Entramos en Cuaresma, antes, marcada con ayunos y abstinencias. Quienes vivimos aquellos tiempos, tenemos la costumbre de seguir tradiciones que, en realidad no son malas para la salud. Menos carne, más pescado en las dietas, y algún día, como el miércoles de ceniza -el que da entrada a la Cuaresma tras el Carnaval-, y el viernes Santo, ayuno y abstinencia para los creyentes.
Aprovechamos pues para comer un buen.
Solomillo de ternera o buey.
Untar el Solomillo con mostaza-miel-pimienta y reservar en la nevera de un día para otro.
Calentar el horno a 180º.
Marcar el solomillo por ambos lados sobre una plancha muy caliente o en una barbacoa, mejor aún.
Colocar luego el solomillo en fuente de hornear, con un buen chorro de coñac o jerez. Depende del tamaño pero, no dejar más de 20 minutos. Debe quedar rojo por dentro. Aliñar con sal y, si conviene, añadir un poco más de coñac o jerez.
Servir cortado en láminas finas.
Es un plato típico del Restaurante La Masia de L’Ametlla del Vallès. La foto es suya.
Acompañar con unas patatas gratinadas:
Gratin dauphinois.
A razón de una patata y media por persona. Pelar las patatas. Lavarlas enteras, nunca cuando están cortadas. Pierden su almidón.
Cortar en láminas finas y colocarlas en una fuente que habremos refregado con un ajo, y untaremos con mantequilla. Salpimentar las patatas, mover con las manos para que el condimento llegue a todas por igual. Cubrir con crema de leche y leche, mitad y mitad. Hornear 40 minutos a fuego medio 175º.