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Una encarnizada batalla entre el sector moderado y el derechista está servida en el PP. En los últimos días, y tras la noche de pánico que vivieron los populares ante la posibilidad de nueva debacle en las elecciones locales y europeas, se han aireado diversos enfrentamientos que muestran claros síntomas de división. Los barones vigilan de cerca a Pablo Casado, al que culpabilizan de la derechización del partido y de otros errores que han llevado al batacazo histórico en las generales de abril y a la posterior crisis interna. Por su parte, el presidente defiende su gestión y devuelve la pelota a los señores territoriales, exigiendo que se compartan responsabilidades y que el peso de la debacle no caiga solo sobre él.

El último episodio ha tenido lugar hace solo unas horas, cuando algunos de los barones más importantes de la formación de la gaviota han presionado al líder popular para que no ponga a Cayetana Álvarez de Toledo al frente de la portavocía del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados. En el partido es de dominio público que Álvarez de Toledo goza de la plena confianza de Casado y eso despierta recelos en pesos pesados de Génova 13.

La elección de la persona que debe representar al grupo parlamentario popular en el Congreso es una cuestión clave en la estrategia del partido, ya que el perfil del elegido o elegida marcará definitivamente si la línea ideológica permanece en el centro-derecha o deriva hacia posiciones más extremas. La cuestión no es baladí, de ahí que tanto el ala moderada como el ala más radical hayan puesto sus peones en juego para ganar esta dura pugna. Sin ninguna duda, la XIII Legislatura va a estar marcada por una crispación nunca antes vista en el hemiciclo español, ya que Vox planea incendiar el debate parlamentario desde el primer momento. La bronca va a estar a la orden del día; el insulto y la descalificación van a formar parte esencial del plan de Abascal.

Si el grupo popular no se desmarca de esa estrategia nefasta para la democracia, si no traza una clara frontera para diferenciarse de los ultraderechistas, el PP corre serio riesgo de seguir perdiendo a su electorado, bien por el centro, ya que muchos votantes se horrorizarán al comprobar que el partido no es más que una sucursal de Vox, bien por la derecha, ya que las bases y la militancia más ultra empezarán a cuestionarse para qué votar a Casado si a fin de cuentas es una mala copia de Abascal.

Entre los moderados que recriminan al presidente del Partido Popular su excesiva “abascalización” está el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, quien en una comida privada entre líderes del PP recordó a sus compañeros la necesidad de elegir a las personas más idóneas para esos cargos, entre las que no estaría, a su juicio, Álvarez de Toledo. El malestar de Feijóo ha quedado patente cuando tras ser preguntado sobre quién cree que será el elegido o elegida por Pablo Casado ha contestado con frialdad: “Él sabrá la propuesta más adecuada”.

Aquella imagen de la visceral Cayetana enfrentándose cuerpo a cuerpo con los independentistas catalanes que pretendían boicotearla en un acto político en la Universidad no gustó nada al sector “nuñista”, que vio en ella una hooligan más que una diputada con templanza, empaque y recorrido. “Hay que buscar a una persona que sea del agrado de todos, un portavoz de consenso, y esa será una forma de empezar bien la legislatura”, asegura un destacado dirigente regional.

De momento, se viven horas de tensa calma en Génova 13, ya que todo son propuestas e hipótesis sobre la elección final, que como no podía ser de otra manera corresponde a Casado. En Galicia, País Vasco, Asturias y Cataluña, así como en Andalucía y Comunidad Valenciana, Álvarez de Toledo no está demasiado bien vista, sobre todo por sus críticas desaforadas contra Rajoy. Además, los malos resultados de Cayetana en los pasados comicios en Cataluña, donde el PP ha quedado relegado a la categoría de partido intrascendente, la “desautorizan”, según muchos barones. Si a esto añadimos que, a diferencia del fracaso de Álvarez de Toledo, en Barcelona Xavier García Albiol ha ganado las elecciones en Badalona, aunque sin mayoría absoluta, existen motivos más que suficientes para que se produzca un choque de trenes entre los dos bloques, que apuestan por caras, ideas y estrategias distintas.

“Tenemos que moderar nuestro discurso; se ha podido comprobar que cuando lo hemos hecho hemos mejorado los resultados en buena medida”, asegura una diputada popular. La tregua es un hecho a fecha de hoy (los portavoces no serán nombrados hasta dentro de unos días). Pero después de que Casado desvele el secreto mejor guardado, si es que apuesta por nombres del ala dura, existen muchas posibilidades de que la espinosa cuestión termine desencadenando una nueva rebelión de los moderados.

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