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El PP es un clamor: «¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!»

Ningún cargo lo dice públicamente, para no crear una crisis antes de que Feijóo demuestre si es capaz, o no, de lograr los apoyos para poder presentarse ante el Jefe del Estado. Sin embargo, los cuchillos ya están preparados para el momento en que se confirme lo que todo el mundo ya sabe: el único que puede presentarse a la investidura es Pedro Sánchez

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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En la película Iron Man, el personaje de Tony Stark es secuestrado por un grupo paramilitar afgano tras recibir en el pecho una ráfaga de metralla. Se le colocó un electroimán para evitar que el metal que estaba en su cuerpo llegara a su corazón. El compañero de cautiverio de Stark, Ho Yinsen, cuando le está explicando lo que le ocurre, dice que en su pueblo, a las personas que tienen ese tipo de heridas, las llaman «muertos vivientes» porque la metralla tarda unos días en llegar al corazón.

Desde un punto de vista político, esa es la situación actual de Alberto Núñez Feijóo, es un muerto viviente, por más que siga dando la matraca con que él es el único con derecho a formar gobierno por haber sido la lista más votada. Esta obsesión no sólo demuestra un analfabetismo democrático absoluto, sino la puesta en marcha del espíritu de supervivencia.

No es un secreto que los resultados electorales de Feijóo fueron un jarro de agua fría. Daba la sensación de que todos le daban ya como presidente del Gobierno. Incluso se tenía ya preparado un esquema de quién iba a ocupar los diferentes ministerios. Esa era la percepción que había en el PP y, en consecuencia, la decepción ha sido muy profunda a pesar de haber sido «la lista más votada».

En el Partido Popular saben que es absolutamente imposible que Feijóo logre algún acuerdo que le acerque a la mayoría simple del Congreso de los Diputados que le haría, en segunda votación, presidente del Gobierno. En el PP también saben, porque así se lo ha dejado muy claro la ciudadanía, que los españoles no quieren a Vox en el gobierno central. Los pactos en autonomías y ayuntamientos, junto a las primeras decisiones tomadas por esos nuevos gobiernos, han generado miedo en una parte muy importante del electorado.

Sin embargo, lo que de verdad saben en el PP es que están solos y que el único socio que podrían tener no es muy deseable. En consecuencia, varias decenas de dirigentes populares tienen clara cuál es la solución: bloquear las instituciones, impedir que Pedro Sánchez sea investido presidente y que en los meses de diciembre, enero o febrero se repitan las elecciones con una nueva candidata: Isabel Díaz Ayuso.

Lo que en principio fue el deseo en voz alta de Esperanza Aguirre y el clamor de los militantes que acudieron a la calle Génova el domingo por la noche, ahora ya está en los puestos de la dirigencia popular. Nadie lo dice, nadie hace declaraciones al respecto, todo el mundo está respetando a Feijóo y sus últimas semanas en la primera línea de la política nacional. Sin embargo, en privado y de manera extraoficial la frase es la misma: «con Ayuso esto no hubiera pasado».

¿Por qué Isabel Díaz Ayuso? En primer lugar, porque, desde el punto de vista de los dirigentes del PP, la presidenta de la Comunidad de Madrid sí ha demostrado, con hechos, que es capaz de enfrentarse a Pedro Sánchez.

En segundo término, porque la dureza del discurso de Ayuso, que es una mezcla de trumpismo, populismo, neoconservadurismo y neoliberalismo, gusta a los votantes de Vox y habría captado varios cientos de miles de votos de la extrema derecha, lo que se habría traducido en, posiblemente, los escaños suficientes como para poder acudir a la investidura con muchas más garantías.

No se puede olvidar que Ayuso, cuando se pone el disfraz trumpista, no duda en usar los eslóganes de la extrema derecha, incluso en sede parlamentaria. Por ejemplo, en una sesión de control en la Asamblea de Madrid le espetó a Juan Lobato, líder del PSOE madrileño, el tan manido «¡Que te vote Txapote!».

En consecuencia, el dilema que hay ahora en el PP es cómo cargarse a Feijóo sin que parezca una ejecución en modo «Bruto y Julio César» como ocurrió con Pablo Casado. Insistimos, nadie habla, nadie se posiciona públicamente, pero las cartas ya están echadas, y, por mucho que Ayuso niegue la mayor, la realidad es que la elegida es ella y en su partido el clamor que se oye entre bambalinas es «¡Ayuso, Ayuso, Ayuso!».  

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5 COMENTARIOS

  1. el pp es un partido facista su fundador fraga iribarne lo era la ayuso fue falangista y lo sigue siendo este partiducho lleno de corrupcion tenia que haber siro ilegalizado por ladrones y sus votantes una panda de muy malas personas cuando pablo casado digo la verdad de la sinverguenza ayuso le pidieron la dimision y como esta perra ayuso se presente a candidata y gane adios a la poca libertad que tenemos

  2. Es lo que le faltaba a españa,una que tiene los tornillos mentales algo flojos,solo hay que saber mirar a sus ojos y que a la vez tiene muy mala leche.¿De verdad el PP y los peperos seran capaces de votar a alguien que ha dejado morir en las residencias madrileñas a miles de ancianos?

  3. España es mucho más que Madrid, es una comunidad autónoma de las 17 que se establecieron como una disposición de la Constitución de España aprobada en 1978, se rigen individualmente por sus respectivas leyes que se conocen como Estatutos de Autonomía…En el fondo, en la forma, y en el estilo, Ayuso y Feijoo, son la misma moneda del narcisismo…Isabel Díaz Ayuso, tiene dos frentes marcados …los que no son el PP y los propios de sus más cercanos…Bonilla…llegado el momento, lo que veremos muy pronto… es un enfrentamiento de sillones, quítate tú, que me pongo yo, que molo más.

  4. Tengo serias dudas de que al PP le vaya mejor con la chulapona que con el gallego. Su madrileñocentrismo es odiado en todo el resto de España. Los votos PP+Vox son los que hay. No hay más. Da igual la proporción. Y el miedo a la ultraderecha es el mismo miedo a la chulapona, la “izquierda” se volvería a movilizar. La solución del PP no es robarle votos a Vox, es robarle votos al PSOE. Y eso, la chulapona no sabe hacerlo.

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