Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, ha vuelto a la escena política con un discurso lleno de acusaciones y polémicas que no han dejado indiferente a nadie. En su última aparición en el programa 'Espejo Público', Ayuso dirigió un feroz ataque al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acusándolo de permitir que Cataluña "vuelva al golpe del 1-O" con el apoyo del Ejecutivo. Según su parecer, el acuerdo de financiación pactado entre el PSOE y ERC no es más que una maniobra para fragmentar España y favorecer a los intereses independentistas.
Un proyecto basado en la mentira
Ayuso no se ha mordido la lengua al criticar lo que considera un "proyecto basado en la mentira" por parte de Salvador Illa, actual presidente de la Generalitat de Cataluña, a quien acusa de utilizar su posición para desmantelar el sentimiento español en la región. "Están buscando la ruptura de la soberanía del pueblo español, y no podemos caer en regionalismos, que son la antesala del independentismo", afirmó la presidenta madrileña.
La retórica de Ayuso se ha endurecido aún más al señalar que el pacto entre el PSOE y ERC supone un ataque directo a la caja común, minando la igualdad entre todos los españoles. En su opinión, el Gobierno central está maniobrando para arruinar Madrid debido a la envidia que, según ella, despierta la gestión de su gobierno en la capital. "No soportan cómo gestiono Madrid y buscan arruinarla. Van a permitir a Cataluña volver al golpe del 1-O, pero esta vez con el patrocinio del Gobierno", añadió.
A Ayuso no le gustan los africanos
Isabel Díaz Ayuso, ha encendido el debate con unas declaraciones incendiarias sobre la inmigración en España. defendiendo la necesidad de políticas migratorias más restrictivas.
Lo que ha generado mayor revuelo han sido sus comentarios sobre los inmigrantes hispanos y aquellos que "huyen del comunismo". Ayuso afirmó que los hispanos "no son inmigrantes" y que en España "están en su casa", subrayando que quienes comparten cultura, idioma y religión con los españoles tienen una integración más sencilla. Estas palabras han sido interpretadas por muchos como una minimización del complejo fenómeno migratorio, especialmente en un contexto donde la diversidad cultural es una realidad en toda Europa.
Además, Ayuso lanzó una dura crítica contra aquellos que, según ella, "quieren vivir de la subvención y ser mantenidos", contrastando esta actitud con la de los inmigrantes que, en su opinión, son más emprendedores y aspiran a vivir del trabajo, en lugar de depender del estado. Estas afirmaciones han sido vistas por algunos sectores como una división peligrosa entre "buenos" y "malos" inmigrantes, avivando el fuego de la polarización en un tema ya de por sí delicado.
La presidenta también arremetió contra las deportaciones masivas, considerándolas de "dudosa legalidad" y argumentando que no resuelven el problema de fondo, que según ella se agravará debido a factores como la sequía, las guerras y la demografía africana. Sin embargo, sus propuestas se centraron en políticas de entrada más restrictivas y en la necesidad de integración, aunque estas soluciones fueron presentadas de manera ambigua y con un tono que muchos consideran hostil.
Ayuso no solo desafía al gobierno central, sino que también parece estar consolidando su posición dentro de la derecha española, incluso si eso significa exacerbar las tensiones en torno a la inmigración y la integración. Mientras algunos aplauden su franqueza, otros advierten que su retórica podría ser contraproducente y alimentar divisiones sociales.
Las muertes en las residencias
Pero mientras Ayuso se muestra implacable en sus acusaciones contra Sánchez, su gestión de la crisis sanitaria en las residencias de mayores durante la pandemia sigue siendo un tema espinoso que no desaparece de la agenda política. Nuevas investigaciones y procedimientos judiciales han reavivado la controversia sobre los llamados "protocolos de la vergüenza", órdenes que impidieron la derivación hospitalaria de ancianos contagiados por coronavirus, lo que resultó en miles de muertes que, para muchos, podrían haberse evitado.
Un informe reciente liderado por el profesor canadiense François Béland ha revelado que la Comunidad de Madrid tomó decisiones críticas sobre la atención a personas mayores en las residencias mucho antes de que se firmaran los primeros protocolos oficiales, lo que ha agravado aún más las críticas contra Ayuso. Según este informe, las órdenes de rechazar pacientes desde las residencias a los hospitales comenzaron a implementarse de manera clandestina desde el 7 de marzo de 2020, casi dos semanas antes de que se formalizara el protocolo. Este hallazgo ha reavivado el enfado de las familias afectadas y ha aumentado la presión sobre Ayuso y su gobierno.
La Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores (PLADIGMARE), una de las voces más activas en la lucha por esclarecer lo ocurrido, ha señalado que la gestión de Ayuso no solo fue inhumana, sino también discriminatoria. "Indignación" es la palabra que más se repite entre los afectados, quienes denuncian que los criterios aplicados discriminaban a las personas mayores simplemente por su edad y su condición de residentes en centros de mayores.
El presidente de PLADIGMARE, Miguel Vázquez, ha sido claro al expresar su decepción con la falta de avances en los procedimientos judiciales que buscan justicia para las víctimas de estos protocolos. Aunque ningún caso ha llegado a juicio hasta ahora, la presión para que se depuren responsabilidades sigue creciendo. "A Ayuso no se le ha imputado, pero su responsabilidad, al menos política, es evidente", afirmó Vázquez, quien también sugirió que otros responsables de la Consejería de Sanidad podrían enfrentar consecuencias penales.
Mientras tanto, Ayuso continúa su cruzada política, utilizando un lenguaje incendiario para criticar las políticas del Gobierno central, pero evitando asumir plenamente su propia responsabilidad en la tragedia que vivieron miles de familias durante la pandemia. Sus palabras, cargadas de acusaciones y victimismo, contrastan fuertemente con la realidad que viven las personas mayores en Madrid, muchas de las cuales aún esperan justicia por lo ocurrido.