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Reaccionarismo

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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No es idea original mía la de comparar el Asalto al Capitolio trumpista con la Noche de los Cristales Rotos, me parece una analogía extremadamente acertada. Me obsesiona dilucidar la realidad actual, encontrar los entresijos de los acontecimientos que vivimos para proyectar soluciones; pero no creo en ningún tipo de control o ingeniería social, sí en la responsabilidad de la previsión. Una intelectual no debe prescribir, dejemos que cada cual entierre a los suyos; estamos saturados, sin embargo, de periodistas que desde su tableta mágica saben siempre lo que se debe o no se debe hacer. No está de más que el pensador sienta la obligación, el compromiso de poner sus conocimientos al servicio de quien quiera o pueda aprovecharlos… lo otro, lo de dictar o prescribir lo entiendo como cinismo del cutre.

Quiero que piensen un instante: si tuvieran la certeza de que este Gobierno lo forma una coalición de pérfidos destructores de la convivencia, de delincuentes explícitos que más allá del mero aprovecharse del cargo están ahí para robar sin importarles destruir las estructuras de la democracia si lo consideraran necesario, si creyeran saber sobre hechos delictivos concretos y escandalosos contra la dignidad humana, si estuvieran convencidos de que quienes nos gobiernan son marionetas de poderes internacionales que pagan por su labor destructiva perfectamente diseñada… ¿hasta dónde piensan que estaría legitimada la acción popular? Una gran mayoría de quienes asaltaron el Capitolio o participaron en el pogromo de 1938 tendrían esta misma sensación de compromiso y certezas.

Si la descripción de gobernantes depredadores de arriba se aplicara, por ejemplo en España, a cada Ejecutivo que ha tenido nuestro destino en sus manos recientemente, PP o PSOE o cualquier partido nacionalista, veríamos que podrían ser acusados de muchos de estos comportamientos… pero no hemos percibido jamás la posibilidad de que una sublevación en la calle fuera un riesgo provocado por su irresponsabilidad. ¿Qué ha cambiado entonces?

Nótese que la descripción hecha podría corresponder a una tiranía tópica, sin embargo si analizamos la situación española actual, por muy en desacuerdo que se esté con Sánchez y su coalición: la gravedad de sus gestos es paliable “ipso facto” con unas urnas y un relevo en los sillones. En el caso de los USA todavía es peor porque la prueba de que los mecanismos democráticos funcionan más o menos es que el asalto se produce estando aún en el cargo el instigador de los mismos, es decir: se está produciendo un proceso natural convocado legalmente por la misma personas que, a la vista de los resultados electorales, deslegitiman lo que ellos han organizado en el ejercicio de sus funciones. No estamos ante dictaduras cruentas que podrían justificar una rebelión popular legítima para proteger derechos fundamentales.

El problema es que la propaganda cala, y para ello hace falta generadores de basura intelectual pero también un público manta dispuesto a empaparse. El reaccionarismo sólo funciona así y es rastreable a lo largo de toda la Historia: tenemos reciente el de tipo fascista, por eso tendemos a denominarlo así pero eso nos confunde: porque le sobreponenos la imagen estrafalaria, ridícula, el disfraz… pero el reaccionarismo hoy tiene otras formas.

Ya está aquí, se ha colado por todos los intersticios de la sociedad globalizada pero no persigue a judíos, gitanas o negros, los nuevos objetivos son la gente culta y crítica; los técnicos sabedores de procedimientos de los que muchos recelan porque los estiman ocultos; los reveladores de la perfidia de las dulces patrañas establecidas por la costumbre; cualquiera con criterio singular que no acepte los valores “naturales” de una imaginaria mayoría supuestamente ofendida y perseguida; nos convertimos así en enemigos de su libertad “verdadera”, que les puede conducir incluso a estar sujetos a creencias o a cadenas como opción personal, sin complejos; por tanto así somos un objetivo del que está permitido defenderse.

Cuando nos autocensuramos les estamos abriendo el campo para correr a sus anchas, porque se retroalimentan de informaciones que confirman sus desgracias, de la propaganda: difaman, mienten, sesgan los hechos, todo confluye en la construcción a su antojo de un enemigo para defenderse de él, para que sea el chivo expiatorio de todas sus aspiraciones frustradas (y éstas sí son reales).

No se puede despertar de este sueño reaccionario, porque se ha erigido en diagnóstico, en filtro de lo real. Yo ya lo estoy sufriendo en diferentes ámbitos, me doy cuenta de que soy el nuevo “judío”. El futuro es el enfrentamiento, salvo giro (anhelado) de una sociedad entera (imposible). Lo vislumbro desde hace tiempo, cada minuto que pasa lo veo más claro. Lamento mi negrura, he perdido toda esperanza. No sé si seré capaz, pero quizá no debería escribir más aquí, es inútil.

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