Acordándome de mi admirado Javier Marías y de la frase inicial de su gran novela “Corazón tan blanco”: “No he querido saber, pero he sabido”, yo tampoco he querido saber, pero he sabido que un amigo de Facebook me, no sé cómo decirlo, adscribió, vinculó o apuntó en la página de un senador del PP castellano manchego, natural de un pueblo cercano al mío. Este orondo senador con trazas de mesonero mayor, que parece estar pidiendo un plato de loza para trinchar un cochinillo recién salido del horno, es muy conocido por su larga trayectoria en la política, donde ha ocupado muy importantes cargos en la Comunidad de Castilla – La Mancha y ahora, como decimos, es senador por el PP.
No debería haber leído nada de la página de Facebook de este hombre, en la que tiene cerca de tres mil quinientos amigos, y me temo que yo, sin comerlo ni beberlo, sea uno de ellos, pero me pudo mi enfermizo vicio por la lectura y, de la misma manera que no dejo de leer cualquier cartel, letrero o papel de la calle, incluso el prospecto de un medicamento o el anuncio de un infalible vidente africano especialista en alta magia que garantiza la concesión de cualquier deseo, o cualquier otro papel escrito que encuentro tirado en la acera, leí su, por entonces, última entrada aparecida en su página. En este escrito de hace apenas unos pocos días, decía que había terminado el pleno del Senado “comprobando que la degradación institucional y moral del PSOE no tiene límites”.
Así empezaba este, ya sexagenario, rollizo y lustroso caballero su, como no podía ser de otra manera, pavorosa crónica del último pleno del Senado. El no menos dantesco segundo párrafo decía: “Ayer fue un día negro para la democracia española. Los diputados socialistas, incluidos los de Castilla – La Mancha, votaron a favor de la amnistía junto con los enemigos de España, Bildu (filoetarras” e independentistas (golpistas). Vergonzoso”. Así terminaba su apresurado resumen, casi telegráfico, de la para él una negra, una funesta jornada en el Senado, donde los enemigos de España, incluidos los diputados de su comunidad autónoma de origen, cuya actitud sentía como una traición, solo les faltó decir: ¿vosotros también, paisanos?, votaron a favor de la apocalíptica amnistía. Y qué podía esperarse de ellos, mi rechoncho, mi hermoso senador, qué se podía esperar de unos socialcomunistas, terroristas de ETA, ahora también de Hamás, de la familia Manson y de quien haga falta, a las órdenes del pérfido Sánchez, el supervillano número uno cuyo único objetivo es, sobra decirlo, romper, acabar, hundir, destruir, demoler, deshacer, arruinar, aniquilar, desmantelar, abatir, arrasar…..etc. España.
Los comentarios de sus amigos de Facebook, sus fieles españoles, todos ellos y ellas gente de bien y de orden, apoyando, secundando su hondo pesar, no se hicieron esperar. Abrió plaza un comentarista diciendo, entre otras cosas, que: “nuestro amigo Page, don Emiliano, que estaba en contra de la amnistía, ya lo hemos visto que solo eran palabras para engañar a los castellano manchegos, en fin, son socialistas y no son fiables”. Otro probo español de bien y de orden comentó que: “ Estos perroflautas venden la piel de sus padres con tal de estar en el sillón de Moncloa, sinvergüenzas, “septarios” (las comillas son mías para señalar el alumbramiento de una nueva palabra) vamos por desgracia camino de Venezuela con este traidor republicano de Sánchez”. Habría que informar a este hombre que llamar republicano a alguien no es un insulto sino más bien un elogio, una alabanza, porque la república era la legítima forma de gobierno que había en España antes del golpe de Estado fascista de Franco. Pero eso sería mucho pensar para este español de bien, que ya le han dado todo pensado, y eso que se ha quitado. Una devota señora, atendiendo al carácter, a la naturaleza satánica de Sánchez, comenta: “Qué razón tienes, este ser es el demonio personificado, estamos a la espera del milagro”. Y otra señora envía palabras de aliento al senador: “Yo creo que hubo tongo en las generales” empieza diciendo. Y tiene toda la razón, naturalmente que hubo tongo, cómo no iba a haberlo si no ganaron los que tenían que ganar, es decir los buenos españoles. Y remata su comentario con esta frase: “Confío plenamente en que el Senado, con mayoría, haga todo lo posible para evitar la gran tragedia que amenaza a este gran país”. Otros seguidores y seguidoras son más parcos en palabras y se limitan a decir “Traidores, una vergüenza, de vergüenza, sin comentarios, qué vergüenza, vamos “paralante” un abrazo…”. Solo hay un mensaje discrepante con no poca ironía, y dirigiéndose al senador por su nombre de pila, sin tratamiento alguno, dando con ello a entender que le conoce: “Y los de VOX son amigos de la democracia. Qué manera de medir tenemos”. Entiendo que en esta frase hay mucha ironía porque solo irónicamente se puede llamar a los de VOX “amigos de la democracia”. Y aquí acaban, de momento, los mensajes de apoyo al senador castellano manchego que lucha valerosamente, como un jabato, día y noche, sin descanso e inasequible al desaliento para impedir que España, por culpa de la amnistía a Puigdemont y los suyos, se rompa y caiga definitivamente en manos de terroristas, independentistas, perroflautas, “septarios” y demás enemigos de España.
Los que escriben estos comentarios supongo que viven en un permanente estado de alerta, con las orejas tiesas como las de las caballerías, esperando oír de un momento a otro el terrible crujido que se producirá cuando España no pueda aguantar más y se rompa definitivamente en mil pedazos. De momento la economía va muy bien, como la de los países vecinos o mejor, la banca no deja de aumentar sus beneficios, hay más de veinte millones de personas trabajando, los hoteles han estado llenos hasta el punto que en este pasado puente de la Constitución era imposible reservar una sola habitación en ningún sitio, y los bares y restaurantes estaban todos llenos hasta el punto de que era muy difícil reservar una mesa para comer y había que hacer cola. Estas noticias deberían hacer pensar al coro de catastrofistas que ya visten de luto riguroso por España pero, como ya se ha dicho, para qué pensar con lo fácil y cómodo que es obedecer. Menudo descanso para la cabeza.
Dice Mario Conde, un hombre poco sospechoso de Sanchista, en una reciente entrevista que el argumento usado por la derecha para oponerse a la amnistía no está bien enfocado. Así lo explica: “Ellos dicen que la amnistía es el fin del Estado de Derecho y eso es una gilipollez, porque la amnistía es una ley que se aprueba en las Cortes, como cualquier otra. Y es una ley que va a ir al Tribunal Constitucional, y del Tribunal Constitucional puede ir al Tribunal de Justicia Europeo. Señores, no solo no se termina el Estado de Derecho, sino que camina por él, como cualquier otra ley. ¿Es que acaso a mí me gustan todas las leyes que se han aprobado en mi país desde 1978?. No, pero las leyes van por un camino”. Y sigue diciendo: “Cuando dicen que se ha acabado la democracia en España si se aprueba esta ley, yo me pregunto por qué. ¿Es que ya no vamos a votar más? ¿ya no hay elecciones? ¿ya no tenemos parlamento? No, en mi opinión se ha ido a una argumentación de máximos porque se frustraron unas expectativas. Y sigue diciendo: “Feijóo llegó a la dirección nacional del Partido Popular con la frase aquella de “vengo a ser presidente, y si no me iré. Y no se ha ido. No es que mienta, es que ha cambiado de opinión”. Conde lo compara con Felipe González que llegó diciendo no a la OTAN y luego fue que sí. “No es que mintiera, es que cambió de opinión”, dice Conde. “Del mismo modo que Aznar, sigue diciendo el ex banquero, que llegó al poder contra el nacionalismo catalán, y después resulta que hablaba catalán en la intimidad. No es que mintiera, es que cambió de opinión. Y así sucesivamente, no es una peculiaridad de Sánchez”.
En otro momento de la entrevista Mario Conde dice que: “los juristas no hacen más que repetir que la amnistía atenta contra la separación de poderes porque coarta las decisiones de los jueces ¡sí, pero eso pasa con todas las amnistías que conozco desde que el mundo es mundo. La esencia de la amnistía es esa. El juez resuelve y tú dices no. Pero es como si dices que el arrendamiento afecta al derecho de uso de una cosa. Pues sí, claro. Pero decir que la amnistía no es constitucional porque no esta prevista en La Constitución es un argumento muy pobre. La Constitución habla de la prerrogativa real de gracia que antes ejercía el rey, e incluye indulto y amnistía. Hay una argumentación jurídica posible porque en Derecho a todo se le busca encaje”. Así se expresa Conde, que sabe de lo habla porque es, entre otras cosas, un brillante jurista que nunca ha sacado menos de matrícula de honor en toda su exitosa carrera como estudiante de Derecho. Su nota en la oposición a abogado del Estado todavía no ha sido superada.
Y ya para terminar, y para tranquilizar a tantas almas en pena que viven en una constante tribulación, en una permanente inquietud y desasosiego por España, hay que decirles que no se preocupen, no pasa nada, siempre les quedará ETA si falla el apocalipsis de la amnistía, que al final va a resultar que sí, que es un fiasco porque ni va a destruir España ni nada, porque este enloquecido clamor contra la apocalíptica amnistía en las que los dirigentes de las derechas pusieron sus escasas esperanzas para recuperar el poder que le negaron las urnas, ésas ingratas, se va a quedar en nada. Porque la amnistía es legal y se pongan como se pongan, no tienen razón. Y lo saben, pero como quieren a toda costa lo que no tienen, ni lo pueden tener, al menos legalmente, están utilizando esa amnistía para calentar de mala manera las cabezas a su electorado incitando al levantamiento contra la “dictadura”, la “tiranía” de Sánchez, “el que pueda hacer, que haga”, arengó hace poco el que hablaba catalán en la intimidad, para que los españoles, que solo pueden serlo los suyos, se pusieran el gorro de búfalo y asaltaran el congreso y colgaran de los pies a Sánchez, como ha sugerido el caudillo de la ultraderecha, para que de esa manera vuelva a ellos el poder que no lograron en las elecciones. Ya les gustaría que los malos, que son, naturalmente, todos los que no piensan como ellos, destruyeran España para que ellos la levanten, como dijo otro iluminado de la derecha de cuyo nombre tampoco quiero acordarme. Pero la realidad es tozuda y el sol sigue saliendo todos los días a pesar de la amnistía, y España no solo no se destruye sino que crece, progresa en todos los sentidos aún con sus graves, sus acuciantes problemas de siempre: la creciente desigualdad social, la dificultad de los trabajadores para llegar a fin de mes, y no digamos de acceder a una vivienda, el creciente deterioro de la sanidad y la educación y demás servicios públicos, la imparable destrucción del medio ambiente ..etc. problemas reales que dejan en nada a esa “bomba atómica” de la amnistía que tanto han cebado, y que va a quedarse, y lo saben, y lo sabían desde un principio, en un triste petardo más bien húmedo que no asusta ni a un niño. Pero, como decimos, queremos enviar un mensaje de tranquilidad a los votantes de las derechas: no se preocupen, no pasa nada, tranquilidad, siempre les quedará la ETA y ese eslogan tan viejo que ya nació viejo, además de mísero, rancio, caduco y trasnochado de “que te vote Txapote”. Un eslogan que las víctimas de ETA pidieron que dejara de utilizarse porque, según sus palabras “supone una banalización del terrorismo y los terroristas”.
Y a los dirigentes del PP y VOX pedirles que sigan adelante con los faroles, no dejen de incitar al odio, de echar leña al fuego del enfrentamiento, no dejen de practicar el insulto, la descalificación, el desprecio, la mentira, la soberbia, la irresponsabilidad, la falta de ética, de civismo, de honradez, de decencia, de educación, no dejen de faltar al respeto a quienes no piensan como ustedes. Sigan así, no dejen de mostrarse así para que nadie tenga duda de lo que son.
