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Felipe González contra los indultos: «La deslealtad a las reglas de juego se paga»

El expresidente da mensajes "para todos" en El Hormiguero

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análisis

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Hasta ahora no se habían pronunciado las viejas glorias de la política española. Como viene siendo habitual desde que gobierna Pedro Sánchez, las apariciones del que fuera el primer presidente tras la transición, Felipe González, no son para mostrarle apoyo. A pesar de compartir militancia.

El presidente González se ha mostrado «horrorizado» por la política «de bloques», reflexionando sobre la polarización que se está viviendo en la actualidad partidista española. Considera que es justamente «lo contrario» a lo que se debería hacer «ahora».

Su aparición en horario de máxima audiencia no ha sido casual. El informe de la Sala Segunda del Tribunal Supremo firmado por su presidente, el juez Manuel Marchena ha visto la luz esta mañana. Y en él se presentaban los argumentos para denegar, en opinión no vinculante del tribunal que les condenó, los indultos a los presos independentistas catalanes.

La entrevista se la ha dado a Pablo Motos, en el Hormiguero, uno de los programas de máxima audiencia y dirigido a un público genérico. Emitido en la cadena Antena3, del Grupo A3Media, cuyos vínculos con los grupos de influencia de la derecha es ya conocida.

«En estas condiciones yo no haría el indulto», ha opinado. Una consideración muy similar, por no decir idéntica a la que ha formulado Carlos Lesmes, Presidente del Consejo General del Poder Judicial -en funciones-, quien ha considerado hoy que lo de los indultos no es buena cosa si no hay un clima de «concordia».

A continuación Felipe ha querido ser más contundente, y regalarle a Motos una frase lapidaria, de esas suyas que trae preparadas de su despacho, rodeado seguramente de jarrones chinos, y ha dicho que la Constitución no admite «que nadie, unilateralmente, rompa las reglas del juego» (y que esto es así a pesar de que «no se trata de una Constitución militante»). Lo decía en un contexto distendido, de buen tono, entre sonrisa y sonrisa, pero sabiendo cuándo ponerse muy serio para darle el toque de «gravedad» necesario.

Pero ha repartido para todos. De la misma manera que le ha dado un mensaje claro a Pedro Sánchez (con quien no habla desde la moción de censura a Rajoy), intentando desacreditarle en público, siendo compañeros de militancia y naturales del «aparato», donde esto de ser crítico fuera «del partido» supone una práctica traición, también ha puesto sus puntos sobre las íes dejando caer alguna consideración para Marchena y «sus coristas», o sea, el PP.

Felipe González ha subrayado que «lo de pedir perdón» (cosa que no han hecho los independentistas catalanes, no lo harán y además están convencidos de ello) no es tan importante. Que, de hecho, es algo anticuado, es «viejuno». Para él, lo malo y gravísima de lo del 1 de octubre es «haber mostrado deslealtad a las reglas del juego». Y eso «se paga».

Y sobre todo, lo que más le preocupa al presidente (que fue destronado por el escándalo de un terrorismo de Estado bajo su mandato, de casos de financiación ilegal, de continuación de delitos de la etapa franquista), lo más relevante para él es saber si los catalanes independentistas estarían dispuestos a comportarse ahora, es decir, «a respetar la legalidad vigente». Y este mensaje va para el Govern. De alguna manera está dando un «aviso a navegantes», sabedor de lo que supone haber formado gobierno con un 52% de respaldo en unas elecciones hechas en medio de la tormenta continua de vendaval tras vendaval. Inhabilitación de President Torra por pancarta y votación en pico de pandemia incluidas.

Felipe sabe de sobra lo que quiere decir, porque sabe que el independentismo sigue cogiendo altura. Y sabe que los indultos serían una forma de reconocer que las cosas se han hecho bastante mal, incluso metiendo a la imparcial justicia de por medio. Se han hecho tan mal que ya ven venir el huracán desde Europa cuando hable su justicia imparcial.

Y por eso se ha ido preparando, igual que están intentando hacer muchos de los dirigentes políticos y analistas políticos estos días, apuntando al problema real: «el fracaso de la política y los dirigentes políticos. Habría que haber hecho política antes de ampararse en los jueces» ha dicho. O sea, que no se ha hecho política, y que alguien ha corrido a «ampararse en los jueces», como si pudiera no haberse hecho, como si los jueces han asumido algo que bien podrían haber rechazado por ser de índole absolutamente política.

No está mal el análisis que plantea. Y claro, por si pudieran parecer que aquí se ha montado un tinglado político y la justicia ha entrado en el juego para juzgar ideas. Podría pensarse, fíjese, que un tribunal de Justicia se ha puesto a meter en la cárcel por una cuestión meramente índole política. Y eso le preocupa a González.

Será porque quizás así lo parezca.

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1 COMENTARIO

  1. ¿Qué puede decir este GAL que no sea putrefacto? De abogado no ejerciente a oligarca financiero y nosotros con sus saqueos (él le llama privatizaciones) nos dejaron en pelota picada para poder amparar a los humildes al entregar a sus testaferros y amigos el patrimonio empresarial público. Y para más inri se nacionalizó colombiano para desde allí hacer negocios amparado por Uribe-Duque, dos grandes capos de negocios con la harina que coloca y mata.
    En fin, Felipe Cal Viva sigue a lo suyo, a enriquecerse y a predicar basura política.

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