“Hay listas de espera en Andalucía porque el sistema funciona”, sentenció con arrojo la consejera de Salud. La adjudicación de plazas universitarias es un caos “por culpa del algoritmo”, apunta el departamento de Desarrollo Educativo. Reinaugurar a plazos hasta en cuatro ocasiones un hospital que se ha construido con contratos a dedo sin control administrativo no es un chiste. El bono alquiler joven ha mantenido en vilo a miles de andaluces durante meses para su resolución. El problema sanitario de la expansión del virus del Nilo por prácticamente toda la comunidad andaluza, con casi una decena de fallecidos, se abordará ya “en otoño” de manera más efectiva que la Junta lo ha hecho esta pasada primavera en prevención, según el propio presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla…
Conseguir verle la cara a nuestro médico de cabecera para que nos atienda puede ser un acto heroico que se prolongue, con suerte, durante semanas. Niños y niñas con necesidades especiales de educación son ubicados en aulas con ratios ilegales y desbordadas. El déficit de profesorado con las clases ya iniciadas es una triste realidad a día de hoy. Adoctrinar a escolares con una fundación ultraderechista se ha fomentado desde el propio Gobierno de Moreno Bonilla sin tener ya la presión de Vox para gobernar…
Mantener un inoperativo teléfono de violencia intrafamiliar mientras el goteo de feminicidios es incesante es una política plenamente activa del ejecutivo del PP; el personal sanitario en general es del todo insuficiente, como denuncian los sindicatos una y otra vez. La ausencia de médicas y médicos necesarios para una correcta atención en el sistema público de salud exaspera a miles de andaluces cuando acude a pedir cita. La promoción millonaria del turismo andaluz en la NBA se enarbola como un triunfo cuando canchas de baloncesto de los colegios se caen a pedazos literalmente…
La crisis de gobierno llevada a cabo este verano evidencia que la máquina no está todo lo engrasada que el equipo de autobombo del presidente vende con la ayuda de sus medios corifeos
La manipulación informativa, el veto y las purgas de profesionales que ejercen éticamente la profesión periodística son una realidad que nadie discute a día de hoy en la radiotelevisión pública de todos los andaluces, Canal Sur, como vienen denunciando reiteradamente en periódicos estudios los propios trabajadores del ente público andaluz
La lista de goteras de la gestión del ejecutivo andaluz de Moreno Bonilla es, a todas luces, interminable, tanto que recuerda con sonrojo en no pocas ocasiones las andanzas de la magistral pareja del cómic Pepe Gotera y Otilio, creada en los años sesenta por Francisco Ibáñez. Si nos atenemos al lenguaje tenístico, los errores no forzados pueden decantar un partido en nuestra contra si no sabemos ponerle coto a tiempo y acabar el encuentro como el joven Carlos Alcaraz, pagando nuestra frustración con la raqueta y haciéndola añicos contra el suelo. La holgada mayoría absoluta del Gobierno de Moreno Bonilla en Andalucía preveía una legislatura plácida y como una balsa de aceite hasta la próxima convocatoria electoral de mediados de 2026. Nada más lejos de la realidad, porque lo que podían parecer simples problemas eventuales empiezan a barruntarse en el horizonte como fallos estructurales de calado en el organigrama central del ejecutivo andaluz.
La crisis de gobierno ejecutada por Moreno Bonilla en plena canícula estival este año –castigando y premiando al mismo tiempo a dos de las consejeras más polémicas, las de Desarrollo Educativo y de Salud, a las que el presiente andaluz ha reubicado con otras carteras no menos importantes como son las de Cultura y Deporte para Patricia del Pozo y Sostenibilidad y Medio Ambiente para Catalina García– evidencia que la máquina no está del todo engrasada como el equipo de autobombo del presidente vende con la ayuda de sus medios corifeos. Mientras tanto, el problema de la infrafinanciación de Andalucía puede seguir sin solventarse si el presidente andaluz se pliega, una vez más, a estrategias partidistas que únicamente sirven para evidenciar que los problemas que destacan los sumarios de los informativos de Canal Sur no concuerdan en casi nada con los de todos y cada uno de los más de ocho millones y medio de andaluces.