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Los disparates de Rubiales pueden costarle a España el Mundial 2030

Pedro Sánchez quiere solucionar el asunto cuanto antes logrando la caída del presidente del fútbol español

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análisis

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El futuro de Luis Rubiales sigue pendiendo de un hilo. La imagen bochornosa que el presidente de la Federación Española de Fútbol ha dado al mundo, perjudicando gravemente la marca España, ha provocado un auténtico terremoto político. Ayer, la jugadora de la selección femenina Jenni Hermoso, víctima del comportamiento indecoroso de Rubiales, rompía su silencio para reclamar “medidas ejemplares” para sancionar al máximo responsable federativo. Fue una palada más de tierra sobre Rubiales, que cada minuto que pasa parece más desahuciado.

Según ha podido saber Diario16+, la situación preocupa y mucho en Moncloa. Pedro Sánchez empieza a estar harto de un hombre que en los últimos años no ha hecho más que darle quebraderos de cabeza y de protagonizar historias truculentas. El ridículo internacional de nuestro país aumenta por días y ya se habla de que la FIFA podría retirar a España de la carrera por la candidatura para organizar el Mundial de 2030, un evento que puede mover más de 5.000 millones de euros en inversiones y beneficios. Nunca un beso, aunque sea forzado, le salió tan caro a un país. Esas son las nefastas consecuencias de colocar en el cargo a un hombre que no solo ha demostrado no saber comportarse en un palco de autoridades, como se le exige a cualquier embajador deportivo que representa a un país, sino que ya ha dado sobradas muestras de incompetencia y de especial habilidad para verse involucrado en escándalos de todo tipo. Desde la destitución del entrenador Lopetegui pocos días antes del debut de España en el Mundial de Rusia de 2018, hasta el feo asunto de las comisiones por la Supercopa de España (en el que también se vio salpicado el exjugador del F.C. Barcelona Gerard Piqué), pasando por la guerra a muerte con Tebas, las presuntas fiestas de Salobreña y el supuesto viaje a Nueva York en compañía de una mujer mexicana presuntamente pagado por la RFEF (este último affaire aireado por la prensa hace apenas unas horas), el currículum de Rubiales no puede ser más triste y lamentable. Todo ello por no hablar del perfil bajo que la cúpula dirigente del fútbol español decidió mantener durante el último Mundial de Catar, donde Rubiales calló miserablemente pese a los graves atentados contra los derechos humanos, contra las mujeres y contra los homosexuales cometidos en el país árabe.

El Gobierno español no tiene potestad para cesar a Rubiales, ya que la Federación Española de Fútbol, como ente privado que es aunque reciba un importante maná de fondos públicos salidos de los Presupuestos Generales del Estado, no forma parte del organigrama ministerial. Sin embargo, Moncloa ha empezado a mover sus peones en la sombra para que el controvertido presidente futbolístico acabe sus días de federativo más pronto que tarde. El guion está perfectamente trazado. Primero el Consejo Superior de Deportes emitirá un informe que a buen seguro terminará en el TAD (Tribunal Administrativo del Deporte), última instancia judicial que podría dictaminar la suspensión cautelar de Rubiales y la posterior condena a varios años de inhabilitación para el ejercicio de su cargo. Mientras tanto, una lluvia en forma de denuncias por el beso a Jenni Hermoso le puede ir cayendo al presidente que hasta hace poco se jactaba de defender los valores del feminismo. De momento ya se han anunciado tres demandas. La primera de Miguel Galán, presidente de la Escuela Nacional de Entrenadores. La segunda de la formación política Sumar, a la que se une la del ex colegiado Estrada Fernández, dirigida, en este caso, a la propia RFEF.

De cualquier forma, Sánchez empieza a notar la presión del asunto Rubiales y ya se sabe que cuando al presidente se le coloca contra la espada y la pared no le tiembla el pulso. Yolanda Díaz pide insistentemente el cese de Rubiales, que de no producirse podría enturbiar las relaciones entre PSOE y Sumar antes incluso de que pueda formarse el segundo Gobierno de coalición. Por no hablar de la facción más radical de la coalición yolandista, es decir de Podemos, que aunque minoritaria sigue teniendo su peso específico y también ha mostrado su indignación y malestar exigiendo la cabeza del directivo. De hecho, los morados de Irene Montero siguen sintiéndose orgullosos de la ley del “solo sí es sí” y de la inclusión del consentimiento expreso de la mujer en el Código Penal para cualquier tipo de relación sexual. Sánchez es consciente de que el pollo mundial que ha montado Rubiales puede terminar generando fricciones entre los socialistas y los demás socios de la izquierda real, de ahí que Moncloa se haya propuesto apagar ese incendio cuanto antes. Tan pronto como sea posible, de tal manera que algunas fuentes hablan de que el futuro de Luis Rubiales podría despejarse, si no en las próximas horas, sí al menos en los próximos días.  

Pero los problemas y distorsiones que han generado los disparates de Rubiales no solo le llegan a Sánchez desde dentro de su gabinete en funciones. La derecha, siempre atenta a cualquier escándalo que pueda afectar al Gobierno, ya ha empezado a mover su maquinaria del fango al sugerir que Rubiales es un monstruo creado por el propio partido socialista. Y esa idea llega en el peor momento, justo cuando el PSOE empieza a mantener los primeros contactos con otros partidos para tratar de atar la investidura en el caso de que Feijóo fracase, como así parece que ocurrirá. De hecho, la portavoz y secretaria general del PP, Cuca Gamarra, ya ha exigido la dimisión del presidente de la RFEF y ha recordado su proximidad al PSOE. En el PP van todavía más allá: recuerdan la buena sintonía y relación que siempre hubo entre Sánchez y Rubiales. “Si fuera otro perfil, el Gobierno estaría siendo más contundente y nos da la sensación de que esa falta de contundencia es fruto de una relación personal”, sugieren fuentes populares echando más leña al fuego. Como prueba del estrecho contacto entre ambos personajes, en el PP recuerdan cuando Rubiales escribió al líder socialista en junio de 2019 “para felicitarle por sus resultados electorales, sus intervenciones en medios de comunicación y su gestión de la pandemia de la covid-19”, informa El Mundo.

Desde que estalló la crisis, Pedro Sánchez ha tratado de parar esa campaña que pretende identificar a Rubiales con el partido socialista. Tanto es así que el presidente del Gobierno se mostró especialmente contundente al calificar de “inaceptable” el beso a la fuerza del dirigente del fútbol español a Jenni Hermoso y de “insuficientes” las explicaciones que el responsable federativo ha ofrecido hasta ahora. Ya no cabe ninguna duda. Sánchez ha decidido dejar caer a Rubiales, que desde hace unos días ha sido declarado persona non grata en Moncloa.

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2 COMENTARIOS

  1. ¿Esta campaña viene de la Casa Real? Googleen y vean las fotos de Letizia abrazada por Rubiales, las que no se difundieron. Moncloa ya recibió a la selección pero Zarzuela lo demora.

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