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Dales caña, Zapatero

El expresidente del Gobierno cumple el papel de polemista y azote de la derecha del PSOE

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análisis

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Desde hace tiempo, el PSOE viene echando en falta la presencia de un nuevo Alfonso Guerra. Alguien demoledor en el análisis y mordaz en la retórica que sepa desenfundar como el más rápido al Oeste del río Pecos. Alguien que reparta estopa y ponga a la derecha en su sitio. Alguien que diga las cosas tal como son y tal como hay que decirlas. Ese papel de nuevo Arfonzo, salvando las distancias, lo ha asumido José Luis Rodríguez Zapatero.

La campaña electoral hacia el 23J ha destapado al expresidente más guerrillero. Lo llamaban Bambi, pero ahora es más bien como Rambo. Si hay que darle un zasca a Feijóo por sus mentiras económicas, ahí esta Zapatero para afearle al gallego. Si hay que enfrentarse al abusón dialéctico de Abascal, Zapatero lo hace con valentía, con integridad y con la razón de su parte. Y si hay que echarle una mano a Sánchez, salir en su defensa y denunciar el linchamiento público al que ha sido sometido durante cuatro años, nadie mejor que Zapatero para hacer las veces de fiel guardaespaldas.

Perdido ya para siempre Felipe González, que está a sus asuntos propios, a sus cosas liberales y a su vanidad algo resentida, al PSOE todavía le queda una voz sincera y honesta como la de JLRZ que dice las verdades como puños. El outsider que funciona al margen del aparato del partido y que explica las cosas como son, sin facturas pendientes, ni intereses ocultos o rencores, hasta plantarse en el programa de Carlos Herrera para decirle: “Sí, pasó con mi Gobierno, ETA se rindió y estoy orgulloso de ello”. “¿Me está diciendo que el que acabó con ETA fue el PSOE?”, contraatacó el presentador de los obispos. “Mi gobierno, sí, lo digo: se rindió ETA, se entregó ETA, lo digo y lo afirmo y lo sé. Seguramente puedo ser de las personas que más datos tenga y más información atesore”, espetó el expresidente poniendo los puntos sobre las íes en la cadena católica.

A Zapatero ya le da igual ocho que ochenta. Dice lo que piensa y lo dice sin miedo. Si toca recordar que Bildu y Esquerra son partidos perfectamente democráticos, por mucho que el PP se empeñe en demonizarlos, va y lo dice. Si se trata de desmontar las mentiras de Feijóo sobre el sanchismo, un constructo ideológico que ni siquiera el jefe de la oposición sabe lo que es, lo hace. Y mientras González cae en la demagogia barata de pedir que gobierne la lista más votada, haciéndole el caldo gordo a las derechas y como si ya diera el partido por perdido, Zetapé se mantiene firme en las barricadas, subiendo la moral del electorado y apostando por una victoria de las izquierdas el 23J en la que probablemente, en su fuero interno, tampoco cree él.

Hay una gran diferencia entre Felipe y José Luis Rodríguez Zapatero. El primero habla ya en nombre de sí mismo, mientras que el segundo va camino de convertirse en la voz de la conciencia del futuro PSOE. Hacía mucho que Ferraz estaba huérfana de ese guía espiritual, de ese filósofo idealista con retranca capaz de rearmar moralmente al partido. Es cierto que el cáustico Alfonso Guerra, azote de fachas, era más de la escuela cínica, un Diógenes del sabio socialismo sevillano más satírico y corrosivo, un boina roja de machete en la boca que entraba a degüello. A él le debemos frase míticas e insuperables para la historia como “Margaret Thatcher, en vez de desodorante, se echa tres en uno”; “Fraga tiene los intestinos colocados en el cerebro”; o “podremos meter la pata, pero no meteremos la mano”.

Por el contrario, Zapatero, con su estilo estoico pero combativo, sereno pero firme, ofensivo pero cabal, también pone el candil y alumbra allá donde reina la oscuridad, la mendacidad y el bulo de las derechas. Ayer mismo, soltó perlas tan brillantes como que “Feijóo está empezando a derogarse a sí mismo” (a propósito de su bajada de pantalones con la reforma laboral de Yolanda Díaz) o que la “recuperación económica está siendo poderosa y si el PP tuviera estos datos, no diría que va como una moto, sino como un Apolo 12”.

Zapatero ya no tiene nada que ganar moviéndose por platós de televisión, redacciones y emisoras de radio. Nada salvo seguir luchando por la democracia y la convivencia mientras la ultraderecha avanza imparable. Podría haberse quedado en su casa, o con los suyos en Valladolid, asistiendo al ruidoso gallinero de la política. Lejos de acomodarse, se ha remangado, ha puesto pie en pared y ha decidido aportar su granito de arena, de forma altruista, por ideales y lealtad, para plantar cara en la decisiva batalla del 23J.

Al hombre de la ceja que asumió el poder en España tras las mentiras de Aznar del 11M lo vemos más en forma que nunca. Él niega que este haciendo méritos para volver en caso de que quede algún ministerio vacante (y así será, tiene su pensión vitalicia garantizada y no necesita más sueldos del Estado), pero viendo la clarividencia de la que hace gala, la memoria todavía fresca y la cintura ágil con la que da leña a su diestra, la verdad es que podría hacerlo sin ningún problema. Nunca llegará a la altura de Guerra, que hacía daño al enemigo político solo con abrir el pico. Pero ya le dicen aquello de “Dales caña, José Luis”, tal como le pedía la militancia a la mano derecha de Felipe cuando se olía cerca el rastro de la derechona. Su contribución a la causa de la izquierda, en un momento tan complicado y crítico mientras algunos barones siguen poniendo zancadillas a Sánchez, será recordado por muchos en el PSOE. Sin duda, el inesperado cameo de ZP eleva el listón de una campaña que promete ser más sucia y barriobajera que nunca.

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2 COMENTARIOS

  1. Pero que caña va dar este hombre si no hizo nada solo destruir España, lo mismo que esta haciendo Sanchez gobernando con comunistas y terroristas e independentistas.

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