Hoy entrevisto a Albert Tió, presidente de la Federación de Asociaciones Cannábicas Autorreguladas de Catalunya (Fedcac).
Albert es padre de tres niños, menores de edad, y a pesar de su situación personal, nada ha impedido que mañana ingrese en el Centro Penitenciario de Lledoners para cumplir una condena de cinco años de privación de libertad.
Se le acusa, junto a otros dos miembros de la junta directiva de la asociación por delitos contra la salud pública y por participación en organización ilegal.
Su entrada en prisión podría paralizarse si desde el Gobierno de España se pusieran en marcha para ordenar un indulto. Algo que por el momento no ha sucedido. En enero se solicitó el indulto y hasta día de hoy no ha habido respuesta.
“Nosotros ya contamos con que tendremos que seguir esperándolo dentro, igual que el recurso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. También esperamos poder conseguir un tercer grado lo antes posible por nuestra situación familiar”, afirma Tió. “Yo estoy ahora intentando organizar los temas familiares, dejarlo todo lo mejor que pueda con mi familia. Estoy fuerte, sabía que este momento podía llegar, llevo años mentalizándome, y me lo tomaré como un retiro espiritual, pero tengo hijos pequeños y una adolescente”. Así se expresaba Albert hace unos días para El Salto.
No es la primera vez que Albert tiene que sentarse ante un juez. Sin embargo, cuando lo hizo siendo miembro de Airam (cuando la asociación estaba activa), fue absuelto en todos los casos. El juez consideró que no se daba delito de tráfico de drogas. Sin embargo algo cambió desde 2018, cuando comenzaron a producirse condenas por los mismos hechos. En aquel momento llegó la condena a 2,2 millones de euros (los beneficios que había tenido la asociación): el pago de esta cantidad suponía la suspensión de la entrada en prisión. Un acuerdo al que se llegó con Fiscalía.
La pena que se ha impuesto ahora a Tió y a sus dos compañeros de la asociación es la más alta que se ha impuesto hasta ahora por participar en una asociación de consumidores de Cannabis y mantener un cultivo colectivo.
Desde la asociación trabajan para informar a la sociedad sobre el consumo de Cannabis: apuestan por un consumo responsable, por transparencia y regulación que garanticen que, quienes hacen uso de esta sustancia, lo hagan bien informados y en todo momento sabiendo qué consumen, a quién lo compran y se pueda establecer también información y ayuda para quienes tengan problemas de adición, por ejemplo, al tabaco.
He hablado con Albert y hemos analizado cuál es la situación en un país donde la producción de Cannabis es legal en algunos casos, y de hecho, hay empresas que se dedican a comerciar y a exportar para uso medicinal. Algo que también entraba dentro de las funciones de la asociación de la que Albert formaba parte.
Muy interesante la entrevista, la verdad es que ha merecido la pena leerla.