El fin de semana de julio en el que los compromisarios del PP, en su Congreso, eligieron a Pablo Casado frente a Soraya Sáenz de Santamaría, daban un paso a la derecha para abandonar el centro. Un espacio político que el líder popular ha decidido regalar a Ciudadanos.
A su vez, el partido de Albert Rivera toma cada día posturas más cercanas a la derecha, e incluso en algunos casos a la ultraderecha.
Así PP y Ciudadanos se disputan el voto de la derecha más rancia. Pablo Casado y Albert Rivera, frente a frente, juegan como a llevarse bien en Andalucía para echar a Susana Díaz, mientras se miran con desconfianza y de reojo, convencidos de que se necesitan para, como ha ocurrido en Andalucía, desalojar de Moncloa a Pedro Sánchez, el verdadero enemigo a batir para ambos.
Las encuestas hoy todavía dan mayoría al PSOE. Pero el empecinamiento del presidente del Gobierno de agotar la legislatura -tras la moción de censura a Rajoy- le haga perder votos ante un desgaste considerable de su Ejecutivo.
El caballo de batalla, y probablemente el caballo ganador, para Casado y Rivera probablemente sea el tema catalán. Cada vez es mayor la indignación de buena parte de los españoles, se vote a quien se vota, contra la postura de Torra y Puigdemont en el procés.
A pesar de que un porcentaje de españoles apoya que los presos del procès salgan de prisión, una mayoría piensa que la falta de diálogo y cintura del president de la Generalitat con respecto a la independencia aleja cada vez más a Cataluña de España.