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Señores políticos y políticas: ¡Ya está bien de abusos!

La proposición de Sumar de ampliar el horario de apertura de los colegios electorales hasta las 22 horas del próximo 23 de julio supone un insulto y una falta de respeto a la profesión periodística puesto que obligará a los profesionales de la información a trabajar a unas horas que van en contra de la conciliación laboral y de los derechos de los trabajadores

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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«Los periodistas no tenéis horario» o «los periodistas estáis siempre disponibles». Estas son frases muy manidas que no encierran otra cosa que la permisividad hacia la explotación laboral provocada, no por las empresas editoras, sino por los protagonistas de la información, en este caso, de los partidos y líderes políticos.

Una jornada electoral supone la movilización absoluta de los periodistas de todos los ámbitos informativos y si, en principio, ya supone un sacrificio cuando los horarios son normales, imagínense si se amplían esos horarios.

Para que los lectores se hagan una idea, en unas elecciones, después de dos semanas de trabajo constante e incansable por la campaña, hay que estar pendientes de las declaraciones de los líderes después de votar, de los datos de participación y los análisis que pudieran salir de esas cifras, de las primeras encuestas a pie de urna o de los estudios una vez cerrados los colegios electorales. Ahí ya se empiezan los análisis de esos resultados. Posteriormente, el recuento. Una vez terminado éste, las reacciones y declaraciones de los diferentes partidos y líderes. Finalmente, los análisis de los resultados y la preparación de contenidos de cara a la apertura del día siguiente.

En una jornada electoral, un periodista puede iniciar su trabajo a las 10 de la mañana y terminar cerca de las 2 o las 3 de la madrugada. En los grandes medios cuentan con plantillas en las que dividirse el trabajo. Sin embargo, en los pequeños la carga de informaciones recae sobre unos pocos.

Pongamos un ejemplo de un gran medio y de una gran periodista. Angels Barceló conduce el programa de la jornada electoral que, normalmente, se inicia a las 20 horas y se alarga hasta las 12 o la 1 de la madrugada. Para preparar ese programa, Barceló y todo su equipo habrán iniciado su trabajo, cuanto menos, un par de horas antes. Sin embargo, Barceló, a las 6 de la madrugada, ya está iniciando el Hoy por Hoy. Si esto ocurre en uno de los medios más grandes de España, imagínense en los pequeños.

Esto lo saben en los partidos políticos pero no hacen caso. En muchas ocasiones da la sensación de que, como eres periodista, te están haciendo un favor generando información, independientemente de la hora que sea. Esto es una falacia contra la que hay que terminar y en la que las asociaciones de periodistas deben actuar de manera radical, sin tapujos. Ya está bien de abusos por parte de los protagonistas.

Ayer, la formación de Yolanda Díaz, Sumar, se descolgó con una propuesta que atenta contra la salud laboral de los profesionales de la información: alargar hasta las 22 horas el cierre de los colegios electorales porque en julio hace calor.

Esto, ¿qué supone para los periodistas? En primer lugar, no se publicaría ningún tipo de información hasta las 23 horas, puesto que hay que contar con el cierre de los colegios en Canarias. El recuento puede durar unas dos horas, en las que se realizarán los análisis correspondientes. Ya nos encontramos a la 1 de la madrugada.

Una vez terminado ese recuento, los líderes iniciarán sus comparecencias en las sedes de los partidos. Lo que ya nos coloca a las 2 de la madrugada. Las informaciones y los análisis de resultados y declaraciones no se hacen de la noche a la mañana ni se pueden dejar preparadas de antemano, sobre todo porque, en el escenario político actual, cada escaño se ganará por muy poco margen de votos. En consecuencia, el día 24 de junio muchos profesionales de la información, sobre todo de los medios pequeños, llegarán a su casa cerca de las 5 o las 6 de la madrugada, teniendo que volver al trabajo al día siguiente a primera hora de la mañana.

Este es el desprecio constante que sufrimos los periodistas, independientemente del medio en el que trabajemos. Los políticos piensan que estamos a su servicio, cuando, en realidad, nosotros somos los que conseguimos que la información llegue a la ciudadanía de un modo u otro.

Resulta cuanto menos chocante que haya sido Sumar, liderado por la actual ministra de Trabajo, quien haya propuesto esa ampliación de los horarios de los colegios electorales. Es sorprendente, sobre todo, teniendo en cuenta el pasado sindical de Yolanda Díaz en el que, en teoría, ha defendido los derechos de la clase trabajadora.

Señora Díaz, los periodistas tenemos derechos como todos los trabajadores. La expresión de que un periodista siempre está disponible no es más que la coartada para dar apariencia de legalidad a los abusos que, insisto, provoca la clase política.

Esta propuesta es injustificable y no sirve afirmar que los derechos colectivos están por encima de los individuales porque no se trata de un mayor bienestar para una profesión, sino del abuso constante que sufrimos, día sí y día también. Esto podría esperarse de aquellos partidos que han intentado, por activa y por pasiva, derogar los derechos de la clase trabajadora. Ni el PP se ha atrevido a tanto.

En más de una ocasión se ha podido ver cómo se han modificado comparecencias muy importantes en el Congreso de los Diputados a horas intempestivas o cómo las sesiones se alargaban más de 14 horas. No es sólo el tiempo en el que se produce la información, a eso hay que añadir lo que cada profesional necesita para cerrar su información o finalizar su análisis.

El deber jamás puede ser utilizado como herramienta para el abuso. Esto la clase política, a la que se le llena la boca con que es la garante de los derechos de la ciudadanía, lo olvida cuando se trata de la prensa.

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2 COMENTARIOS

  1. Es una propuesta, no una imposición…¿ Se merece esa desorbitada reacción?.Por el contrario, con esta crítica no sólo se consigue resaltar lo negativo, si no que de forma voluntaria o involuntaria puede dañar la imagen de la otra persona…sin necesidad.

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