La red de centros y unidades de investigación de excelencia, desde la Alianza de Centros de Excelencia Severo Ochoa y las Unidades de Excelencia María de Maeztu (SOMMa), ha hecho un llamamiento urgente para ofrecer su ayuda a la hora de abordar la emergencia climática "con una política de país que esté basada en el conocimiento y las evidencias científicas". Esta llamada va dirigida a todos los agentes responsables de la gobernanza, a los representantes políticos y a toda la sociedad. Recuerdan desde la red que la ciencia es esencial para abordar un problema tan complejo, con impactos tan importantes y tantas aristas como el cambio climático.
"Gracias a la investigación científica contamos con el conocimiento y las herramientas necesarias para comprender el problema, anticipar sus consecuencias y diseñar soluciones eficaces y sostenibles desde una perspectiva social, económica y ambiental". En este sentido se refieren a "la prolongada ola de calor que, este verano, ha alimentado una devastadora oleada de incendios y ha puesto en riesgo la salud de la población en España y en gran parte de Europa, no es sino una de las múltiples manifestaciones de los efectos del cambio climático". Enfatizan que el conocimiento científico disponible demuestra que el cambio climático está causado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de actividades humanas. Al tiempo, permite establecer relaciones entre estos procesos y las crecientes consecuencias, muchas de ellas sin precedentes, que están afectando a nuestros ecosistemas y a nuestra sociedad en la última década. Dejan claro que "Sin la ciencia, no podríamos distinguir entre variabilidad natural y los cambios inducidos por el ser humano en la composición de nuestra atmósfera, ni comprender como estas alteraciones modifican el equilibrio de los procesos físico-químicos y biológicos, que finalmente conducen a cambios globales en los patrones atmosféricos y marinos con las correspondientes consecuencias en las sociedades y los ecosistemas".
Por todo ello, consideran que el conocimiento científico es fundamental para planificar políticas de adaptación y mitigación del cambio climático, basadas en un diagnóstico, previsión y soluciones científicamente sólidas; determinar cómo el cambio climático afectará a sectores como la salud, la agricultura, la biodiversidad, la economía, o las ciudades; desarrollar soluciones tecnológicas como las energías renovables, los sistemas de captura de carbono, la eficiencia energética, la movilidad sostenible, una agricultura resiliente o ciudades más sostenibles y adaptadas al cambio climático. Los avances científicos y la innovación tecnológica en estos ámbitos abren nuevas vías para reducir emisiones y adaptarnos al cambio climático a una mayor velocidad, y explicar a la sociedad, con datos verificables, la urgencia del problema y la efectividad de las medidas a adoptar, contrarrestando la desinformación.
Los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) en sus seis ciclos desde su creación a finales de los años 80, y los de comunidades científicas nacionales e internacionales que han evaluado el conocimiento existente, han puesto de manifiesto que tenemos suficiente información para asegurar que la Emergencia Climática requiere de una acción urgente que necesita una visión política a largo plazo: con el desarrollo de iniciativas que trasciendan legislaturas y gobiernos. Las medidas efectivas (transición energética, adaptación en infraestructuras, restauración de los ecosistemas, agricultura resiliente, e innovaciones tecnológicas asociadas) solo pueden tener impacto si se planifican y se mantienen durante décadas; estabilidad normativa y económica: empresas, inversores y ciudadanos necesitan reglas claras y duraderas, que aseguren que no se produzcan cambios bruscos de rumbo con cada cambio de gobierno. Solo así se generará la confianza necesaria para impulsar la inversión en, por ejemplo, energías limpias, movilidad sostenible y eficiencia energética; unidad frente al problema: es necesario un consenso social y político, tomando como base el mejor conocimiento disponible, para actuar de forma conjunta y justa tanto en una transición económica y social que combata sus casusas, como en el diseño de medidas para adaptarnos a los impactos (olas de calor, sequías, inundaciones, incendios, pérdida de biodiversidad), y coordinación multinivel: es imprescindible la coordinación de las políticas entre distintos niveles de gobierno (internacional, nacional, regional y local), evitando duplicidades y vacíos de acción.
En resumen, SOMMa considera urgente abordar la emergencia climática con una política de país, basada en el conocimiento y las evidencias científicas, que asegure continuidad, estabilidad y consenso social.