Juan Marín (Salúcar de Barrameda, Cádiz, 1962) es un superviviente nato de la política así que pasen 40 años desde sus comienzos en Alianza Popular (AP). Su trayectoria profesional conoce prácticamente todas las combinaciones posibles de chaquetas y casi toda la paleta de colores. Justo ahora que su todavía partido, Ciudadanos, emprende una más que tenebrosa carrera de refundación en el espectro liberal antes de caer previsible y definitivamente en el ostracismo más absoluto por mandato de las voluntad ciudadana, el que fuera líder del partido naranja en Andalucía ha decidido aparcar la opción de la empresa privada y abrazar un carguito público a instancias de Juan Manuel Moreno Bonilla, el que fuera su jefe directo durante los últimos cuatro años hasta el pasado 19 de junio, cuando el PP fagocitó de cuajo con una mayoría absoluta aplastante toda la representación parlamentaria de los naranjas en la Cámara autonómica. Marín, adalid de los autónomos y atila de los chiringuitos del PSOE, de los que se jacta de haber eliminado más de medio centenar de ellos, cobrará unos 5.500 euros mensuales como presidente del Consejo Económico y Social de Andalucía (CES), un órgano consultivo de la Junta de Andalucía que ha estado en manos del socialista Ángel Javier Gallego durante los últimos nueve años.
Con la entrada de Marín en la presidencia del CES se cierra prácticamente el rápido proceso de absorción por parte del PP andaluz de los principales representantes que Ciudadanos tenía en Andalucía, en un proceso imparable que comenzó tras la noche electoral del pasado 19 de junio, cuando el partido naranja perdió del tirón los 21 diputados obtenidos en los comicios autonómicos de diciembre de 2018, que le permitió gobernar estos últimos cuatro años en coalición con el PP de Moreno Bonilla.
Como reza su declaración de principios en la página de la Junta, “el Consejo Económico y Social de Andalucía es un órgano consultivo y de participación social del Gobierno andaluz en materia socioeconómica, que sirve de canal de diálogo permanente entre la sociedad civil organizada y el gobierno autonómico”. En él están representados las organizaciones sindicales Comisiones Obreras y UGT Andalucía, la Confederación de Empresarios de Andalucía, la economía social, los consumidores y usuarios, las corporaciones locales, las universidades y un grupo de expertos en las materias competencia del Consejo.
Durante una comisión parlamentaria en febrero de 2021, Marín explicó que, hasta el 1 de enero de este año su gestión al frente de la Vicepresidencia de la Junta había permitido eliminar 55 entidades instrumentales del sector público andaluz, en lo que denominó un “proceso constante de supervisión y agilización de los trámites precisos para disolver aquellos entes que no tienen actividad o carecen de personal”, una actividad paralela a las auditorías que realizaron en un total de 54 organismos públicos de dudosa utilidad.
A tenor del fichaje de Marín como nuevo presidente del CES, adelantada por ABC de Sevilla, el órgano consultivo de la Junta no entraba en esta horquilla de órganos públicos supuestamente instrumentales sin actividad eliminados por el atila de los chiringuitos del PSOE. Precisamente Marín sustituye en el cargo a un socialista de larga trayectoria profesional en el CES durante la última década.
