Las pruebas con las que cuenta el fiscal Jack Smith y la magistrada Tanya Chutkan son demoledoras y demuestran con claridad cómo Donald Trump sí intentó revertir el resultado de las Elecciones Presidenciales.
Esas pruebas han salido, entre otras cosas, de más de 1.000 testimonios y decenas de miles de documentos que demuestran que el expresidente y sus aliados pretendieron anular los comicios que había ganado Joe Biden.
Sin embargo, Trump y su equipo sigue pretendiendo hacer creer que el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 fue un intento de golpe de Estado casual y aficionado que salió mal y que él no tuvo nada que ver.
Las pruebas muestran de manera documental que todas las afirmaciones realizadas por Trump tras las elecciones y, sobre todo, en los momentos previos a la insurrección tenían una intencionalidad que formaba parte de una estrategia perfectamente planificada: anular los votos, encontrar nuevos votos y, en última instancia, avivar un ataque contra el Congreso, a pesar de que sabía que había perdido.
«El presidente Trump fue informado una y otra vez, por sus altos funcionarios, expertos de campaña y aquellos que lo habían servido durante años», señala uno de los documentos probatorios, «que sus acusaciones de fraude electoral no tenían sentido». Estas conclusiones se basan en el testimonio de algunos de los principales asesores de Trump y del registro público de la Casa Blanca.
Por otro lado, Trump avivó la violencia con tuits incendiarios y que la Casa Blanca fue deliberadamente lenta en responder a la insurrección en el Capitolio.
Las pruebas de las que dispone el fiscal Smith y la magistrada Chutkan colocan los hechos de los que Trump se ha declarado no culpable entre los peores escándalos en la historia presidencial. Es justo decir que un presidente en funciones que forma parte de un esfuerzo concertado para revertir su propia elección está a un nivel superior de los abusos de poder en los que participó Richard Nixon y las violaciones de la ley bajo la administración Reagan.
En otras palabras, las pruebas demuestran que Trump hizo historia al participar en un abuso de poder presidencial que amenazó la base misma de la democracia: las elecciones.
