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Galicia, entre el posible cambio y la incertidumbre ante el futuro

Los últimos sondeos dan un importante avance del BNG que podría acabar con 15 años de gobiernos populares

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análisis

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Galicia vota hoy. Los gallegos han llegado a este momento crucial de las urnas en medio de una gran convulsión política nacional por la polémica de la amnistía y las movilizaciones de los agricultores. Al Partido Popular se le ha hecho larga la campaña electoral, que empezó mal para la Xunta por la resaca de la contaminación a causa de los vertidos de pellets. Los populares han atravesado por dos fases bien diferenciadas en estas últimas semanas. Primero planteando una campaña en clave nacional hablando constantemente de la amnistía, de los enemigos de España y del Falcon de Pedro Sánchez.

Sin embargo, en la recta final, Alberto Núñez Feijóo hizo un flaco favor a su candidato, Alfonso Rueda, al lanzar aquel globo sonda con el que tanteó a la opinión pública al contemplar como opción los indultos a los líderes soberanistas catalanes y abriendo el camino a la reconciliación con Cataluña. Es decir, durante meses el PP ha estado convocando manifestaciones y tratando de dinamitar cualquier ley de perdón o medida de gracia a los encausados por el ‘proces’ para finalmente terminar reconociendo implícitamente que el partido estaba siguiendo una estrategia equivocada y que Pedro Sánchez iba en la dirección correcta. El viraje fue un tiro en el pie del presidente del PP que dejó desconcertados a los suyos, también a los populares gallegos a pocos días para la cita electoral. ¿Era la táctica adecuada plantear una campaña con parámetros locales o mejor nacionales? Solo las urnas lo dirán. Pero de este episodio sale un Feijóo cada vez más cuestionado, un líder que a las puertas de unas elecciones siempre termina cometiendo uno de sus fallos o habituales lapsus.

Lo que pase en las próximas horas dependerá de muchos factores. Puede haber un vuelto, de tal manera que el PP perderá el poder regional si Sumar y Democracia Oursensana superan el 5 por ciento de los votos. El rearme de la izquierda, aunque el partido socialista de Galicia se encamine al peor resultado de su historia, puede llevar a esa transformación del panorama político gallego, dominado por el PP en las últimas legislaturas.

Galicia vive momentos complicados. Hay incertidumbre ante el futuro. Con una situación económica que para nada invita al optimismo, graves problemas como los medioambientales y agrícolas y retraso en la industrialización (además del cáncer de la España vaciada), los partidos han ultimado una campaña electoral siempre revuelta, y con ella un PP que teme un movimiento sísmico en los cimientos de sus 15 años de gobierno ininterrumpido en la Xunta. Alfonso Rueda se enfrenta este domingo a los comicios más inciertos de este siglo en la región, y sin duda lo hace con un CIS que abre la posibilidad a un Gobierno de izquierdas.

Mientras el candidato del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, se ha mostrado convencido de este cambio en una entrevista con Antonio García Ferreras de La Sexta, la candidata del BNG, quien lideraría un hipotético nuevo gobierno, ha asegurado que «la pulsión de cambio se ha hecho más fuerte» a medida que ha avanzado la campaña y ha vaticinado que Feijóo «no tendrá su premio de consolación» tras el 23J con Galicia. En esta lucha podría tornarse imprescindible el partido de Gonzalo Pérez Jácome, Democracia Ourensana, a quien algunas encuestas otorga la llave del Gobierno. Su excéntrica postura política puede virar la gobernabilidad de un extremo a otro. El polémico candidato ha insistido en que a su partido le «da igual que gobierne la derecha clásica o la izquierda clásica», porque Ourense es su «prioridad» y ha llegado a afirmar que pactará «con el demonio» si es preciso.

Lo cierto es que cuando el pasado 21 de diciembre Alfonso Rueda anunció el adelanto electoral, el camino a los comicios parecía estar conducido por la polémica alentada por Alberto Núñez Feijóo sobre la ley de amnistía. Un asunto que el exlíder del PP gallego lideraba instalado en su tierra para la campaña. Sin embargo, la crisis de los pellets pronto enturbió la despejada senda popular. El cruce de acusaciones entre el Gobierno central y el Ejecutivo de la Xunta centró la atención electoral en la inexplicable espera para activar el nivel 2 de alarma y en la mala gestión de los tiempos.

Pronto, la campaña comenzó a adquirir tintes nacionales. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta, Yolanda Díaz, ministros y presidentes autonómicos, pasando por expresidentes, exlíderes y presidentes de honor, viajaron a Galicia para nacionalizar los comicios autonómicos, informa La Sexta.

No obstante, el verdadero vendaval lo produjo una polémica en el seno del PP en el ecuador de la campaña. En plena celebración de los Premios Goya, y a apenas una semana de que los gallegos acudieran a las urnas, el PP detonó la aparente nueva estabilidad en el escenario político con ese giro de 180 grados en su ofensiva total contra la ley de amnistía que el Gobierno negocia con Junts.

Fuentes ‘populares’ reconocían que Alberto Núñez Feijóo había barajado conceder el indulto a Carles Puigdemont, una opción que, no obstante, aseguraban haber descartado «en menos de 24 horas». Esta postura daba un viraje o brusco giro a aquello que el propio Feijóo había admitido días antes en un acto del partido en Lalín (Pontevedra), donde aseguraba que el PP había descartado el perdón a Puigdemont. «La amnistía siempre fue una línea roja. Nosotros no somos el PSOE, nosotros no comerciamos con España, no nos movemos por la conveniencia política o personal», afirmaba entonces.

Los ‘populares’ reconocían así que el PP se sentó con Junts a negociar la investidura de Feijóo y que estudiaron la posibilidad de conceder el indulto a Puigdemont para facilitar un Gobierno teñido de azul. Todo tras meses de señalamientos, protestas y una defensa férrea a la acusación de terrorismo sobre el expresident de la Generalitat.

Tras recular, titubear y cuestionar, el PP trataba de despojarse de la polémica con un cambio de tono notable y un discurso que incluso hace suyo el líder del PP regional. Rueda afirma ahora que «no hay ningún giro» en la línea mantenida por el PP sobre la amnistía, sino «una afirmación categórica» de Feijóo «diciendo que en ningún caso se puede admitir una amnistía ni los indultos». Las urnas hablarán y pondrá a cada cual en su lugar.

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