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«La escasez de agua ya no puede manejarse como una situación de emergencia, sino como un problema estructural»

El Foro de la Economía del Agua aboga en su último informe anual por un pacto global por el agua y la generalización del empleo de soluciones tecnológicas que permitan aumentar la cantidad de agua y garantizar su calidad

Juan Carlos Ruiz
Juan Carlos Ruiz
Periodista y Licenciado en Ciencias de la Información
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análisis

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Los últimos datos publicados por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico indican que la reserva hídrica española se encuentra al 32,2% de su capacidad, con un total de agua embalsada de 18.038 hectómetros cúbicos. Esta cifra es un 17,6% más baja que en el mismo periodo del año anterior, y se sitúa un 35% por debajo de la media de los últimos 10 años. Por ello, el Foro de la Economía del Agua plantea que esta situación «ya no puede manejarse como una emergencia, sino como una problemática crónica que requiere soluciones estructurales y no coyunturales».

Como explica Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua, “ya no vale hablar de medidas de emergencia ante la escasez de agua, que es ya una realidad y se irá acrecentando a causa del cambio climático: es necesario buscar una planificación estructural para suplir la menor oferta y atender a la demanda creciente”. El Foro acaba de publicar su último informe, que recoge las conclusiones de su XV reunión anual, celebrada recientemente en Santiago de Chile, y que apuesta por «un pacto global por el agua para paliar los efectos del cambio climático».

El informe señala que garantizar un acceso universal al agua resulta cada más complejo debido a la creciente escasez del recurso, que circula paralela al aumento de la población y de sus necesidades de suministro. Por ello, el texto apuesta por la «generalización del empleo de soluciones tecnológicas que permiten aumentar la cantidad de agua y garantizar su calidad, a través de la reutilización, la desalación y la extracción controlada de las aguas subterráneas». Además, el informe recuerda que este incremento del agua disponible debe ir acompañado de una gobernanza sólida, que garantice la eficiencia en el manejo y la equidad en el suministro.

Aguas subterráneas, el 99% de las reservas del planeta

El potencial de las aguas subterráneas, que suponen el 99% del agua disponible, es otro de los temas que pone de relieve el texto. Según señala Arana, “a pesar de su gran importancia, se trata de un recurso muy poco conocido” y apunta la utilidad de emplear herramientas de inteligencia artificial para su estudio: “Analizar las aguas subterráneas es imprescindible para valorar cuánto recurso podemos utilizar, de qué tipo y cómo extraerlo para evitar su degradación”, comenta.

Las herramientas de reutilización de agua serían la alternativa que presenta mayor consenso, no solo por el alto nivel de desarrollo de las técnicas utilizadas para el tratamiento de las aguas residuales, sino también por el amplio abanico de actividades en las que pueden ser utilizadas. “Esta tecnología ha conseguido dotar de una segunda vida al recurso y devolverlo al medio en condiciones incluso mejores que en las que se captó, lo que conocemos como agua regenerada, de modo que se redunda en la mejora de calidad del agua además de en un incremento de la cantidad disponible”, explica Francisco Lombardo, presidente del Foro de la Economía del Agua. De este modo, «el Foro aboga por la implantación de una economía circular del agua, que priorice la optimización del consumo y la regeneración».

Alianzas frente a la escasez

El establecimiento de alianzas para hacer frente a la escasez de agua y a la importancia de acometer un pacto global para enfrentar el cambio climático, en línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 17 de Naciones Unidas será básico. El texto destaca que garantizar el equilibrio hídrico en circunstancias tan adversas como las actuales, y que lo serán aún más en el futuro, requiere del compromiso de todos los actores implicados —administración pública, academia, sector privado y sociedad civil al completo— y de una coordinación de todas las administraciones que toman decisiones sobre el agua: locales, regionales, nacionales y supranacionales.

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