su única novela, La promesa, escrita a comienzos de la década de los sesenta y reescrita en varias ocasiones, nunca publicada en vida

El más extenso de los cinco relatos que compone Autobiografía de Irene «El impostor», ha atraído la atención de guionistas y directores de cine, ya que esta historia poblada de claves equívocas que precipita al lector hacia una ensoñación diurna donde la realidad y sus artificios establecen una fantasmagoría inolvidable. La nueva edición que ahora publica Lumen incluye el argumento inédito que la autora escribió para una versión cinematográfica, nunca realizada, de esa ambigua nouvelle.

Desde que en 1940 contrajo matrimonio con el también escritor argentino Bioy Casares, se dedicó a la literatura de forma plena y constante. Publicó, entre otros, Viaje olvidado (cuentos, 1937), Enumeración de la patria (poesía, 1942), Autobiografía de Irene (cuentos, 1948), Los traidores (teatro, en colaboración con J. R. Wilcock, 1956), La furia (cuentos, 1959), Las invitadas (cuentos, 1961), Lo amargo por dulce (poesía, 1963), Los días de la noche (cuentos, 1970), Árboles de Buenos Aires (poesía, 1979) y Cornelia frente al espejo (cuentos, 1988).

Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, danés, chino y árabe. En la actualidad es reconocida como una de las escritoras más originales de las letras hispanoamericanas de todos los tiempos, en un Olimpo aún hoy plagado sólo de hombres y muy contadas mujeres, una realidad que va poco a poco cambiando con la llegada de otras autoras latinoamericanas indispensables como Samanta Schweblin, Lucía Lijtmaer, Mariana Enriquez o Leila Guerriero, entre otras muchas.

Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares, sentados, el día de su boda en 1940, acompañados por Jorge Luis Borges (arriba a la izquierda), testigo del enlace.
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