domingo, 12mayo, 2024
18.9 C
Seville

¿Existe la inocencia de la Iglesia Española?

Manel Mas
Manel Mas
Estudié contabilidad y economía, fui perito y profesor mercantil, ejercí de profesor en Alesco (Altos Estudios Comerciales) en Barcelona dando clases de contabilidad, cálculo y derecho mercantil.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Dejad que los niños se acerquen a mí. La inocencia, además de un veredicto, es un estado del alma. Quizás por eso el Evangelio, rebosante de imágenes ambiguas, indica a los fieles como tienen que abrazar el reino de Dios. Libras de prejuicio, de cálculo, de suspicacia, como un niño. Parafraseando San Agustín, quien no confía demasiado, no confía bastante.

En la tierra, los niños son, tristemente, un botín codiciado; el cáliz donde se aboca la esperanza y el legado. La deportación y asimilación de niños no es un invento de Putin. El papel de la Iglesia, a golpe de cruz, de los niños piel roja canadienses arrebatados en su comunidad, fue llorado y deplorado el año pasado por el papa Francisco. En España nuestra, la Iglesia actuó como conseguidora, intermediaria o encubridora en el secuestro de bebés a las rojas disidentes para venderlos a familias adeptas al régimen.

Lo que fue un castigo orquestado en la dictadura, con la complicidad de religiosos, médicos y abogados católicos, duró hasta los 80 como línea de negocio. Reportajes del New York Times o de la tele francesa -ponen el foco en la magnitud y duración del horror, 300.000 afectados a lo largo de medio siglo- y en las dificultades para llegar a la verdad. La Omertá, -la ley del silencio- pervive, ya que la Iglesia se resiste a abrir los archivos que ayudarían las víctimas a rastrear su identidad. Ni tenemos cifras oficiales, ni se ha pedido perdón, ni se han compensado a las personas convertidas en mercancía. Las excusas de la jerarquía son lamentables: los responsables son muertos, los hechos han prescrito. No hay caso.

La Omertá, pervive, ya que la Iglesia se resiste a abrir archivos que ayudarían las víctimas a rastrear su identidad.

El sermón se repite por la violencia sexual sufrida por miles de niños. A fe de Dios que nadie de ellos ha salido ileso. Ciertas heridas quedan abiertas por siempre, otras se cauterizan o se disimulan. Hay quién vive con culpas clandestinas y vergüenzas anestesiadas que van encontrando sus veredas. Hay quién sobrevive reinventando la piedad, el perdón, el coraje o la transgresión. El carácter queda, de alguna manera, marcado. Algunos hacen frente al dolor, otros lo enmascaran o negocian. Todos lo pagan muy caro.

La máxima autoridad religiosa española, cardenal Omella, con una mano predica y libra datos con cuentagotas al defensor del pueblo, para el recuento; con la otra, ensaya fórmulas más sofisticadas que la de Sant Pedro para negar la verdad. Ha subscrito un comunicado, donde carga contra alguna denuncia anónima y ningunea la impecable investigación del País, contrarios a lo que recomiendan los expertos (y el Santo Padre) y a los principios de la reciente ley de protección de las personas informantes. Mientras la Iglesia francesa ha aceptado una comisión de la verdad independiente, que ya ha destapado más de 200.000 casos, la de aquí le encomienda la investigación a un acólito del Opus Dei

Me temo que el Pacto del Olvido todavía va a misa. Mientras la Iglesia francesa ha aceptado una comisión de la verdad independiente, que ha destapado más de 200.000 casos, la de aquí encomienda la investigación a un acólito del Opus Dei.

Y dicen de los fariseos. Mientras allá los obispos van compensando las víctimas con fondos procedentes de la venta de propiedades y de su propio bolsillo, aquí ni se habla. Y no es para que nuestra Iglesia sea más modesta, sino más poderosa. Mientras a la otra banda de los Pirineos se hacían leyes de laicismo,

Mientras Franco, -Caudillo por la gracia de Dios- firmaba acuerdos con la Santa Sede para transferir fondos públicos por varias vías, incluida la casilla del IRPF. Hace poco se ha aprobado una ley para reducir la bula fiscal y las diócesis pagaran algún tributo menor, el IBI todavía los sale de balde. Y seguimos con la mantellina ante los ojos: se permite que el clero se apropie bienes de todo tipo (viviendas, locales, naves industriales, terrenos rústicos, bodegas… además de lugares de culto) registrados deprisa y corriendo solo con la firma del obispado (inmatricular es el término técnico para la primera inscripción). Muchos propietarios o ayuntamientos los reclaman con más derecho, pero sin título. Las negociaciones están siendo un calvario. Hay miles de bienes afectados.

No se trata que paguen justos por pecadores sino de asumir la responsabilidad en los abusos, como ha hecho la Iglesia gala, que emprenderá acciones de prevención y memoria. Hay que hacerlo     y es de justicia. La española sigue en el limbo, arrastrando los pecados en un tipo de procesión mortificando. Para liberarse tendría que realizar un examen de conciencia, un acto de contrición, arrepentimiento y propósito de enmienda y confesar los crímenes por acción o por omisión. Un protocolo de eficacia probada.

No es válido decir: Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir. Pero el sacramento no es completo, ni vale la absolución, si no se paga la penitencia y se repara el mal causado.

No hay justicia sin compasión y restauración, hoy las prescripciones juegan en favor de los pederastas y de sus encubridores. Pero la responsabilidad moral no caduca. En algún caso la víctima aceptaría dinero, aunque sea para pagarse la terapia; en otros, tendría bastante con actos simbólicos, como retirar una placa conmemorativa. Hay gestos clavados en la memoria con más fuerza que en una piedra. Pero hay un clamor coral: que no vuelva a suceder. Y si pasa, que ninguna ley divina desplace la ley de los hombres.

Es gloria de Dios encubrir una cosa, pero privilegio de los Reyes investigarla, se dice en los Proverbios (25.2). Se puede alabar Dios, porque vive en el misterio, y respetar el rey que mira de penetrarlo. Debe de ser la Semana Santa que me hace pensar Poncio Pilatos y el compromiso moral del prelado; liderazgo ético, en el argot pagano. No eres más limpio por lavarte las manos.

Original de Lourdes Parramón i Bregolat. Traducido y montado por Manel Mas.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

2 COMENTARIOS

  1. Para conocer lo que significa la iglesia católica, recomiendo leer:
    «Opus Diaboli», «La historia criminal del cristianismo» ambos libros de Karlheinz Deschner y editados por Yalde.
    «La puta de Babilionia»de Fernando Vallejo, editado por Seix Barral.
    En fin, la historia de la iglesia católica es terrorífica. En las últimas décadas fue pieza fundamental para los Golpes de Estado de: Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay, etc.. Y el intento frustrado contra Chávez en Venezuela.
    Toda la historia de la iglesia católica es la historia de un terror planificado para someter a la gente a la ignorancia, al fanatismo, y a la barbarie.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído