Un paciente ciego recupera la vista con un autotrasplante de córnea, por primera vez en el mundo

Operación histórica en Turín, donde desde dos ojos ciegos, se ha podido reconstruir un ojo vidente, gracias a un autoinjerto de córnea. Esta operación ha sido realizada en el hospital Molinette de la Città della Salute de Turín por el profesor Michele Reibaldi (Director de la Clínica Universitaria de Ojos de Molinette), y por el profesor Vicenzo Sarnicola, uno de los mayores expertos en el mundo de la cirugía corneal.

El paciente ha señalado, para La Republica, que cuando se despertó tras la operación, comenzó a ver el contorno de sus dedos, de su mano, y que «fue como volver a nacer».

El hombre, de 83 años, había perdido la visión de forma total desde hacía 6 años. Previamente, había perdido la visión del ojo izquierdo durante 30 años, y durante los últimos 10, había perdido también la función visual del derecho, quedando totalmente ciego en los últimos años.

Tras intentos fallidos de trasplante de córnea, en esta ocasión, el paciente dice haber recuperado visión, poder reconocer objetos y sentirse independiente.

Transplante de córnea

El trasplante de córnea de espesor total es el procedimiento quirúrgico donde solamente se reemplaza la córnea que ha perdido su transparencia por una córnea sana de un donante fallecido.

Según recoge el diario italiano «La República», en palabras del Dr. Sarnicola, normalmente la córnea «tiene una tasa de rechazo mucho menor que otros órganos vascularizados, pero en presencia de una alteración generalizada de toda la superficie ocular, como es el caso de este paciente, este riesgo se vuelve muy elevado».

En esta operación, por primera vez en el mundo, se realizó un autotrasplante de toda la superficie ocular, tomada del ojo izquierdo, incluyendo no sólo la córnea, sino también una parte de la esclerótica y toda la conjuntiva, incluyendo las células madre del limbo.

«En síntesis extrema, debido a problemas de retina, el paciente había perdido irremediablemente la funcionalidad de su ojo izquierdo, mientras que el ojo derecho había mantenido un potencial de recuperación que, sin embargo, había resultado en vano con los trasplantes tradicionales», señala Reibaldi.