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Yolanda Díaz da una gran victoria al feminismo

La ministra de Trabajo y candidata a la Presidencia del Gobierno por Sumar ha dado un paso fundamental al eliminar a uno de los mayores pasivos de la izquierda española: Irene Montero

Manuel Domínguez Moreno
Manuel Domínguez Moreno
Periodista, escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional
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análisis

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Podemos considera injusto que Irene Montero no vaya en las listas de Sumar al Congreso. Sin embargo, tanto para la izquierda española como para el feminismo es la mejor noticia que se le haya podido dar porque la todavía ministra de Igualdad ha hecho mucho daño, muchísimo daño, a las mujeres de este país.

No se trata sólo de las gravísimas consecuencias de la Ley del Sí es Sí, con miles de violadores o abusadores sexuales en la calle o con reducción de penas. No se trata sólo de la Ley Trans, que ha borrado a las mujeres. El gran problema de la gestión de Irene Montero es que ha querido aplicar una teoría filosófica que dice defender a la mujer pero que, en realidad, está basada en la misoginia más absoluta.

La teoría queer defendida por el actual Ministerio de Igualdad, y su tropa de colaboradoras, ignora los avances previos del feminismo y expolia planteamientos de referentes como Angela Davis o Adrienne Rich. Sin embargo, lo preocupante es que lo que realmente se pretendió colocar con una pátina de buenismo fue una idea patriarcal identitaria. Las feministas, desde que lleva Irene Montero al frente de su ministerio, han denunciado en diferentes foros que el objetivo es borrar a las mujeres, y lo hizo en los dos proyectos estrella del Ministerio de Igualdad: la Ley de Libertad Sexual y la Ley Trans.

Estos dos proyectos demuestran los verdaderos objetivos de la teoría queer defendida por Irene Montero, todo ello, eso sí, envuelto en un discurso antifeminista camuflado en una cháchara que pretende dar la idea de transgresión y revolución.

Tal y como hemos analizado y denunciado en Diario16, las políticas que ha impuesto el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, intentando colarlo desde el feminismo, lo que realmente pretende es destruirlo porque pone en cuestión la esencia principal de la revolución de las mujeres por la igualdad real, además de colocar en una situación de peligro extremo la lucha contra la violencia de género y, en ocasiones, defiende la pornografía o la prostitución sin hacer una diferenciación entre los distintos tipos de este fenómeno.

Una de las fundadoras de la teoría queer, Judith Butler, afirma en sus escritos que el hecho de ser mujer o ser niña es solo un acto performativo. Es verdaderamente sorprendente que se pretenda utilizar al feminismo cuando afirma que, a partir de la repetición de las conductas adjudicadas a cada sexo, el género se inscribe en el cuerpo.

Foto de familia de los participantes en el Curso Universitario de verano organizado por Foro16 en la Universidad de Cádiz | Foto: Agustín Millán

Esta autora borra de un plumazo todos los logros del feminismo porque afirma que la única salida a las trampas del género está en ser queer. Niega, además, la existencia de la revolución feminista al defender la abolición del género y no su multiplicación. La teoría queer seguida por Irene Montero niega la opresión histórica de las mujeres por el sistema patriarcal puesto que plantea un silogismo muy peligroso: si parece opresivo “ser mujer”, la solución está en cambiar de rol y, de este modo, se abandona de la opresión del género originada por tu sexo, por haber nacido mujer, porque se transmuta hacia el rol varón y, de este modo, se pasa de oprimida a opresor.

El problema de las políticas implementadas por Irene Montero es que parten de planteamientos reaccionarios que tienen consecuencias nefastas para las mujeres que, en teoría, afirman defender. La teoría queer trata de destruir al sujeto mujer y afirma abiertamente que «al destruir el binarismo se extingue coyunturalmente a la mujer como sujeto».

De izquierda a derecha: La profesora titular de Historia y Arqueología de la Universidad de Málaga, María José Berlanga; la exministra de Igualdad Carmen Calvo; el director de Foro16, Manuel Domínguez Moreno, durante unas jornadas de Foro16 celebradas en la Casa Provincial de Sevilla

Si uno lee atentamente los manuales y las proclamas, se da cuenta de que la teoría queer esconde, en realidad un idealismo conservador, liberal, misógino y antifeminista. Y esto, como buen Caballo de Troya, se hizo a través de una mujer que se declara abiertamente como el único referente feminista.

A Irene Montero no se la puede considerar como la ideóloga del feminismo, ni en España, ni en el mundo. Yolanda Díaz ha comprendido que su mera presencia en las listas de Sumar supondría un lastre muy pesado, un pasivo que resta mucho más de lo que podría aportar. Irene Montero es una política quemada por sus propios actos y, me atrevo a decir, al mismo nivel que un cargo público asolado por casos de corrupción.

Además, sus actos han demostrado una escasa inteligencia, falta de estrategia, incomprensión de lo que realmente representa la gestión de recursos públicos. Todo ello, además, con una soberbia y una prepotencia que la han cegado a la hora de determinar los verdaderos objetivos de las leyes que ha promovido. Irene Montero ha sido víctima de sí misma, de su sectarismo, una situación que es inexplicable desde la condición humana, lo que la ha terminado convirtiendo en un «fraude humano».

Cuando Irene Montero ha hecho referencia a Clara Campoamor, a la que el propio pueblo democrático distingue con sala de honor en el Senado, a las históricas contemporáneas, de acuerdo al cien por cien, o no, eso sí es democracia. Sin embargo, tanto ella como su panda de palmeras han despreciado a las históricas intelectuales y activistas del feminismo de la igualdad real como Carmen Calvo o la propia Lidia Falcón, intelectual, pensadora y presidenta del Partido Feminista de España. Todo ello, con un autoritarismo y una falta de respeto más propio de una dictadura que lo único que hace es dar la razón a los que acusan a Podemos de ser la versión española del régimen de Venezuela.

Manuel Domínguez Moreno, junto a Pepa Bueno, recogiendo el Premio Menina en el Senado por su compromiso con la igualdad

Irene Montero no es el referente democrático y constitucional de nada. Rechazó a las mujeres comprometidas del 15M, en muchos casos porque la superaban en talante político e intelectual. Esto puedo recordárselo con nombres y apellidos, si la señora Montero lo desea, incluso, voy a más, no tengo ningún problema en debatirlo públicamente con usted.

Yolanda Díaz la caló después de cuatro años compartiendo gabinete, lo que le mostró la verdadera cara de la todavía ministra de Igualdad, un rostro que la acerca más a lo terriblemente humano, o al fraude político, que a la verdad del feminismo real.

Irene Montero es sectaria, imperialista, soberbia, “una pija malcriada” que ha derribado gran parte de las conquistas del feminismo democrático de la igualdad real. Ha destruido techos e ilusiones, ha escuchado y potenciado la deslealtad, la miseria intelectualmente humana, ha potenciado una sociedad sectaria, desigual y a medios de comunicación sin independencia ni libertad.

Con este historial que ha dejado en el Ministerio de Igualdad gestionado como una Emperadora o falsa Diosa Romana. Como los gladiadores, te irás escuchando los aplausos y las aclamaciones de las que han vivido del sectarismo de Irene Montero. Y han vivido muy bien. Sin embargo, también hay otro tipo de aplausos, de todas aquellas que ven con alivio que, en algunos casos, aún se está a tiempo de cauterizar la destrucción que se ha gestado. En otros, como la reducción de penas a violadores y abusadores sexuales, ya es demasiado tarde.

De izquierda a derecha: Rosa Aguilar, exconsejera de Interior y Justicia de la Junta de Andalucía; Manuel Domínguez Moreno, director de Foro16; María José Sánchez Rubio, ex consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía; Soledad Murillo, ex secretaria de Estado de Igualdad; Amparo Rubiales, presidenta del PSOE de Sevilla, durante unas jornadas sobre igualdad real organizadas por Foro16 y celebradas en la Fundación Cajasol en Sevilla

Yolanda Díaz, con una decisión tan justa, humana, como valiente y real, en favor de que pueda seguir gobernando este país el “timbre de la conciencia de la verdad humana”, como dijera, más o menos, Pablo Iglesias Posse. Evidentemente, en esa categoría no está Irene Montero.

Yolanda acertó e Irene Montero quedará hundida en la historia democrática de un país que abraza el feminismo junto a la igualdad real democrática de los hombres y mujeres que lo abrazan.

Irene, por tu bienestar económico no debes preocuparte, la feminista presidenta del Santander te seguirá apoyando.

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9 COMENTARIOS

  1. El tema no va de a ver quién gana y a ver quién tiene la razón. … cada una tiene razón desde su punto de vista, pero ese no es el tema…Lo importante es avanzar por el bien de todas las mujeres y no atascarnos en lucha de poderes…

  2. Nunca he votado al PSOE, el partido más traidor al obrero que haya existido. Inevitablemente, si se ha
    aprovechado de mi voto de forma indirecta, pues todos y cada uno de los partidos políticos a los que di mi voto, de forma sumisa se lo dieron como un cheque en blaco al PSOE. Eso no va a volver a ocurrir.

  3. Perdone señor Moreno, el problema no está en analizar la conducta y el legado de la ex ministra Irene Montero. No entro en si es o no es una verdadera feminista o una «pija malcriada». Su artículo está vacío en cuanto a contenido democrático: el veto a Irene Montero es una vergüenza no por la gestión de su ministerio -que es otro debate- sino por ser un acto autoritario, de jefe de partido sin base (de hecho Sumar todavía no tiene base…), realizado en un momento histórico en el que las derechas avanzan y pretenden directamente quitar el Ministerio de Igualdad por no considerarlo útil, necesario. Yolanda Díaz tuvo durante años un secretario personal detenido por consumir pornografía infantil y ella hizo de todo para cubrir su «adición» al consumo. No es feminista…ni de lejos….

  4. Tengo una postura muy clara con respecto al movimiento feminista y el movimiento trans. Sin embargo, no me voy a definir, porque hay algo que me importa mucho más. Dicen que la unión de la izquierda es importante para frenar al fascismo que se nos viene. Sí, pero creo que hay algo todavía mucho más importante para frenarlo: la unión del feminismo. El voto feminista es el que pude dar la victoria en las próximas elecciones, o su ausencia, la derrota. Por favor, poneos de acuerdo las feministas en las ideas en las que estáis de acuerdo, y dejad a un lado las ideas en las que no lo estáis. Nos lo jugamos todo.

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