Desde que se puso sobre la mesa que los contratos hipotecarios, por lo general, estaban mal hechos, la actitud de la banca ha sido negacionista. Esto puede ocurrir porque, o bien la banca española no tiene en sus plantillas analistas financieros que sepan de matemáticas o, lo que es peor, teniéndolos los han usado para, presuntamente, mentir a los clientes y a los jueces. Si este último fuera el caso, estaríamos ante el primer gran sector económico que habría mentido de manera consciente a la sociedad.
“El problema de la banca con las hipotecas REDAL”, puntualiza el diputado Félix Alonso, “es que no es un hecho opinable, es un hecho científico. Es decir, es tan cierto que la fórmula de la escritura está mal como que dos y dos son cuatro”. A pesar de tal obviedad, Alonso es el único cargo de la administración, hasta la fecha, que ha publicado diversos documentos explicando qué son las hipotecas REDAL y por qué este hecho científico, comprobable, conlleva la solución para millones de familias en España.
Las otras administraciones que han tenido conocimiento han adoptado una postura servil con la banca, en especial la Agencia Catalana de Consumo. José Luis Herrero es una afectado por hipoteca creciente REDAL que acudió a dicha administración. Del desengaño ha pasado a la indignación: “Me da vergüenza que la administración catalana, habiéndose gastado 10.000 euros de nuestros bolsillos para pagar un informe que acredita los contratos REDAL, anuncie a los cuatro vientos que no existen y se niegue a sancionar a la banca. Que nos digan los políticos de Cataluña si trabajan para nosotros o para los bancos”.
La administración gallega no fue mejor que la catalana. Ante la primera reclamación REDAL, el Instituto Galego de Consumo renunció a sus competencias y remitió al afectado al Banco de España. Por otra parte, la administración de Canarias empezó muy bien. Recibió a los afectados e, incluso, mantuvo una reunión técnica con ellos, pero la Dirección General de Comercio y Consumo acabó inhibiéndose y derivando los afectados al Centro Europeo del Consumidor, el cual no ha hecho nada hasta la fecha.
En definitiva, el REDAL es la patata caliente que prueba el servilismo de los cargos autonómicos con la banca y el abandono de los votantes a su suerte.
El Banco de España, muy desafortunado
La máxima autoridad financiera del país, a pesar de disponer de resoluciones históricas reconociendo el hecho REDAL, es decir, que hay contratos hipotecarios donde no se especifica la forma de calcular los recibos mensuales, ha huido de esta realidad fallando a los españoles (cada día menos ) que confían en esta institución.
Habiendo recibido muchas instancias con fórmulas erróneas, fórmulas inexistentes, pactos de amortización incorrectos, amortizaciones erróneas llevadas a cabo por la entidad…, el Banco de España se ha negado en rotundo a reconocer el hecho fundamental: No hay pacto financiero sobre el importe de las cuotas. No hay ninguna resolución hasta la fecha del Banco de España que diga que como no hay una cantidad determinada de amortización mensual en el contrato, la consecuencia financiera es que el afectado puede amortizar a voluntad. Es un hecho evidente, para todo experto financiero, que si un préstamo hipotecario no especifica cuánto se debe amortizar cada mes, entonces el contrato equivale a una línea de crédito. Pues bien, a la fecha el Banco de España no sabe, no entiende o, peor, no quiere entender este hecho tan obvio.
Por añadidura, pese a reconocer el Banco de España que “al no especificarse en la escritura una fórmula de cálculo de la cuota mensual a pagar en concepto de amortización del principal, se produce una situación de información incompleta a los prestatarios…” se negó en rotunod a pronunciarse sobre el derecho a pagar una cuota de amortización mínima. Para el Banco de España es un dogma de fe no reconocer las consecuencias financieras de los contratos REDAL.
La universidad al rescate de los afectados
Diario16+ ha sabido que, desde diferentes puntos de la geografía española, profesores de universidad, preocupados por el deficiente nivel de educación financiera del país y curiosos sobre las anomalías en las hipotecas, se empezaron a interesar en el tema REDAL.
Una vez accedieron al Informe financiero sobre el sistema Redito Ad Libitum en los contratos hipotecarios, publicado por el Gobierno Balear bajo la dirección de Félix Alonso, diversos profesores de universidad se asombraron del hallazgo que contenía. Titulados en matemáticas, economía o finanzas en general, entendieron el problema a la primera y analizaron el hecho de que los contratos hipotecarios contuvieran tales torpezas y defectos en los pactos sobre la amortización de los préstamos. Inevitablemente, por otra parte, el tema REDAL atrajo a abogados y estos contrataron a peritos financieros, pero lo peor para las malas prácticas bancarias estaba por venir: algunos profesores, fruto de su dedicación investigadora y su afán por descubrir y hacer ciencia, iban a obtener la certificación científica de los contratos REDAL.
¿En qué consiste dicha certificación científica? Cuando un investigador descubre algo nuevo lo manda a un congreso especializado, donde es revisado por equipos de expertos en la materia, y un comité científico da el visto bueno al descubrimiento. En este momento, lo que el investigador ha mandado, ya no es un informe financiero, un texto periodístico o una elucubración. En este momento el descubrimiento es ciencia.
Este hecho, confirmado por Diario16+, es la demostración científica de que un contrato sin fórmula de cuotas permite desde el punto de vista financiero que el cliente amortice a voluntad. Es decir, como señalábamos, es tan cierto como que 2 y 2 son 4.