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Aquella amnistía, esta amnistía

Julián Molina Illán
Julián Molina Illán
Psicólogo, Fisioterapeuta, Enfermero, Filólogo, e Historiador del Arte.
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análisis

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Éste va a ser, sobre todo, un artículo de aclaraciones, pues son muchas las infamias, falsedades y gilipolleces que leo en la prensa estos días. Empecemos.

He leído que hay que quien dice que “aquella amnistía”, la del 77, fue una amnistía fruto del consenso, la madurez, el espíritu de convivencia de una sociedad pacífica que encontró la manera de vivir en paz y sentar las bases para el desarrollo futuro. Falso. Aquella amnistía fue fruto del miedo, la imposición, la injusticia, y la ignominia histórica de amnistiar a centenares de miles de asesinos, torturadores, genocidas, violadores, ladrones de toda índole, que durante el franquismo habían gozado de impunidad y sojuzgado al pueblo español. Se amnistiaron casi 40 años de genocidio contra un pueblo. ¿Por qué se hizo? Porque había un ambiente de guerracivilismo que tenía a la población española aterrorizada. Me acuerdo perfectamente. Había miedo a que los que aún tenían las armas y el poder los emplearan contra la población como hicieron en 1936. ¿Fue aquella amnistía una decisión tomada en libertad, fruto del consenso? Yo creo que no. Yo creo que fue una imposición, una ley de “punto final” impuesta por el régimen franquista, aún gobernante en la sombra, como condición para dejarnos respirar a los que queríamos mejorar las cosas. Así de triste fue. Unos cuantos años después el Psoe presentó una moción en el congreso para condenar el franquismo y el PP se abstuvo. Abstención se que mantiene a día de hoy. Por lo tanto, que no diga Núñez Feijóo que el PP está en contra de cualquier tipo de violencia. No es verdad, no está en contra de la salvaje violencia fascista que se empleó contra los españoles y españolas durante 40 años, y aún después.

Ahora resulta que tratar de gobernar, siendo consistentes con el voto mayoritario de los españoles y españolas es romper España; pero cargarse la sanidad pública para hacer negocio y pagar menos impuestos, desviar dinero y desmantelar la educación pública para favorecer a la educación privada y hacer negocio con la Educación, al tiempo que adoctrinar fascistoidamente a los chicos y las chicas, eso no es romper España. Eso es lo que ha votado la ciudadanía. Traicionar a la patria es tratar de hacer políticas a favor de los intereses de la mayoría, dicen. Pero atentar contra el estado del bienestar, contra los derechos de los y las trabajadoras, perseguir y criminalizar al que es diferente, al que es pobre, enfrentar a unos españoles y españolas contra otras, atacar violentamente al que piensa de manera diferente, eso es patriotismo, dicen también. Yo llevo 27 años aguantando un gobierno reaccionario en Murcia y jamás he cuestionado la legitimidad de ese gobierno. He sufrido, y sufro, esas políticas a diario y apenas me mantengo en pie, preguntándome cuándo no aguantaré más y terminaré en la cárcel por haber hecho algún disparate. Pero ahí estoy, aguantando, y no lanzando piedras a los que me están machacando todos los días de mil maneras distintas. ¿Cómo se atreven a tachar de atentado a la Democracia, ¡y hablar de Libertad!, los que están tirando piedras, quemando contenedores, lanzando bengalas, llamando a la desobediencia de la policía (por cierto, lo mismo que hacían los CDR) y tratando de sabotear la acción política de los representantes de la ciudadanía? La Ley de Amnistía será legal y constitucional, o no será. Que nadie se rasgue las vestiduras, ¡y cuidado!, no sea que al final haya que amnistiar a los que ahora están teniendo comportamientos cuasiterroristas. ¿O es que acaso es legítimo llegar a acuerdos con la ultraderecha criminal y despiadada porque así lo ha votado la gente, y no es legítimo llegar a acuerdos con los repugnantes (¡y lo digo bien claro!) independentistas que también ha votado la gente? ¡Ya está bien!

Y ahora voy a expresar mi postura. Yo estoy en contra de cualquier tipo de indulto por la sencilla razón de que vivimos en un Estado de Derecho en el hay separación de poderes. Cuando un político indulta a un delincuente, por el motivo que sea, se está poniendo en entredicho al poder judicial. Me parece inaceptable. Si la Ley necesita una reforma, se hace. Si la Justicia necesita más medios, se la dota de ellos, pero lo que no se hace es volver a “juzgar” extrajudicialmente, y por espurios intereses políticos, lo que ya ha sido juzgado por la Justicia. Ahora bien, en este caso, y ya que se concedieron unos indultos a los jefes de una conspiración, desde mi punto de vista de manera equivocada, nos vemos en este momento en la tesitura de tener que indultar también a los que obedecieron las órdenes ilegales de esos mismos jefes indultados. Y lo puedes llamar indulto general, amnistía parcial, o como quieras llamarlo, pero hay que hacerlo. No me gusta, me repugna, al igual que me repugnó que se indultara al franquismo y su genocidio. Pero hay que hacerlo, ahora sí, por justicia. E insisto una vez más, yo soy de los que piensan que Puigdemont debería volver a España de la misma manera en la que salió: en el maletero de un coche. Espero que mis estimados lectores y lectoras sean indulgentes conmigo. Un saludo a todo el mundo.

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