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El fracaso de la Reforma Laboral de Sánchez: los indefinidos a jornada completa, los que menos crecen

El contrato fijo discontinuo se ha convertido en el sustituto de obra y servicio y han crecido un 1.478% en 2022, mientras que los indefinidos a jornada parcial han aumentado en un 277,1%

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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La Reforma Laboral de Pedro Sánchez fue calificada como una «tomadura de pelo para la clase trabajadora». Los resultados demuestran que es así. Uno de los principales objetivos de esta reforma era terminar con la precariedad y la temporalidad en el empleo, algo que, evidentemente, no se ha conseguido porque los puestos de trabajo en España siguen siendo igual de precarios y temporales que antes de la aprobación de la Reforma Laboral.

No se trata de interpretaciones, opiniones o intuiciones, se trata de que las cifras oficiales así lo indican. Ayer se conocieron los datos del paro registrado correspondientes a diciembre de 2022. El gran titular era que el desempleo había bajado en 43.727 personas en el pasado mes y que, en cifras interanuales, el paro había descendido en 268.252.

Sin embargo, si se analizan en profundidad los datos publicados del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) se encuentra la verdadera realidad del mercado de trabajo. En primer lugar, es el diciembre en el que menos ha bajado el paro desde 2012, el año negro del empleo.

Si España fuera un país en el que un trabajo equivaliera a un salario digno y continuado, se podría celebrar que se ha vuelto a los niveles de desempleo previos a la crisis financiera. No obstante, el paro cierra el año con jornadas parciales y con el fijo discontinuo como contrato que pretende enmascarar que la temporalidad sigue tan arraigada como antes de la Reforma Laboral de Sánchez.

El fijo discontinuo es el contrato estrella. Se trata de un modo de llamar indefinido a alguien que trabaja por semanas sueltas pero que, a efectos estadísticos, está contratado.

Este contrato, en el pasado, tenía una utilidad que sí había que potenciar para garantizar la continuidad en empleos estacionales, pero que se ha convertido en el sustituto del de obra y servicio. Los empresarios han multiplicado su uso por 15 desde antes de la reforma, con un aumento del 1.478,05%, según se puede extraer de las cifras del SEPE.

En realidad, tras la Reforma Laboral, que pretendió que el contrato indefinido fuera el contrato de referencia, el que menos aumento ha registrado es el indefinido a jornada completa. En el primer año de vigencia de la Reforma Laboral de Pedro Sánchez, además del fijo discontinuo, el que más ha subido es el de jornada parcial, un 277,09%, mientras las completas se quedan sólo en 153,13 %, una cifra pírrica en un escenario en el que, supuestamente, se está creando empleo.

Por otro lado, la duración media de los contratos también es una muestra de que la Reforma Laboral de Sánchez ha fracasado porque, precisamente, su principal objetivo era acabar con la precariedad y la temporalidad. En España los contratos tienen una media de duración de 45 días. Además, un 20% de los nuevos puestos de trabajo que se crean tienen una duración inferior a la semana. Por eso, uno de los contratos que se mantiene en cabeza es el eventual por motivos de la producción, el más precario de todos.

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