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Conexión de Redes

Jaime Company González
Jaime Company González
Abogado Colegiado en el Ilustre Colegio de Madrid desde 1996 Especialista en Derechos Fundamentales Civil, Laboral y Penal.
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análisis

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En la práctica del deporte de alto nivel se realizan controles antidopaje para excluir a los deportistas que no lo son, es decir, a los que hacen trampas para intentar obtener un éxito que no alcanzarían jugando limpio.

En muchas ocasiones he pensado que los controles «antidoping» deberían hacerse en muchos más ámbitos, pero sobre todo en política y en el mundo jurídico, dadas las relaciones tan peligrosas para la democracia y el estado de derecho que mantienen algunos de sus integrantes. Esos que mientras afianzan las redes de que disponen y construyen nuevas, tratan de hacernos ver que son impecables en sus actos desde puestos nobles que no merecen.

Es de actualidad la maniobra de la Fiscalía aireando comunicaciones de un abogado para destrozar a la pareja de su cliente. Un claro ejemplo de dopaje y trampa con independencia del «color» del objetivo. Sin embargo, y por mucho que ahora el Colegio de abogados de Madrid cumpla con su función, y denuncie el puntual hecho, la utilización espuria del Ministerio público, en perjuicio de otros, no es nueva.

Al hilo de destrozar vidas, o al menos intentarlo, en maniobras prospectivas prohibidas, me impactó la terrible experiencia que el abogado Javier de la Vega contaba en su libro, «Inocente». Por supuesto que no voy a hacer «spoiler» y les invito a leerlo, pero lo cierto es que en dicho caso también se vislumbra la red, falseando pruebas, manejando tiempos y con la Fiscalía buscando donde se veía claro que no había nada de lo que buscaban. A la señora Fiscal le daba igual, ella iba a lo suyo, o más bien al interés de otros que estaban (y seguramente siguen estando) por encima de la ley y el derecho.

Otro caso, sangrante, y brutal a más no poder, es el de Jesús Carballo, ex seleccionador nacional de gimnasia artística femenina, al que acusaron por hechos que jamás se produjeron, y que en la denuncia de 2012 situaron a principios de 1980 y al que ningún juez, fiscal, ni abogado, le ha hecho jamás ni una sola pregunta. 

Les aseguro que Jesús Carballo también es inocente, como él mismo dijo, «de los pies a la cabeza». En la jurisdicción penal ni siquiera le situaron como investigado, de hecho el proceso se sobreseyó y archivó porque no existía el mínimo indicio de apariencia criminal, en contra de una abogacía del estado ( empujada por un político de ascendencia «Fiscal»), que hizo un ridículo espantoso. Pero ahí estaba la Fiscalía, que parece ser todavía se consideraba «de papá» ( dirigida y dopada), esperando en el procedimiento civil que Carballo inició para la protección de su honor, autos cuyos entresijos e intervinientes deberían conocerse, mediante el más potente de los altavoces, porque las coincidencias resultan escandalosas con un engaño de dimensiones olímpicas a la opinión pública. 

En ese proceso civil la Fiscalía primero le vejó e insultó, sin hacerle ninguna pregunta en el juicio, insisto, y sin que la señora Fiscal firmara sus informes con nombre y apellidos. Otro fiscal mantuvo la misma posición en la Audiencia Provincial de Madrid, mientras otro distinto, (gracias por cumplir con su función) le protegió en el Tribunal Supremo, para que posteriormente la Fiscalía del Constitucional le dejara tirado. Coincidirán conmigo en que a «esto» no se le puede llamar Ministerio Público, ya que en realidad su conducta, en esta ocasión y en otras, es más propia del «Camarote de los Hermanos Marx».

El caso de Jesús Carballo, analizado al detalle, mostraría a la opinión pública las vergüenzas de un sistema claramente corrupto y la conexión entre redes, y es que quienes en su día controlaban el deporte estaban y están en muchos más lugares haciendo el mal, con conexiones ocultas y conductas públicas de mera apariencia. 

Dimiten de unos cargos para situarse en otros «más importantes» o para hacer una pausa y desaparecer del foco, mientras siguen manejando y engañando a todo el mundo con sus contactos de poder.

Con controles antidopajes estarían fuera, pero son muy hábiles, controlando «el control». Esa es su red. La red que viene del mundo del deporte.

Les invito a descubrirles y desenmascararles, no es labor de uno, es obligación de todos.

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