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Donald Trump, la gran estafa del sistema plutocrático

Cientos de millones de personas en todo el mundo ven en el expresidente estadounidense una especie de luchador contra el establishment y que su objetivo es destruir el sistema actual, una perspectiva que sus propios hechos y las consecuencias desmienten

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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En el mundo democrático hay personas que ven en Donald Trump una especie de salvador, el hombre que desde el poder va a destruir el actual sistema y a acabar con el régimen plutocrático que se ha impuesto desde la crisis de 2008. Trump se siente a gusto en ese papel, pero, en realidad, es sólo un disfraz porque él mismo es parte de ese cenáculo del poder económico y empresarial.

Las consecuencias de sus hechos cuando fue presidente demuestran que es lo contrario a la imagen que proyecta. Ni rebelde, ni revolucionario, sino un estafador que está engañando a cientos de millones de personas en todo el mundo, personas que son víctimas de un sistema injusto y cruel.

Hay que partir de la base de que para poder romper el actual sistema hay que destruir todas las legislaciones que protegen a los multimillonarios y a las grandes corporaciones, es decir, eliminar la impunidad con la que cuentan a la hora de perpetrar abusos a las diferentes ciudadanías. Donald Trump, cuando fue presidente, hizo lo contrario: los ricos se beneficiaron de manera extraordinaria de su estrategia política y de sus políticas económicas. Las consecuencias han sido nefastas para el pueblo de los Estados Unidos.

Las leyes de reducción de impuestos a los ricos, a los bancos y a las grandes empresas aprobadas por Trump provocaron, antes de la pandemia, un incremento del déficit público en 400.000 millones de dólares más de lo previsto, según datos hechos públicos por la Oficina de Presupuestos del Congreso. Posteriormente, Estados Unidos estuvo a punto de la quiebra por la reducción de ingresos federales, dado que el coste final de estas medidas fue de 2 billones de dólares.

Además, esos recortes de impuestos a los ricos y las grandes empresas sólo beneficiaron a los poderosos, no al resto del pueblo. ¿Esto es destruir el sistema o acabar con el establishment? Más bien, fue lo contrario.

La gran banca estadounidense, según Bloomberg, obtuvo beneficios extraordinarios de más de 21.000 millones de dólares gracias a las políticas fiscales de Trump y la codicia corporativa llevó a que, además, ejecutaran despidos indiscriminados o recortaran el crédito a familias y pequeñas y medianas empresas. Otra gran corporación, AT&T, siguió el mismo camino e incrementó enormemente sus beneficios gracias a las medidas de Trump para, a continuación, despedir a miles de trabajadores, según las informaciones de CBS News.

Por su parte, los analistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) fueron concluyentes al afirmar que «encontramos que tanto la inversión en (PPE) como la inversión extranjera directa (IED) financiada con utilidades retenidas respondieron positivamente, pero no la IED financiada con nuevo capital o deuda. En las regresiones de PPE a nivel de país, la inclusión de controles macroeconómicos hace que los coeficientes de las tasas impositivas sean insignificantes, lo que sugiere que el aumento de la inversión en PPE después de la TCJA fue impulsado por el crecimiento económico general». Es decir, no tuvieron un impacto económico positivo ni lograron impulsar la inversión.

Donald Trump, en realidad, es un cómplice del sistema que está estafando a cientos de millones de personas con una imagen de rebelde que no se corresponde con sus hechos. El expresidente y reciente ganador del caucus de Iowa, está aferrado a una política económica fallida porque continúa creyendo que los recortes de impuestos para los ricos y las grandes corporaciones levantarán brindarán un impulso económico al resto de la ciudadanía. Esa es la misma teoría económica del establishment contra el que Trump afirma que lucha.

La realidad es que esa teoría económica no funciona, sobre todo desde la liberalización de los mercados y la digitalización de los procesos. Las políticas de Trump son, realmente, una estafa de los ricos para los ricos porque la merma de la recaudación del Estado es la excusa utilizada para recortar los servicios sociales y entregar la protección ciudadana a los intereses privados.

Las clases medias y trabajadoras no participan del festín del recorte de impuestos a los ricos. Las cifras comunicadas por las grandes corporaciones a sus accionistas demuestran que el dinero ahorrado en impuestos se ha utilizado para incrementar los salarios de los directores ejecutivos y los dividendos de los grandes accionistas. No ha habido un incremento de inversión que genere puestos de trabajo. Más bien al contrario, han reducido personal para incrementar beneficios o han realizado recompras irresponsables de acciones.

Las cifras sin incontestables. La rebelión contra el establishment de Donald Trump se tradujo en que la fortuna colectiva de los 748 multimillonarios de Estados Unidos superó los 5 billones de dólares en septiembre de 2023, una cifra casi récord. Un asombroso aumento de 2,2 billones de dólares (77%) desde la promulgación de las leyes fiscales de Trump.

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