El mar Mediterráneo, a pesar de ser uno de los más pequeños del mundo, alberga una biodiversidad excepcional: concentra el 7,5% de las especies marinas y el 18% de la flora acuática global. Sin embargo, también es una de las regiones más amenazadas del planeta debido a la sobrepesca, la contaminación, el cambio climático y la introducción de especies invasoras.
Un informe reciente del proyecto MedPath, liderado por Marine Stewardship Council (MSC), revela cómo la pesca insostenible sigue afectando al 58% de las poblaciones de peces comerciales en esta región. Este esfuerzo internacional, desarrollado en colaboración con organizaciones como WWF y varios institutos científicos, busca ofrecer soluciones concretas para transformar la pesca en una actividad sostenible y proteger los ecosistemas marinos del Mediterráneo.
Un mar al borde del colapso
El Mediterráneo solo representa el 0,7% de la superficie oceánica mundial, pero su importancia ecológica y económica es enorme. El sector pesquero genera 183.000 empleos directos, opera con una flota de 84.000 embarcaciones y produce ingresos anuales de 2.800 millones de euros. Sin embargo, la sobrepesca y la presión ambiental han reducido drásticamente la biodiversidad y los recursos pesqueros disponibles.
La presión pesquera disminuyó un 31% durante la última década gracias a medidas regionales, pero sigue siendo el doble de los niveles considerados sostenibles. Esta situación ha llevado a instituciones internacionales y locales a desarrollar estrategias innovadoras, como las implementadas en el marco del proyecto MedPath.
MedPath: un camino hacia la sostenibilidad
MedPath, lanzado en 2020, ha analizado más de 5.000 pesquerías en España, Francia, Italia y Grecia. El informe destaca que 34 de estas han sido sometidas a preevaluaciones conforme al estándar de MSC para identificar áreas de mejora. Como resultado, se han implementado 47 medidas específicas que abarcan desde la creación de normativas hasta la introducción de tecnologías para recopilar datos más precisos sobre las poblaciones de peces.
Por ejemplo, en España se desarrolló DatAlborán, una aplicación informática que mejora el monitoreo de especies en el mar de Alborán. En Francia, se introdujeron nuevas normativas para las pesquerías de dentón y erizo de mar. Italia desarrolló metodologías para gestionar pesquerías con datos limitados, mientras que en Grecia se implementaron grabaciones submarinas para evaluar las interacciones de artes de pesca con especies protegidas.
Logros y desafíos
Los avances son notables. La creación de herramientas tecnológicas y la implementación de normativas han comenzado a mostrar resultados positivos en ciertas especies, como el salmonete en el golfo de León, que se ha recuperado completamente. Sin embargo, el camino hacia una sostenibilidad plena requiere de un compromiso continuo y mayor colaboración internacional.
El informe también resalta la importancia de involucrar a las comunidades pesqueras en este proceso. Julio Agujetas, coordinador de MedPath, destaca que "la sostenibilidad no es solo una cuestión ambiental, también es una necesidad social y económica para garantizar el futuro de las pesquerías y las comunidades que dependen de ellas."
Políticas de la UE y el plan de gestión del Mediterráneo occidental
En paralelo al trabajo de MSC, la Unión Europea adoptó en 2019 el primer plan de gestión plurianual para las poblaciones de peces demersales en el Mediterráneo occidental. Este plan busca alcanzar niveles sostenibles de pesca para 20 especies clave antes de 2025.
Entre las medidas adoptadas está la reducción del esfuerzo pesquero en un 40%, la introducción de límites de captura para camarones y la promoción de artes de pesca más selectivas. A pesar de los avances logrados, como el incremento del 20% en la pesca sostenible, aún queda mucho por hacer para revertir el daño acumulado.
Período de transición en 2025
Con el final del período de transición en 2025, el reto será consolidar las medidas aplicadas y garantizar su cumplimiento a largo plazo. Tanto los esfuerzos de MSC como los de la UE reflejan que la gestión sostenible no es solo una posibilidad, sino una urgencia para proteger el Mediterráneo y sus comunidades pesqueras.
La participación de pescadores, científicos y legisladores será crucial para superar los desafíos pendientes. Como indicó el informe de MedPath, la sostenibilidad no se logra en solitario: es un esfuerzo colectivo que exige compromisos reales de todas las partes involucradas.
Los expertos proponen once principios clave para restaurar la vida marina
Un grupo de investigadores internacionales ha replanteado completamente el concepto de «sostenibilidad» en la pesca. Con la publicación de sus once «reglas de oro» en la revista npj Ocean Sustainability, los científicos proponen un cambio radical en la gestión pesquera global para frenar la destrucción de los océanos. Este esfuerzo surge en un contexto alarmante: dos tercios de los arrecifes de coral enfrentan temperaturas letales y las poblaciones de peces disminuyen a niveles críticos.
Las nuevas directrices buscan una doble transformación: proteger los ecosistemas marinos y garantizar beneficios sociales equitativos. Según Callum Roberts, principal autor del estudio, «la definición actual de pesca sostenible está obsoleta, respalda prácticas destructivas y olvida los derechos de los trabajadores y el impacto en los ecosistemas». Entre las acciones propuestas destacan la limitación de métodos de pesca dañinos, la regeneración de hábitats marinos y la mejora de la resiliencia de comunidades pesqueras.
🚨🐟 Much seafood sold as “sustainable” doesn't truly meet the standards needed for today’s world. 🌎 To protect our ocean - and future - we urgently need to rethink fishing 🎣
— Oceana UK @oceanauk.bsky.social (@OceanaUK) November 4, 2024
🧵 So today, we're deep diving into new research by @ProfCallum 🌊👇 1/8https://t.co/Vv1LQDK7uKpic.twitter.com/2QiFdPJtSx
Jennifer Jacquet,coautora del informe subraya que el actual modelo productivista «beneficia a grandes empresas mientras comunidades y ecosistemas pagan el precio». Las reglas de oro también exigen que la pesca se alinee con la lucha contra el cambio climático, adoptando prácticas que reduzcan su huella ambiental.
Además, los científicos llaman a los supermercados y distribuidores, responsables de dos tercios de las ventas de productos del mar en Europa, a modificar sus políticas de abastecimiento para reflejar estándares más responsables. "No hay excusas. La fecha límite es 2030", advierte Pauline Bricault, activista de BLOOM.
Este ambicioso plan promete sentar las bases para un océano más saludable, priorizando el bienestar social y ecológico por encima del lucro. ¿Será esta la revolución que el planeta necesita?