La cumbre del clima de Bonn concluye entre censura, bloqueos y esperanza por una transición justa

A pesar de las reticencias, la sociedad civil consigue incluir el Mecanismo de Acción de Belém para la transición justa en el texto final de las negociaciones

30 de Junio de 2025
Actualizado a las 11:32h
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Activistas se manifiestan en Bonn ante los resultados de la cumbre. | Foto: Ecologistas en Acción
Activistas se manifiestan en Bonn ante los resultados de la cumbre. | Foto: Ecologistas en Acción

Las negociaciones climáticas de Bonn han concluido con la aprobación de opciones para desarrollar un Mecanismo de Acción de Belém centrado en la transición justa, que se perfila como el principal acuerdo a alcanzar en la COP30 de Brasil. La cumbre, celebrada durante las últimas semanas, ha estado marcada por bloqueos en financiación y mitigación, lo que convierte este mecanismo en una oportunidad crucial para acelerar las respuestas internacionales ante la emergencia climática.

La transición justa será uno de los principales acuerdos que se deberán alcanzar en la COP30 en Belén. La falta de avance en cuestiones importantes sobre mitigación y financiación hacen que la aprobación de un Mecanismo de Acción de Belén para la transición justa sea una oportunidad para acelerar las respuestas internacionales frente a la emergencia climática. En ese sentido el documento que ha sido aprobado en Bonn recoge entre las opciones el posible desarrollo de este mecanismo.

En este sentido, Javier Andaluz Prieto, responsable de Clima y Energía de Ecologistas en Acción, ha declarado que "acordar un Mecanismo de Acción de Belém es un hito esencial para acelerar la respuesta a la emergencia climática y seguiremos trabajando para asegurar su aprobación en la COP30 e incluir medidas adicionales de justicia climática”.

Andaluz ha añadido que “es deleznable que los países petroleros y los países del Norte global sigan trasladando el conflicto a todas las negociaciones. Es necesario que este mecanismo recupere la centralidad de un cambio de sistema que ponga en el centro el planeta, las personas y los derechos laborales como recogen numerosos informes y experiencias. Esta transformación no sólo es necesaria sino una buena forma de afrontar la protección de los ecosistemas y avanzar en la eliminación de las desigualdades”.

La sociedad civil ha estado movilizada incluso antes del inicio de la cumbre, luchando por la justicia climática y social. Mientras la agenda oficial se aprobaba con más de un día de retraso, el primer lunes de la cumbre, a las 8:30 A.M, las activistas ya estaban fuera de las negociaciones alzando la voz para exigir “el fin del asedio y el genocidio” en Palestina. Días después, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) censuró a la sociedad civil, prohibiendo a las activistas realizar acciones que incluyeran la palabra “asedio” (“siege”, en su versión original en inglés).

Sofía Fernández Álvarez, activista del Área de Energía de Ecologistas en Acción, ha afirmado que “no puede haber justicia climática mientras haya un genocidio teniendo lugar”. También se ha denunciado de forma recurrente el negocio petrolero de Brasil, país que será sede de la próxima COP30, así como la falta de financiación por parte del norte global hacia los países del sur global para implementar medidas urgentes tanto de adaptación como de pérdidas y daños.

En materia de financiación apenas se han dado avances. La cumbre que comenzaba con un bloqueo en la aprobación de la agenda por temas de financiación ha terminado sin avances y reiterando los acuerdos ya alcanzados en la COP29. Las negociaciones durante muchos días se han centrado en avanzar en la financiación privada, un debate que ha sido calificado por la sociedad civil como un caballo de Troya que oculta en su interior la injusticia, el neocolonialismo y la pervivencia del sistema económico que ha llevado a la crisis actual.

Falta liderazgo climático de la Unión Europea

Para Andaluz, “queda cada vez más clara la falta de liderazgo climático de la UE por su negativa a avanzar. Debemos seguir exigiendo alto y claro las reparaciones históricas que el Norte global adeuda en la próxima cumbre de Sevilla”. Continúa: “Al igual que España se ha posicionado con firmeza ante las exigencias de Trump, debe mostrar la misma determinación exigiendo a EE UU y a los países del norte el pago de su deuda climática. Mitigación y financiación son inseparables y el norte global debe asumir reparaciones históricas y climáticas para frenar las tácticas negociadoras de los países ricos en petróleo y garantizar que los más vulnerables puedan dejar atrás los combustibles fósiles. La solidaridad y la ciencia son la única respuesta posible”.

En relación con la mitigación, hay opciones en los textos que no reflejan la mejor ciencia disponible, lo que pone en riesgo la integridad del próximo ciclo del Balance Global. Asimismo, sería interesante que de cara al próximo Balance Global se incluyera la respuesta frente a las pérdidas y daños. También alarma a la sociedad civil la falta de compromisos concretos para implementar lo acordado en el último Balance Global, especialmente el mandato de avanzar hacia una “transición que deje atrás los combustibles fósiles”. Por otra parte, Sofía Fernández advierte: “La posibilidad en algunas opciones de los textos ausencia de compromisos claros para garantizar que la transición energética se base en principios de justicia, integrando la protección de los bosques, los ecosistemas y la biodiversidad”.

En cuanto a adaptación, cabe comentar que el retraso del plenario final de la cumbre se debió casi en exclusiva a un atasco de última hora en el cierre de los textos de esta temática. Para Irene Rubiera de Felipe, activista del Área Jurídica de Ecologistas en Acción, “los temas de adaptación ponen de relieve una y otra vez la falta que hace una auténtica altura de miras. Eventos como la DANA nos muestran que la adaptación, un tema tradicionalmente desatendido de las negociaciones, es cada vez más crucial para la pervivencia de personas y ecosistemas”. En último término, el acuerdo alcanzado considera la provisión de fondos para la adaptación del norte al sur global, pero el texto final del Global Goal on Adaptation tendrá que cerrarse en Belém.

El tardío cierre de las negociaciones pone de relieve una vez más los “problemas estructurales” que enfrentan las normas de procedimiento de las Naciones Unidas. “No tiene ningún sentido”, considera Rubiera, “que cada decisión tenga que tener un consenso. Necesitamos una reforma estructural de la UNFCCC que permita que la mayoría que necesita y quiere avanzar y encontrar soluciones pueda hacerlo sin los bloqueos de petroestados y países egoístas del Norte Global”. “Y en la misma línea”, añade, “también necesitamos urgentemente un régimen de incompatibilidades; no puede ser que los intereses fósiles tengan vía libre para pasear a sus anchas por las negociaciones”.

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