Este domingo sabremos cómo murió realmente Unamuno

La Historia ha mantenido durante ochenta años que Miguel de Unamuno murió por un accidente. Manuel Menchón desvela la versión menos conocida y más probable

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La versión oficial mantenida durante ochenta años es la que cuenta que Miguel de Unamuno murió por accidente al inhalar gases procedentes del brasero de una mesa camilla el 31 de diciembre de 1936.

Una muerte que tuvo un único testigo, Bartolomé Aragón. Siempre se ha dicho que era alumno de Unamuno y que tenían una relación estrecha. Algo que no consta y de lo que no existen pruebas.

De lo que sí hay pruebas es de que Bartolomé fue un implicado falangista, que había participado en la matanza de Nerva (en Huelva), en la quema de libros del «bibliocausto» y era muy cercano a José Millán-Astray, fundador de la Legión. Al poco tiempo de morir Unamuno, Bartolomé se incorporó en el frente nacional en Bilbao, y años después fue jefe nacional de Prensa y Propaganda del gobierno franquista.

La historia sobre la muerte de Unamuno da un giro inesperado 84 años después

La versión que se dio entonces fue publicada por el rector de la Universidad de Salamanca, José María Ramos Loscertales (fue Rector inmediatamente antes que Unamuno) en el prólogo del libro titulado «Cuando Miguel de Unamuno murió». La fecha del escrito es de enero de 1937, días después del fallecimiento del Profesor. Y se publicó a finales del mes de enero, exactamente un mes después de la muerte de Unamuno. En ella se cuenta cómo Miguel habría inhalado gases provenientes del brasero de la mesa camilla, y cómo Bartolomé se habría percatado por el olor a quemado que produjo una zapatilla al quemarse. El acta de defunción, por ejemplo, databa la muerte a las cuatro de la tarde, una hora en la que ni siquiera Bartolomé habría llegado a la casa.

Como señala La Vanguardia, los investigadores Colette y Jean-Claude Rabaté, biógrafos de Unamuno, «tanta rapidez en la redacción del prólogo y la publicación del libro atestiguan el propósito de Loscertales de salir al paso de los rumores insistentes sobre el envenenamiento de Unamuno».

Bartolomé no estuvo presente ni en el entierro ni en el funeral. Tampoco compareció como testigo en el levantamiento del acta de defunción. Una actitud que encajaría con la versión que ahora se pone sobre la mesa: que aquel día mantuvo una acalorada conversación con el Profesor según declaró la asistenta del Profesor, que mientras preparaba la cena de nochevieja escuchó gritos entre ellos. En la segunda ocasión en que se oyeron los gritos, la asistenta se acercó para ver lo que estaba sucediendo y fue cuando encontró a Bartolomé gritando «¡Yo no le he matado!».

Los rumores sobre el envenenamiento de Unamuno cobran ahora sentido de nuevo. Sobre todo sabiendo el temor que el Profesor tenía y que había expresado días antes de su muerte.

Conocer estos detalles y muchos más es ahora posible gracias al trabajo de investigación que lleva más de diez años realizando Manuel Menchón, director de cine y documentales. «Palabras para un fin del mundo» se presentará el próximo domingo en el festival de cine de Valladolid, «Seminci», dentro de la sección «Tiempo de Historia».

Es José Sacristán quien encarna al Profesor Unamuno, y Antonio de la Torre al General Mola.

Se estrenará en cines el próximo 13 de noviembre.

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