Como no podía ser de otro modo, las cifras del paro registrado de ayer confirmaron que el mercado laboral español se mueve gracias al dinamismo de la estacionalidad. El dato cuantitativo fue bueno, evidentemente, dado que se produjo un descenso del desempleo de 10.830 personas.
Sin embargo, como sucede todos los meses, las cifras publicadas por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) muestran una realidad muy distinta que desmonta el optimismo del gobierno de Pedro Sánchez y las ideas fuerza dictadas por los órganos de propaganda de Moncloa y Ferraz.
España no está mejor que antes de la llegada de Pedro Sánchez al poder. En lo referido a la efectividad de las políticas activas de empleo lo único que se ha hecho es maquillar unas cifras que, analizadas en su totalidad (no sólo en el titular fácil), son muy malas. Esta es la consecuencia de una reforma laboral fake por la que el país ha sido condenado por las instituciones europeas.
Las cifras analizadas no las da la oposición, ni la extrema derecha ni la derechita cobarde, ni tampoco los enemigos de Sánchez. Los datos que se analizarán a continuación están dentro de los diferentes informes del propio SEPE. La situación de sectarismo de la izquierda es la que es y quien firma este análisis se ve obligado en ocasiones a puntualizar aspectos obvios, no vaya a ser que a alguien le escueza lo que no está escocido.
En primer lugar, llama poderosamente la atención un dato que ya fue adelantado por la pasada Encuesta de Población Activa (EPA): los contratos temporales y precarios del verano han pasado de ser los primeros trabajos de los estudiantes a los salvavidas de los parados de larga duración. Según las cifras del SEPE, baja en casi 3.000 personas en el colectivo sin empleo anterior, donde figuran los parados por más de un año, pero solo en 210 personas entre los menores de 25 años.
Este escenario es terrible y demuestra, una vez más, lo que en meses anteriores ya han señalado los datos oficiales: el paro de larga duración se está cronificando y el numero de trabajadores pobres se dispara mes a mes.
Otro dato tremendo que revela el SEPE es que, incluso en un informe de paro registrado con menos desempleados, en la España de Sánchez son necesarios 140 contratos para crear un empleo neto. Además, y esto es un misil en la línea de flotación del aparato de propaganda sanchista, son necesario 54 contratos indefinidos para crear un puesto de trabajo.
Esta es una de las cifras más terribles de las últimas series. 54 contratos indefinidos firmados en un mes por cada persona que abandona el paro. El dato del SEPE demuestra que el hecho de que un contrato sea indefinido no garantiza que no sea precario o temporal, dado que pueden firmarse un sábado y destruirse un domingo. Eso no es contratación de calidad ni indefinida, sino la constatación de que la reforma laboral de Sánchez fue una de las mayores estafas contra la clases trabajadora. Al menos, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy fueron de frente con sus reformas laborales y no pretendieron engañar: eran leyes destructoras. La de Sánchez, además de eso, se vendió como lo contrario a lo que es.
España, líder absoluta en parados
Los datos oficiales del SEPE se unen a la estadística de la Unión Europea conocida por la que España, la España de Pedro Sánchez, ya es el único país de la Unión que supera el 10% de desempleo, tras conseguir Grecia rebajarlo al 9,6%.
El modelo de empleo y de contratación de la España de Pedro Sánchez sigue manteniendo un mercado laboral con los pies hundidos hasta el fondo del fango. España ya es el país con más turismo extranjero del mundo, pero en la población trabajadora repercute en contratos de dos días y jornadas interminables para ganar, si acaso, el salario mínimo interprofesional, lo que hace imposible los parámetros mínimos para tener una vida digna.
El lema de los órganos de propaganda de Pedro Sánchez machacan con el mensaje de que su acción de gobierno está basada en mejorar la vida de las personas. Sin embargo, los hechos y las cifras oficiales demuestran que está haciendo lo contrario. No tiene más que preguntarle a los cientos de miles de familias que sólo se pueden permitir compartir vivienda.