El incendio forestal que asola la isla de Tenerife ha avanzado implacablemente, dejando tras de sí una estela de destrucción y preocupación. Hasta la fecha, ha consumido un área alarmante de 12.800 hectáreas y ha mantenido en vilo a mas de 7.000 personas evacuadas de sus hogares o confinadas, según datos oficiales.
El presidente de Canarias, Fernando Clavijo, ha compartido un atisbo de optimismo ante la posibilidad de que parte de los evacuados puedan regresar a sus hogares el próximo lunes. A pesar de esta esperanza, la magnitud del desastre es innegable, con más de 12.800 hectáreas de tierra arrasadas en un perímetro que se extiende por casi 90 kilómetros. Aunque la noche anterior fue «tranquila», con vientos escasos, los efectos acumulativos del incendio han dejado una marca duradera.
El esfuerzo de contención y extinción ha sido monumental. Cerca de 600 profesionales, entre personal de seguridad, logística y lucha contra incendios, se han unido en un operativo frenético para tratar de detener la propagación de las llamas. Durante la noche, aproximadamente 300 de estos valientes individuos continuaron combatiendo el fuego sobre el terreno, trabajando incansablemente para proteger hogares y recursos vitales.
Centro meteorológico en Izaña, en el Parque Nacional del Teide
El incendio se ha cernido peligrosamente cerca del observatorio y el centro meteorológico en Izaña, situados en el Parque Nacional del Teide. Sin embargo, la relativa calma de los vientos permitió a los equipos de respuesta operar con eficacia y defender las instalaciones y viviendas cercanas. Esta no es solo una lucha por la contención del fuego, sino también una lucha por la protección de la infraestructura vital y el patrimonio natural de la isla.
El incendio fue intencionado
La devastación es aún más amarga al considerar la revelación de que el incendio fue intencionado. El presidente Clavijo ha expresado su enojo e impotencia ante este acto de malicia. Si bien la idea de endurecer las penas por actos tan destructivos es tentadora, el camino hacia una solución efectiva no es claro. La angustia es palpable, especialmente dado el contexto de condiciones climáticas extremas que han agotado los servicios de prevención y extinción en las últimas semanas.
Las llamas han sido contenidas en el frente sur, donde se originaron hace una semana. El domingo vio esfuerzos enfocados en detener el avance del fuego hacia el norte y las zonas elevadas del municipio de Güímar. Las autoridades también han logrado reubicar a la mayoría de los evacuados en las zonas de Arafo y Candelaria, aunque las tensiones y el deseo de regresar a casa siguen siendo palpables.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha anunciado su visita a las áreas afectadas. Su presencia subraya la gravedad de la situación y el compromiso del gobierno central en la respuesta a esta crisis. La colaboración entre el Gobierno de Canarias y el Gobierno de España es fundamental en un momento como este, donde la unidad es esencial para superar la adversidad.
Si bien el incendio aún no está bajo control, el presidente Clavijo crea un halo de esperanza al decir que «quizás lo peor ya ha pasado» aunque permanece alerta ante cualquier eventualidad anómala. El incendio en Tenerife es un recordatorio sombrío de la fragilidad de nuestro entorno y la importancia de la unidad en momentos de desafío.
