El 4D pasó mientras el 1d3 sigue campando a sus anchas por las calles andaluzas

Cada vez que llega el 4 de diciembre, los andaluces y andaluzas celebramos ese día como una jornada festiva que conmemora el referéndum del año 1977 en el que el pueblo andaluz votó a favor del autogobierno de Andalucía. Para el andalucismo, este día es un símbolo de la lucha por la autonomía y el reconocimiento de la identidad y la cultura andaluza. Es una fecha importante para reivindicar la historia, la lengua, la cultura y el patrimonio de Andalucía, entre otros elementos, así como para celebrar el orgullo de ser andaluz.

Sin embargo, después de las celebraciones volvemos a la realidad del 1d3; es decir, uno de cada tres andaluces y andaluzas son desiguales, y eso convierte a una sociedad lejos de la generación de oportunidades.

En este caso, que Andalucía obtenga el dato del 1d3 implica una serie de datos socioeconómicos que origina unas consecuencias catastróficas para la nación. Asimismo, podemos observar cada variable que acompaña al panorama socioeconómico andaluz y observaremos que parámetros como el desempleo, competitividad, exclusión social, calidad del empleo y migración obtienen  los peores resultados en el ámbito nacional español.

En este sentido, el 1d3 es inasumible para la geografía andaluza ya que no puede soportar un Estado del Bienestar que satisfaga a toda la ciudadanía. De esta manera, que una de cada tres personas sea desigual significa que un tercio de la población no obtiene los recursos suficientes ni siquiera para satisfacer sus necesidades más básicas. Así que, la nación andaluza no puede ingresar lo suficiente para proporcionar los servicios básicos (educación, sanidad y servicios sociales, entre otros) e imprescindible para el funcionamiento de la región.

Actualmente, se comenta mucho la temática de la financiación autonómica andaluza donde se plantea que está infrafinanciada. Igualmente, quizás, no le falta razón pero el problema real no nace, únicamente, de la fórmula de tal financiación sino en la creación de puestos de trabajo de calidad ya que es ahí donde Andalucía se desangra; y revertir tal situación sería la cura de gran parte de nuestros males.

Al no tener empleos de calidad, la sociedad va quedando excluida en trabajos de largas jornadas laborales y salarios ridículos, o directamente sin empleo,  empobreciéndose aún más y, por ende, polarizándose socialmente de manera más reaccionaria con una tendencia clara de mayor violencia y conflictos sociales.    

Pues bien, en esta tesitura no sólo debemos quedarnos con las consecuencias del 1d3 puesto que es conveniente realizar un diagnóstico de sus causas estructurales y ver posibles soluciones.

A groso modo, las causas estructurales que le lleva Andalucía hoy vestir la ropa del 1d3 puedes estar fundamentada por un franquismo represivo que anuló y silenció, a golpe de paredones, todo tipo de revindicaciòn andalucista y que, además toda la inversiòn se dirigía desde el centro hasta el norte.

Posteriormente, vino una democracia caracterizada por, primero, un centralismo que sometía a Andalucía con los mismos tristes indicadores socioeconómicos de siempre. Dos, una vez que España firmó el Tratado de Maastricht Europa trazó para Andalucía un papel de país periférico (colonizado). Y, tercero, aquellos partidos que en su momento alardeaban de andalucismo finalmente se perdieron en la ambigüedad ideológica y acabaron muriendo. 

En la actualidad, la globalización nos ha llevado a un laberinto sin salida ya que no producimos productos de alto contenido tecnológico provocados por la  deslocalización. Por ello, esas industrias que se perdieron no volverán y, de ahí, la necesidad de reinventarse.

Pues bien, las conclusiones señalan que Andalucìa vive en un sistema desigual (1d3) que refleja una ausencia grande de estructura industrial endógena; sin representación en el Congreso de Diputados que significa que no tenemos ni voz ni voto en los Presupuesto Generales del Estado (PGE) que es ahí donde se configuran todas las políticas socioeconómicas; poca defensa de nuestra cultura y, con ello, un alejamiento importante de la inquietud andalucista.

A partir de aquí, es necesario construir un andalucismo donde la gente se vuelva a ilusionar. Para ello, es inapelable ir caminando hacía:

Uno, hay que dibujar conceptos y relatos que se adapten a los retos y desafíos que se plantean en el siglo XXI, de una manera clara, concisa y pedagógica. De lo contrario, nadie nos votará. En este caso, hoy ni la juventud se ve identificada; ni las mujeres reflejadas; ni las personas con pocos recursos representados.

Dos, las escuelas, institutos y universidades no pueden ser entes aislados del andalucismo. Es indispensable, que se estudie desde esos centros la historia y realidad andaluza para generar interés por su tierra. Asimismo, entre otras variables, no se puede permitir que un profesor le exclame a un alumno o alumna que hable bien por el simple hecho de hacerlo con nuestro acento andaluz.

Y, cuarto, es vital edificar medios de comunicación alternativos a los convencionales, cueste lo que cueste, ya que su existencia es prioritaria si queremos hacer llegar nuestro mensaje de andalucismo alternativo a cualquier rincón de nuestra Andalucía. Aquí la conciencia es clave y debemos de aportar lo necesario y lo que podamos ya sea financieramente, culturalmente, académicamente o de otra índole puesto que sino la derrota en el relato está más que anunciada.

Mientras no nos levantemos, por mucho 4D que celebremos, el 1d3 galopará a sus anchas por cualquier calle de Andalucía. En nuestra mano reside gran parte del rumbo andaluz.

Mi Andalucía es una nación pero si tengo que elegir entre nacionalismo o soberanismo prefiero, analizando la historia y a mi entender, la soberanía puesto que los nacionalismos han llevado a mucho pueblos a la desigualdad porque se olvidaron de lo más importante qué es ser propietario de los elementos que contienen la cesta de la compra ( alimentación, vivienda, energía y servicios financieros, entre otro).

Por tanto, si alcanzamos la soberanía la libertad de llegar a fin de mes dejará de ser una utopía. Y Andalucía no sólo será una nación sino un referente para todos los países del hemisferio sur.

Y, por último, cambiemos el relato de que somos pobres. No queridos andaluces y andaluces no somos pobres, somos desiguales ya que nos obligaron a convivir bajo el yugo del 1d3.

X la revolución de los desiguales