La adora cuando está triste, derrumbada, bebiendo un vaso de vino tras otro, tirándose del pelo y a punto de comenzar a sollozar. Es un momento de inmensa felicidad para él, le brillan los ojos de puro contento, se siente enormemente dichoso y excitado. Qué rota y cercana; a nadie más, en los momentos oscuros, ella le permite acercarse tanto.
Aguarda, porque así está enseñado, a que su ama alargue la mano y le coja la cabeza para tirar de él hasta que sus alientos quedan mezclados. Ya están juntos, son casi uno.
No se mueve, no respira ni parpadea; se queda quieto por completo esperando que llegue el instante perfecto: cuando ella empieza a deshacerse en llanto. Es entonces cuando el perro ladra, un ladrido corto como una sonrisa, y con la lengua rosa e infinita le borra las lágrimas, todas las lágrimas, de un solo lametazo.
(Javier Puebla escribió todos los días durante un año un cuento o relato literario: El Año del Cazador, una suerte de novela neurológica que sólo puede conseguirse completa y editada en papel solicitándosela directamente al autor a través de Twitter, Instagram o Facebook, o en el correo [email protected]
Esta Suite que se está publicando en Diario16 y que en principio se prolongará durante 33 días está inspirada por el deseo de recuperar el espíritu y la forma de observar la vida con unos ojos distintos, ojos de Cazador de Cuentos, y es también un exponerse ante el mundo, un “aquí estoy, aún estoy aquí y tú puedes verlo y compartir conmigo este imprevisible juego”.)
Día 8.
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(Mecanografía: LF)