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Recordando el atentado del 11-M en Atocha

Manel Mas
Manel Mas
Estudié contabilidad y economía, fui perito y profesor mercantil, ejercí de profesor en Alesco (Altos Estudios Comerciales) en Barcelona dando clases de contabilidad, cálculo y derecho mercantil.
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análisis

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La mentira sobre la autoría de los atentados del 11-M va ligada con otra mentira previa, que era el arsenal de armas de destrucción masiva que supuestamente escondía Sadam Husein. Esta última mentira se utilizó para justificar la entrada de España en la Guerra de Irak, una guerra ilegal que no contaba con el visto bueno de Naciones Unidas y que rompía unilateralmente (por parte de EEUU y Reino Unido, con España como socio menor: lo que conocimos como el trío de las Azores) los consensos geopolíticos vigentes.

La otra gran mentira, la que atribuía la autoría del mayor atentado terrorista sufrido hasta encondes a ETA, solo era un intento para desviar la atención de las consecuencias de la decisión de participar en la Guerra de Irak. Ambas mentiras tenían entonces, y tienen todavía hoy, un máximo responsable: el entonces presidente del gobierno español, José María Aznar López.

Hoy ya sabemos que el 11-M, con sus ciento noventa y dos muertos y más de dos mil heridos, fue una respuesta yihadista por la intervención de España en Irak, que Aznar y su gobierno decidieron en contra de la ciudadanía, que se manifestó por las calles y en los medios de comunicación; las redes sociales no tenían el poder de convocatoria como ahora, aun así, la ciudadanía se manifestó multitudinariamente en contra. El atentado se produjo un jueves, tres días antes de las elecciones generales en que el PP tenía asegurada la victoria y que, de pronto temió perder, como sucedió: contra pronóstico, la candidatura del PSOE encabeza por Rodríguez Zapatero fue la ganadora.

Se trató de una respuesta de los ciudadanos a las mentiras que el gobierno había intentado difundir durante las setenta y dos horas anteriores, manteniendo la autoría etarra de los atentados en contra de la evidencia que se imponía gracias a las informaciones de la prensa internacional. Fueron tres días en los que el gobierno del PP sometió a la ciudadanía a crispación y mentiras. Hubo manifestaciones, altercados, enfrentamientos e, incluso, el asesinato a sangre fría de Ángel Berrueta, un panadero de Pamplona, muerto a tiros por su vecino Valeriano de la Peña, policía nacional. Berrueta -padre de dos hijos detenidos como sospechosos de pertenecer a banda armada y luego absueltos- se negó a colgar un cartel con lazo negro que difundía el PP y que atribuían los atentados a ETA.

Fue entonces que se dividió a las víctimas entre las buenas (las que se pusieron bajo el cobijo de Basta Ya, con Fernando Savater al frente) y las malas, las víctimas del 11-M, que desentonaban con el relato del PP. Relato mantenido contra toda decencia a través de los medios afines a la derecha nacionalista, durante años. Esto significó la entrada de la derecha en el mundo de los hechos alternativos, mentiras para construir un discurso político alejado de la realidad y proponer uno de propio, basado en la culpabilización y descalificación del adversario. Empezó hace veinte años, y todavía sigue vigente a día de hoy.

En los anteriores cuatro años, para el gobierno español todo era ETA, la Guerra de Irak era justa, Urdaci era jefe de informativos de TVE, hicieron decir al rey que “nunca a nadie se le obligó a hablar en castellano” y demonizó el diálogo que pedía Gemma Nierga cuando tuvo lugar el asesinato de Ernest Lluch. Aznar convirtió su paso por la Moncloa en una guerra cultural de la derecha, que debía recuperar lo suyo por derecho de conquista y devolver a España una ilusión de potencia transatlántica a golpes de Ibex 35 y fotos en las Azores.

Cinco días antes de los atentados, Aznar dijo en un mitin: «O hay un gobierno del PP o hay una coalición de pancartas, de Zapatero, con comunistas e independentistas que comen cada mañana para desayunar galletas recubiertas de   rencor y odio». La frase podría ser pronunciada hoy, veinte años después, y es porque esa guerra cultural continúa, de modo que en España mande el PP o incluso cuando gobierna el PSOE sigue.

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2 COMENTARIOS

  1. «Las Bombas del 11-M. Relato de los hechos en primera persona» (Amazon 2014), publicado por el jefe de los TEDAX, comisario Sánchez Manzano, con 40 documentos oficiales, explica detalles interesantes de lo sucedido aquellos días. Acceso GRATUITO en biblioteca digital universitaria Dialnet.
    https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=561602
    Por ejemplo, en la página 30 y en el documento oficial nº 5 del anexo documental refleja un hecho que muchos ciudadanos ignoran: DOS horas después de las explosiones, a las 9:30, los TEDAX, antes de neutralizar dos bombas que no explosionaron en Atocha y en El Pozo, observaron que la sustancia explosiva era de color BLANCO, no de color rojo como la dinamita Titadyn que utilizaba la banda terrorista ETA.
    Este detalle (sumario del 11 M folio 1.629) lo omitien Pedro J Ramírez, Casimiro García Abadillo y Federico Jiménez Losantos en las “teorías de la conspiración del 11”. Presumían que investigaban todo, pero este documento ¿no lo vieron…? O no querían estropear sus teorías.
    Su obsesión con ETA era enfermiza.
    En junio de 2009, después de CINCO AÑOS, escribieron y promocionaron un libro titulado Titadyn, ignorando las sentencias de Audiencia Nacional (2007) y Tribunal Supremo (2008).
    Libros muy interesantes sobre estos atentados:
    — “Voces del 11-M: Víctimas de la mentira», Víctor Sampedro publicado en 2024, con motivo del 20º aniversario. Editado por Planeta
    — «11-M. Pudo evitarse», Fernando Reinares, recientemente publicado. Editorial: Galaxia Gutenberg.
    — Documental en Netflix, “11 M (2022)”, con la intervención de victimas, jueces, fiscales, policías, bomberos, servicios sanitarios, periodistas, políticos, ….

  2. la cosa viene de mucho antes, desde el atentado de hipercor.
    la avt tenía una sección catalana. después del calvario que tuvieron que padecer las víctimas de ese atentado, la sección catalana se «independizó». su nombre, asociación catalana de víctimas de organizaciones terroristas.
    años después las víctimas del 11m tuvieron que organizarse de manera independiente.
    eso es españa, nos guste o no. y es una lástima.

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