Los datos del gobierno matan a Pedro Sánchez

Mientras el presidente del Gobierno afirma que su gestión ha logrado que la economía vaya como un tiro, las cifras que publican los organismos del Estado destruyen el ejercicio onanístico de Pedro Sánchez

01 de Agosto de 2024
Actualizado el 02 de agosto
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Sanchez gobierno mata (1)
Pedro Sánchez se siente satisfecho | Foto: Pool Moncloa

Pedro Sánchez es un mitómano de manual. Ayer hizo un ejercicio de onanismo profesional en un discurso en el que, por supuesto, no hubo reconocimiento de errores y, en consecuencia, la autocrítica estuvo tan ausente como el verso de Pablo Neruda.

El presidente del Gobierno es un hombre con mucho amor propio, que se ama a sí mismo como nadie lo podrá amar. En su comparecencia de ayer tuvo el valor de dar cifras absolutamente sacadas de contexto que sólo se focalizan en el valor cuantitativo sin entrar mínimamente en lo que realmente importa: el impacto de esos datos en la vida de las personas.

Sánchez no dudó en asegurar que se habían logrado atraer 25.000 millones de euros en inversión extranjera directa, que se habían abierto 100.000 nuevas empresas, que las exportaciones habían aumentado y que se han creado 426.000 puestos de trabajo adicionales.

Como no podía ser de otro modo, el presidente del Gobierno se hizo el responsable de que se haya alcanzado la cifra de 21,6 millones de ocupados o que las tasas de desempleo estén en cifras similares a 2008. En materia laboral, evidentemente, Sánchez no podía dejar pasar la oportunidad de repetir el mantra de que se habían incrementado los contratos indefinidos.

Sánchez tampoco dejó pasar la oportunidad de presentarse como el hombre que ha subido las pensiones, el salario mínimo interprofesional y creado el ingreso mínimo vital. Por todas estas razones, además de por el crecimiento del PIB, Pedro Sánchez no dudó en afirmar que «la economía española va como un tiro».

Posiblemente, ninguna de las cifras que ofreció el presidente del Gobierno sean falsas, pero estaban presentadas de manera absoluta, sin entrar en matices. Es decir, lo que indican que se haga en los manuales de propaganda política, lo mismo que hacen desde la extrema derecha cuando quieren manipular algo.

Las cifras de desempleo y de ocupados omitieron el alto volumen de precariedad y temporalidad oculta que hay en España, por no contar los enormes fraudes  milmillonarios que los empresarios están perpetrando sin que el gobierno de Sánchez actúe para erradicarlos. ¿Por qué no lo hace? Porque a Sánchez le conviene más que se creen empleos en fraude de ley y así computen en las cifras del paro registrado. Es decir, el sanchismo aplaude el mantra del Partido Popular: mejor un mal empleo que no tener empleo. 

Veamos lo que dicen las cifras del paro registrado publicadas por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) correspondientes al mes de junio, una estadística que en términos absolutos fue positiva porque, como ocurre siempre en España, en ese mes siempre se crea empleo. Esa es la fecha en la que se firman los contratos vacacionales. Por esa razón, según los datos del  SEPE, el 80% de los puestos de trabajo creados en junio lo fueron del sector servicios.

Esa debilidad del mercado laboral de Pedro Sánchez se demuestra en las cifras de contratación, que en junio de 2024 fueron un 5,1% más bajo respecto al año pasado. En total, se firmaron 1,38 millones de contratos, 112.840 menos que en junio de 2023. Además, se vuelve a comprobar la temporalidad del empleo en la cifra de bajada del paro respecto al número de contratos que se necesitan firmar para que se reduzca el desempleo.

En concreto, para que el paro registrado baje en 46.783 personas, fueron necesarios 1,38 millones de contratos, es decir, por cada desempleado que abandona las listas de demandantes de empleo se necesitan firmar 29,5 contratos.

Otro de los factores negativos que muestran las cifras oficiales que contradicen al ejercicio onanístico protagonizado por Pedro Sánchez es el de la calidad del empleo. Cada vez es peor.

El escenario es demoledor. El número de trabajadores pobres se está disparando y ya está muy por encima de las cifras previas a la pandemia, en una situación en la que el número bruto de parados era superior. Sánchez no cuenta nada de esto porque, como afirman los manuales de propaganda y marketing político, es mejor ocultar la verdad porque lo que no se cuenta no existe. Ese es Pedro Sánchez, salvo que, de repente, cambie de opinión.

El empleo que se está creando en la España de Sánchez  es tan parcial y temporal que más de 1,1 millones de personas tienen trabajo pero continúan registradas como demandantes en las oficinas de los Servicios de Empleo Públicos. Se trata de trabajadores pobres que buscan un mejor trabajo o un segundo empleo para tener una situación vital que les permita la supervivencia. De estos datos oficiales Sánchez ni mú.  

Una economía que va como un tiro no puede sostenerse sobre un mercado laboral en el que el dinamismo del sector turístico durante tres o cuatro meses al año no se consolida, sobre todo cuando, además, los contratos indefinidos (del que tanto presume el gobierno Sánchez) son en su inmensa mayoría de jornada parcial. Sigan la bolita, sigan la bolita.

Por otro lado, el crecimiento económico del que presume Sánchez no se está trasladando a la economía real, la de todos los días. El crecimiento macroeconómico sólo está beneficiando a las grandes corporaciones y no se está trasladando al bienestar económico de las familias de clase media y trabajadora.

Los datos oficiales son demoledores y ni siquiera la propaganda monclovita los puede ocultar. Según Eurostat, los trabajadores españoles están cobrando un 23% menos que la media europea. En referencia a sueldo medio, mientras en Europa el precio/hora es de 23,5 euros, en España apenas supera los 18 euros, es decir, un 11% menos. Si la economía española va como un tiro, como dice Sánchez ¿por qué eso no se traslada al bienestar salarial de las clases medias y trabajadoras?

Evidentemente, la respuesta es sencilla: la degeneración absoluta de un mercado laboral que no está creando empleo, sino que reparte el que hay precarizando las condiciones y las jornadas.

Según el Observatorio de Márgenes Empresariales en España, creado por el Ministerio de Economía, la Agencia Tributaria y el Banco de España, sólo una minoría de empresas españolas tienen capacidad para incrementar sus beneficios a costa de otros actores económicos. Es decir, que los elevados beneficios de las grandes compañías los están pagando el resto de la sociedad con un incremento de precios y una depauperización de la participación de los salarios en la riqueza generada.

Los márgenes empresariales están disparados. Si se compara con la situación pre-pandemia, han conseguido incrementar sus beneficios en un 50%. Los altos ejecutivos y los grandes accionistas son los que se están llevando las ganancias, mientras que los trabajadores sufren las consecuencias con unos salarios 6,6% inferiores a 2019.

Uno de los factores en los que más insistió Pedro Sánchez en su despliegue onanístico de ayer fue su agenda social. Pero ocultó de manera sibilina el crecimiento de la pobreza y de las colas del hambre. Ya hay más de 2 millones de personas que necesitan acudir a comedores sociales o a los bancos de alimentos para sobrevivir. Dentro de ese número está aumentando peligrosamente el número de familias que acuden a la beneficencia aun teniendo trabajo, cifra que confirma los datos del SEPE respecto al incremento de los trabajadores pobres.

Las cifras oficiales demuestran que se mantiene la tendencia de los gobiernos del Partido Popular: la economía mejora pero no llega a las familias sino a los bolsillos de las clases privilegiadas, las mismas que luego sacan sus beneficios fuera de España.

Según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida, del Instituto Nacional de Estadística (INE), el umbral de pobreza mayor es uno de los más elevados de la historia, cifras que quedan constatadas por los datos de Eurostat.

El hecho de que las cifras macroeconómicas sean positivas está ocultando que, según cifras del INE, el número de hogares sin ingresos ha experimentado ligeros cambios, en algunos momentos de los gobiernos de Pedro Sánchez una ligerísima disminución, pero, analizando los datos agregados se descubre que no se ha mejorado en este aspecto. Es más, se puede comprobar cómo en el primer gobierno Sánchez ese porcentaje subió.

La situación extrema que provoca el hecho de no tener ningún tipo de ingresos afecta a más de 550.000 familias. Esta situación no es una consecuencia de la pandemia, sino que es algo coyuntural y que demuestra la impotencia de Sánchez, más allá de su onanismo presidencial, para hallar una solución efectiva. En el año 2019, al menos un 3% de los hogares españoles sufrían una situación extrema de falta de ingresos. Además, las medidas adoptadas tras la pandemia, con nuevas prestaciones, no han servido para mejorar esta situación.

Desde 2019, según los datos del INE, la privación material severa de las familias se ha disparado. Sánchez también ocultó este dato. La recuperación económica posterior hubiera determinado, en buena lógica, una mejora. Sin embargo, no ha sido así y, en algunos casos, ha empeorado.

El agudizamiento de este elemento de la pobreza extrema viene determinado por factores relacionados con la depauperación radical de las condiciones laborales y salariales que Sánchez oculta, no vaya a ser que se le fastidien los dos últimos golpes que, como todo el mundo sabe, siempre son los mejores.

Las cifras de los organismos oficiales dependientes del gobierno confirman que hay un grupo de población, que es creciente, que ha sido olvidado por Sánchez porque las mejoras de la economía no les llegan. Esto pone a la España en el peligroso camino a la cronificación de la pobreza extrema.

Por eso, los datos no cuadran y la economía no puede ir como un tiro hasta que no tenga un impacto directo en las familias. Mientras que la renta media familiar se ha incrementado de 16.937 euros mensuales a 19.160, según el INE, la renta neta a precio de mercado se ha reducido de 19.612 a 18.431 euros. Esto demuestra que los incrementos en el salario mínimo, la revalorización de las pensiones o la reforma laboral no está teniendo una eficacia real sobre la economía de las familias.

Desde que Pedro Sánchez está en el gobierno no se han reducido los índices de pobreza. Las familias que se encuentran por debajo del umbral de la pobreza, según el INE, se han incrementado. La tasa de exclusión social ha seguido el mismo camino, lo mismo que el número de beneficiarios titulares de rentas mínimas.

Por otro lado, Sánchez afirmó que se habían creado 100.000 nuevas empresas, pero se olvidó decir que cerca de 1 millón están en situación de quiebra técnica. No hay más que repasar las cifras de concursos de acreedores publicadas trimestralmente por el Consejo General del Poder Judicial para comprobar cómo se han disparado las quiebras tanto de personas físicas como jurídicas desde que Sánchez es presidente del Gobierno. Eso no califica a una economía que va como un tiro, salvo que ese tiro sea el de una carabina de aire comprimido.  

Como dijo Woody Allen «el mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago». Ahora, piensen en Pedro Sánchez.

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