jueves, 2mayo, 2024
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Seville

Sucio y maloliente patio de cínicos

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análisis

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Era un lunes de invierno en mi pueblo, La Villa de Don Fadrique, una pequeña localidad de La Mancha toledana. Un sol recién salido irrumpía en tromba por una calle orientada al este, invadiéndola de una intensa luz rastrera que hacía brillar las ventanillas escarchadas de los coches como si éstas estuvieran revestidas de una fina capa de cristales de Swarovsky. En el escaparate de una tienda de electrodomésticos había encendida una enorme pantalla de televisión, de ésas que ahora se estilan del tamaño de una mesa de matanza o de una trilla. En ella aparecían los inevitables, los perpetuos tertulianos y tertulianas que a esas tempranas horas del día ya estaban expendiendo, o mejor habría que decir expeliendo, sus opiniones de todo y para todos. No se oía lo que decían, pero unos grandes subtítulos recorrían rápidamente la pantalla como si fueran cucarachas en fuga bajo los bustos parlantes. Los subtítulos resaltaban las frases más destacables de los tertulianos y las tertulianas sentados alrededor de una gran mesa redonda. Estaban hablando !oh sorpresa¡ de la ley de amnistía.

Había un gran movimiento de vehículos en la calle a esa hora: tractores, todoterrenos, furgonetas de reparto, camiones cisterna, coches con madres llevando a sus niños al colegio, algunas señoras tirando o empujando sus carritos de la compra en dirección al mercadillo de los lunes, y algún que otro ciclista como el arriba firmante. Los vecinos y vecinas comenzaban la semana retomando sus rutinas de los días laborables, sus trabajos, sus quehaceres diarios, todos ellos y ellas totalmente ajenos a lo que ocurría en la gran pantalla. Al ver a Emiliano García – Page en la pantalla, instintivamente eché mano al freno, aparqué la bicicleta en la acera y me puse a ver la pantalla. García Page, ofrecía unas declaraciones en contra de la ley de amnistía a un grupo de periodistas que le tenían rodeado, cada uno de ellos apuntándole con el correspondiente micrófono.

Siempre que veo al presidente castellano manchego con su trajecillo y su corbateja, me recuerda al muñeco de un ventrílocuo, y también a un jugador de futbolín que ha conseguido liberarse, desensartarse de la varilla de hierro a la que estaba atornillado junto a sus compañeros de equipo. En los subtítulos podía leerse la opinión de García – Page sobre la ley de amnistía: “lo que quieren es acabar con La Constitución”, dándole así la razón al PP, “el PSOE se encuentra en el extrarradio de La Constitución” añadía un García – Page muy preocupado por esta ley que critica duramente rechazándola de plano, a pesar de que ésta cuenta cuenta con los avales de los letrados del Congreso y el visto bueno del Tribunal Constitucional.

Seguramente el presidente de Castilla – La Mancha cree, como muchos dirigentes del PP, que el Tribunal Constitucional presidido por Cándido Conde Pumpido “es un cáncer del Estado de Derecho, porque está contaminado políticamente”, como ha declarado González Pons, que además añadió esto: “en estas condiciones, que a nadie le sorprenda que el PP un día decida no recurrir nada al Tribunal Constitucional, y que esperemos a que venga otro tribunal”. Es muy probable que el señor González Pons prefiera esperar a que el Tribunal Constitucional se parezca más al Tribunal Supremo, ése del que en el año 2018 Ignacio Cosidó, entonces portavoz del PP en el Senado dijo, presumiendo ante varios senadores de su partido de colocar al presidente del alto tribunal, en relación al juez Manuel Marchena, que controlaban “por la puerta de atrás” la sala que iba a juzgar a los políticos del “procés”.

Dos horas más tarde, González Pons dio marcha atrás a sus declaraciones diciendo que “La comparación entre el TC y el cáncer no es afortunada. Quiero retirarla y disculparme de manera muy concreta con las personas que sufren o han sufrido esa enfermedad. En el PP sí sabemos reconocer un error” comunicó a la prensa. Se le olvidó decir que a los dirigentes del PP no les importa decir cualquier cosa, lo que sea, como comparar el TC con un cáncer, amén de cualquier insulto, mentira, injuria o descalificación que se les venga a la cabeza, cualquier tergiversación o manipulación que sirva para atacar al gobierno de coalición. “Calumnia que algo queda” dice el primer mandamiento del argumentario del PP. Lo importante es atacar, embestir con todo, agredir, causar el máximo daño al adversario político, mintiendo, insultando, desacreditando, infamando sin reparo ni miramiento alguno, después ya se matizará lo que haya que matizar, y a otra cosa.

El bueno de García – Page parece que no sabe o no quiere saber, en cualquier caso no está al tanto, o lo está y se hace el sordo, de los salvajes ataques a su partido por parte del PP, que han llamado al gobierno de Sánchez, entre otras cosas, “terrorista, ilegítimo, traidor, ilegal, tramposo, felón, apoderado en Europa de Hamás….”, y le han acusado de “romper, de destruir España, de dar un golpe de Estado y convertir a España en una dictadura”…etc…etc. IDA llamó hijo de puta al presidente del gobierno, su presidente, su jefe de usted, y después la misma IDA hizo esa broma tan graciosa, no me puedo tener de la risa, de “me gusta la fruta” que han secundado todos los dirigentes del PP, todos ellos rebosantes de gracia, con Feijóo a la cabeza.

Si García – Page hubiera hubiera tenido en cuenta, como debería, esos intolerables e inadmisibles insultos, esos desproporcionados ataques a su partido por parte de dirigentes del PP, y tuviera un mínimo de amor propio, de dignidad, de decencia, de orgullo, de vergüenza, no hubiera formado parte de ese tan amigable como humillante corrillo en Fitur, departiendo animadamente con algunos de esos mismos dirigentes que insultaron y denigraron a su partido con una saña, una vileza y una furia nunca antes vista, intercambiando con ellos un buen surtido de abrazos, carantoñas, arrumacos, cucamonas, palmados en el lomo y sonrisas a granel, acompañadas de una copiosa llovizna de perdigonazos salivares.

La escena me recordó a la película Pulp Fiction, de Quentin Tarantino, solo faltó que apareciera el gran Harvey Keitel caracterizado como el señor Lobo, diciendo aquella tierna y delicada frase de: “No empecemos a chuparnos las pollas todavía”.

Después de ver este bochornoso y vergonzoso corrillo de compis de la política, muchos pensamos en lo feliz, lo dichoso, lo realizado como político que sería García – Page, los disgustos que se ahorraría así mismo y también, por qué no decirlo, a muchos dirigentes socialistas y socialistas rasos con o sin carné del partido, si se diera de baja en el PSOE y fichara por el PP, un partido que lo recibiría entre abrazos y lágrimas en los ojos como a un hijo pródigo. Un emotivo reencuentro que bien podía, y debía, llevar como banda sonora la canción “Vuelvo a casa” excelente single de Los Chorbos del año 1975, una rumba con la marca del “sonido Caño Roto” con toques Motown y una profunda letra que decía: “Viendo tantas falsedades / a casa me vuelvo / Cansado de tanto andar por el fuego / Deje a mi familia por un amor nuevo / El cual yo creía que sería eterno. (…) Pero por fin decidí / que así no podía seguir. Y recordé que mi casa / mi casa está ahí. Aunque me fui sin palabras / me esperan los míos / que son de mi raza / que son hijos míos / que digan mi papa por fin ha venido”.

Por supuesto que el señor García – Page está en su derecho, faltaría más, de no estar de acuerdo con la amnistía a los independentistas, que ahora los jueces afines al PP están intentando a marchas forzadas, y de una manera vergonzosa, implicarles en delitos de terrorismo. Pero haciendo uso de ese derecho a opinar lo que quiera, debería igualmente haber manifestado su desacuerdo y arremeter con al menos la misma contundencia contra las agresiones a periodistas, los insultos homófobos, machistas y la exhibición de muñecas hinchables que representaban a las mujeres de izquierdas a las que llamaban prostitutas, en la manifestaciones frente a la sede nacional del partido. Dice preocuparse por la igualdad entre los españoles, pero no dijo nada de los ricos que no pagan apenas impuestos, y tampoco de la amnistía fiscal que concedió el perdón a 30.000 defraudadores. Parece que no le preocupó mucho que se rompiera la igualdad entre los españoles que pagaban impuestos y a los que se les perdonaban. Tampoco se le ha oído clamar contra Jorge Fernández Díaz ex ministro del Interior del gobierno de Mariano Rajoy, nada que ver con ese misterioso “M. Rajoy” de los papeles de Bárcenas, que un juez sentó en el banquillo por el caso Kitchen, uno de los muchos casos de corrupción del PP, que consistió nada menos que en utilizar a la policía para destruir pruebas que incriminaban a la cúpula del PP. Al señor García – Page, tan amante de La Constitución, tampoco se le ha oído clamar contra los cinco años que lleva el PP bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial, pasándose por el forro el mandato Constitucional. Ni tampoco ha dicho nada cuando, como decíamos antes, los dirigentes del PP, con IDA a la cabeza, han asegurado en numerosas ocasiones que vivimos en una dictadura. ¿O es que está de acuerdo con esta afirmación?. Tampoco se le ha oído al presidente de los castellanos manchegos, no le ha parecido necesario, decir nada al respecto del “Lawfare” esa palabreja anglosajona que no debería emplearse porque tiene equivalente en nuestro rico idioma y se llama “persecución judicial, instrumentalización de la Justicia o judicialización de la política”. Malas prácticas éstas que está llevando a cabo el PP con la desfachatez que le caracteriza.

A la vista de estos elocuentes silencios, de estas connivencias, complicidades, y convergencias, y sobre todo de sus últimas declaraciones contra el gobierno, unas declaraciones totalmente coincidentes con el PP, podría afirmarse del señor García – Page que si tiene trompa de elefante, orejas de elefante, colmillos de elefante, patas de elefante y barrita como un elefante, a ver si va a ser un elefante.

Y ya para terminar, y acordándome de mi pueblo, al que aludí al principio del escrito, decir que el señor García – Page debería sentir por Castilla – La Mancha al menos la misma honda preocupación que siente por la ley de amnistía, y clamar igualmente pidiendo ayuda a quien sea menester, y remangarse y trabajar para buscar y poner en práctica soluciones a los muchos e infinitamente más graves problemas que la amnistía a Puigdemont y los suyos, que acucian a la Comunidad que preside. Graves problemas cuyas soluciones, si es que llegan, ya llegan tarde, y la prueba de ello es la imparable despoblación, el lento, y no tan lento, vaciamiento y abandono de los pueblos. Sin duda el principal problema a que se enfrenta la Comunidad Autónoma.

Es posible, eso nos tememos, que al igual que no responde al PP cuando insulta gravemente a su partido, acusándole de haber dado un golpe de Estado e implantado una dictadura (curiosa dictadura ésta que permite llamar hijo de puta con total tranquilidad al dictador) tampoco responda con la necesaria, la imprescindible celeridad y contundencia a los enormes retos que debe afrontar la comunidad autónoma que preside. Después de solucionar la sangría de la despoblación, podría continuar su tarea salvando los humedales, esas joyas de la biodiversidad, esos ecosistemas mixtos (terrestre – acuáticos) imprescindibles para la biodiversidad y el ser humano, dado que son una fuente de agua y alimentos, permiten la recarga de acuíferos y son excelentes sumideros de C O 2 que permiten mitigar el cambio climático, como el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel que, hoy por hoy, a los 50 años de su creación, ya no existe. En la actualidad es un parque artificial con solo el 2 % de la superficie inundada original con lámina de agua, que además está mantenida con un bombeo de agua subterránea y con un trasvase de agua desde el río Tajo.

Cuando termine de solucionar los problemas que acucian a este importantísimo humedal, empezando por cerrar los pozos ilegales que lo han desecado, un desastre del que tanto usted como los anteriores presidentes son responsables, tiene otros 450 humedales en toda la Comunidad Autónoma que salvar y asegurar su futuro. Aunque, bien pensado, lo primero de todo sería que dejara de ser un cínico.

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