El líder de la oposición, el popular Alberto Núñez Feijóo, tiene en su colega polaco, Donald Tusk, ex presidente del PP Europeo y también ex primer ministro de su país y ex presidente del Consejo Europeo, el espejo en que mirarse y comprobar que el mantra lanzado este martes contra el presidente en funciones, Pedro Sánchez, en su proceso de negociación con los independentistas catalanes y vascos, cae por su propio peso. “La aritmética no puede sustituir a la ética”, dijo Feijóo en alusión al proceso de negociación para la investidura del líder socialista. Tusk suma aritmética y ética y podrá acceder al poder sin ser la fuerza más votada y desbancando a la ultraderecha gobernante y ganadora de las pasadas elecciones.
En las elecciones polacas del pasado domingo, la ultraderecha del gobernante Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski, alcanzó el 35,38% de los votos, seguidos de Coalición Cívica (KO) de Tusk con el 30,70%. La mayoría simple de los ultraderechistas hace inviable que repitan en el poder, ni siquiera unidos a los aún más ultraderechistas y populistas de Confederación, y da claras opciones a la segunda fuerza más votada, la de Tusk, que apoyó a Feijóo en el XX Congreso Nacional del pasado abril de 2022 en Sevilla tras criticar la “capitulación” del pacto PP-Vox en el gobierno autonómico de Castilla y León cuando Pablo Casado aún dirigía el PP.
El líder conservador polaco calificó de “capitulación” el pacto del PP con Vox en Castilla y León sin saber que después con Feijóo ya vendrían otros en Extremadura, Aragón y Comunidad Valenciana
Tusk aún no sabía que poco después llegarían otros pactos de coalición con la extrema derecha en España, ya con Feijóo al frente del PP, en Extremadura, Comunidad Valenciana y Aragón. De hecho, Feijóo aún no ha felicitado por sus excelentes resultados a su colega polaco del PP Europeo, que pese a ser la segunda fuerza más votada ha logrado frenar a la ultraderecha en su país y tiene serias opciones de llegar al poder en una coalición con otras formaciones liberales y centristas.
De este modo, aritmética y ética se han unido en Polonia para que una formación conservadora, la del ex primer ministro Tusk, logre frenar a la ultraderecha en su país, impidiendo que repitan en el poder en Polonia como vienen haciendo desde 2015. La aritmética y la ética también han sido puestas a prueba en la reciente fallida investidura de Feijóo, que no sólo no puso un cordón sanitario a la ultraderecha, como sí se viene haciendo en muchos países de la Unión Europea, sino que buscó su apoyo cómplice para llegar al poder, algo que ni siquiera así ha logrado al tener en contra la amplia mayoría del parlamento español.
