La Comisión Europea acaba de presentar el "Pacto Industrial Limpio" definido como un audaz plan empresarial "para apoyar la competitividad y la resiliencia de nuestra industria. El Pacto acelerará la descarbonización, al tiempo que garantizará el futuro de la industria manufacturera en Europa".
Ante los elevados costes de la energía y una competencia mundial feroz y a menudo desleal, dice la Comisión que "las industrias necesitan apoyo urgente". Este acuerdo, explica, sitúa la descarbonización como un potente motor de crecimiento para las industrias europeas. Un marco que podría impulsar la competitividad, ya que ofrece a las empresas y a los inversores "la certeza y la previsibilidad de que Europa mantiene su compromiso de convertirse en una economía descarbonizada para 2050".
La presidenta Ursula von der Leyen ha afirmado en este sentido, que "Europa no es sólo un continente de innovación industrial, sino también de producción industrial. Sin embargo, la demanda de productos limpios se ha ralentizado y algunas inversiones se han trasladado a otras regiones. Sabemos que todavía hay demasiados obstáculos en el camino de nuestras empresas europeas, desde los altos precios de la energía hasta la excesiva carga regulatoria. El Clean Industrial Deal pretende cortar los lazos que aún frenan a nuestras empresas y presentar una clara justificación comercial para Europa".
La Comisión también está adoptando medidas para "mejorar la eficiencia del marco normativo y reducir al mismo tiempo los obstáculos burocráticos para las empresas". Se trata, sostiene, del resultado de la "colaboración activa con los líderes de la industria, los interlocutores sociales y la sociedad civil en el contexto de la Declaración de Amberes para un Pacto Industrial Europeo y los Diálogos sobre una Transición Limpia de la Comisión Europea".
Los ecologistas: "Es necesaria una transformación profunda de la producción y el consumo"
Según Ecologistas en Acción, se trata de un acuerdo centrado en la competitividad de la industria europea que, aunque apoya la descarbonización a 2050, "deja importantes lagunas en sus compromisos sociales y medioambientales". La organización critica que, aún así, "falta ambición y concreción en el texto, y que la descarbonización debe adelantarse como máximo a 2040", como afirman también desde CAN Europe.
También denuncia el apoyo a los SMRs, pequeños reactores nucleares, "que no pueden ser una opción para descarbonizar". El Clean Industrial Deal menciona la reducción y eliminación gradual de subsidios a los combustibles fósiles, pero dice la organización que "no hay compromisos para la eliminación de su uso y no se penaliza a los grandes emisores. Apoya las energías renovables y anuncia incentivos fiscales, pero no establece medidas de eficiencia y reducción de consumo, cuando según el IPCC es necesario reducir al menos ⅓ el consumo de energía global (y por tanto, del 50 al 75 % en los países del Norte global para permitir una redistribución justa)".
Asimismo, afirma que "tampoco marca objetivos de reducción en el uso de materiales, y la circularidad se centra en las materias primas. Sin un ajuste de la demanda, el uso cada vez creciente de energía y materiales, aunque sean más limpios, seguirá sin ser sostenible”. Al tiempo, Ecologistas en Acción aclara que "es necesaria una transformación profunda de la producción y el consumo".
La organización ecologista reclama que es urgente “una democratización de la industria que ponga la vida en el centro”, algo que, afirma, "no se observa en el Clean Industrial Deal". El documento europeo anuncia “una transición justa que genere empleos de calidad y empodere a las personas, al tiempo que promueve la cohesión social y la equidad en todas las regiones”. Sin embargo, creen que así "no se garantiza acciones concretas para asegurar la participación social en la transformación industrial, mientras que apoya la Declaración de Amberes y su agenda, realizada por empresas industriales entre las que se encuentran algunas de las más contaminantes. Tampoco contempla una estrategia diferenciada por territorios que aproveche su potencial, ya que no todas las zonas tienen las mismas necesidades ni capacidades para adaptarse a una industria más verde".
El Clean Industrial Deal hace una referencia al uso de condicionalidades sociales en financiación pública, un paso que Ecologistas en Acción considera positivo pero insuficiente. Reclaman que debe contar con un compromiso más firme y amplio, teniendo en cuenta también condicionalidades medioambientales, para basar la transformación industrial en las personas y el planeta, no únicamente en el beneficio económico. Denuncian la tendencia de la Comisión Europea, desde el Informe Draghi a la Competitiveness Compass, a señalar la regulación "como un freno a la competitividad y buscar la simplificación". Esto suele ocultar la desregulación de las medidas ambientales y sociales, afirman desde la organización.
Frente a las medidas del Clean Industrial Deal, los ecologistas reivindican las propuestas publicadas recientemente en su posicionamiento sobre industria, que recoge las acciones que consideran necesarias para una “transformación industrial realmente justa”. Una industria que, sostienen, debe estar basada en cubrir las necesidades humanas dentro de los límites planetarios, y para ello consideran necesaria “una identificación de los productos realmente necesarios para la vida digna y una transformación planificada colectiva y equitativamente”. La organización ha presentado alegaciones y enmiendas a la nueva Ley de Industria para incluir sus demandas, y mantiene que seguirá impulsando una industria “que ponga la vida en el centro”.