Nos asombrábamos, los ignorantes, los que no podíamos comprender porque a Carlos Alcaraz le costaba ganar a alguien con tan poco relumbrón como el norteamericano Tommy Paul.
Cuando Paul lo derrotó en Toronto costaba creérselo, y la legión de seguidores de Alcaraz pensaba que en un siguiente encuentro el Spiderman del Palmar se comería al americano de la gorra al revés.
Pero no. Aunque sí, sí que ganó Alcaraz a Tommy Paul en Cincinnati para conseguir meterse en cuartos de final. Pero le costó un huevo (y utilizo la expresión -un cojón habría dicho su abuelo- porque creo que es la más gráfica y la que mejor lo explica).
El primer set cayó del lado de Alcaraz después del tie break.
El segundo set se lo llevó Tommy.
Y el tercero….. En el tercero Alcaraz estaba un poco más fuerte; pero sobre todo cuando se interrumpió el partido a causa de la lluvia en el penúltimo juego, la relación de fuerzas, la rivalidad, cambió.
Mientras esperaban en los vestuarios estuvieron los dos de risas y buen rollito. Y al volver a salir a pista se notaba en la cara de Tommy Paul que no le apetecía ponerle las cosas demasiado difíciles a ese chaval tan simpático.
Que nadie lo minusvalore: el poder de ser simpático.
Tigre Tigre
