Lo que se oye sobre los cuerpos de policía son casi siempre las anécdotas negativas, a saber:
-Multan a una señora con seiscientos euros por comprar SÓLO una barra de pan en el Carrefour de Villalba.
-Sancionan a un señor porque va al supermercado y se lleva únicamente un bote de nocilla.
Y todos nos indignamos. ¿Y si la señora o el señor van justísimos de dinero y no pueden adquirir más que una cosa al día? o ¿y si hicieron la compra general el día anterior y se les olvidó la nocilla que tanto consuelo contra la ansiedad les proporciona?
-Detienen a dos vecinas por haberse sentado a charlar en un banco durante cuarenta minutos tras encontrarse en el Mercadona.
Y el lector piensa: qué horror, tal vez eran dos viejitas y luego los policías las contaminaron con el Covid19 al meterlas en el coche patrulla. Porque oye, ellos: los agentes, son jóvenes y probablemente llevan el virus de un lado para otro porque son asintomáticos.
Habría que ver en qué tono se dirigieron a la policía la señora de Villalba, o el señor de la nocilla, o las vecinas del Mercadona. Podría ser que en mal tono, y que los chavales y chavalas de uniforme estuviesen ya agotados.
Pero aunque no fuese así, opino que en general son impecables que, al menos en Mad Madrid donde yo vivo, te hablan con amabilidad y respeto.
Nadie piensa que les ha caído un trabajo dificilísimo: hacer de jueces y pastores al mismo tiempo, de muro contra el que golpean las quejas de todos cuantos se oponen a las medidas de confinamiento decretadas por el gobierno.
Nadie piensa que a ningún agente de policía le divierte ni le hace la menor ilusión tener que vigilar y llamar la atención a ciudadanos intachables, tener que utilizar sus conocimientos y energía en vigilar a los buenos con el peligro de no poder dedicarle la suficiente atención a los malos.
Nadie piensa en que probablemente tendrán miedo cuando se detienen ante alguien que tose y estornuda y parece muy enfermo.
Habrá por supuesto algunas excepciones, pero opino que en general lo están haciendo muy bien. Y por eso estoy escribiendo este artículo, porque hay que mirar al conjunto y no alguna irregularidad desafortunada. Y el conjunto que conforman las fuerzas del orden público se merece igual que los sanitarios y los empleados de supermercados u otros establecimientos: un aplauso. Un fuerte y largo aplauso.
Pido ese aplauso para la policía. Para todos los cuerpos. Para todos ellos. Pido un aplauso para la Policía Nacional, para la Policía Municipal y para la Guardia Civil. Cerrado y largo aplauso.
Lo pido, y soy el primero en dárselo. Bravo. Gracias. Bravo.
Aplauso. Aplauso. Aplauso.