Las sentencias del Supremo sobre el IRPH incentivan a la banca a seguir aplicando cláusulas abusivas

Las decisiones de la Justicia española respecto al IRPH, sobre todo del Tribunal Supremo, se están convirtiendo en una especie de «efecto llamada» para que los bancos sigan aplicando cláusulas abusivas a los consumidores. Esto sólo se arreglaría, evidentemente, con sentencias ejemplarizantes que asusten a las entidades financieras y les supongan un gran quebranto económico. Sin embargo, esto es España, el país donde la justicia está controlada por los bancos.

Por otro lado, la Administración tiene un papel muy importante para evitar ese efecto llamada que provocan los tribunales. Según el Estudio sobre el Desequilibrio Financiero en la Contratación IRPH de la Dirección de Consumo de las Islas Baleares «la sentencia del TJUE de 16 de julio de 2020 y la de 16 de marzo de 2021 del Tribunal Supremo tienen esta lectura bajo el punto de vista financiero: se condena en costas a las entidades aunque no se estime todo lo que pide el consumidor porque, de no hacerlo, se provocaría un efecto llamada a recurrir a la justicia por parte de las entidades, aun sabiéndose perdedores en determinados asuntos».

Respecto a la declaración de nulidad del IRPH, hay que partir de la base del análisis financiero sobre las decisiones adoptadas por la Justicia. Lamentablemente, las sentencias de los jueces pueden producir el efecto disuasorio a través de la ejemplaridad o el efecto llamada para que los bancos sigan aplicando prácticas faltas de transparencia y abusivas.

En el caso del cambio de índices que hemos analizado en Diario16, los afectados por el IRPH, con toda la información de la que disponen en la actualidad, aún siguen sin entender lo que les ha pasado. Saben que han pagado de más por sus hipotecas porque durante mucho tiempo los préstamos bajaban mientras los suyos subían.

Por otro lado, el mismo Estudio de Consumo Baleares da una clave muy importante: «Además, en el momento de la firma del contrato no incluyeron manifestación alguna sobre aceptar pagar de más, ni el notario les advirtió que están pagando doble diferencial y dobles comisiones. No hay más remedio que concluir lo obvio: desconocían qué es un TIN, una TAE y el diferencial que se aplica al índice de referencia. Y, como hemos visto, los textos del Banco de España al respecto son incomprensibles a menos que hubieran estudiado matemáticas financieras».