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Los expertos creen que todo Madrid estará confinado dentro de una semana o diez días

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análisis

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El plan Ayuso para frenar el virus no funciona. Hoy mismo el Gobierno regional de Madrid ha pedido ayuda militar y policial a Pedro Sánchez, además de la incorporación de 300 médicos extracomunitarios. Ayuso se acuerda ahora de los miles de jóvenes estudiantes, nuestros mejores talentos, que desde el año 2012 han tenido que emigrar a otros países por los recortes sanitarios de Mariano Rajoy y los salarios de miseria que reciben. La curva está definitivamente desbocada, se han perdido meses preciosos para contener la enfermedad y la segunda ola de otoño, mezclada con la gripe, puede terminar colapsando el sistema sanitario público.

Las urgencias siguen llenándose de pacientes con covid-19, las Unidades de Cuidados Intensivos empiezan a saturarse y aumenta el riesgo de que miles de pacientes crónicos aquejados de otras enfermedades tengan que dejar de ser atendidos en las próximas semanas. El virus no solo mata por contagio, también produce efectos colaterales letales en personas que sufren otras patologías y que ya no pueden recibir tratamiento por falta de médicos, de tiempo y de espacio. Las listas de espera para intervenciones quirúrgicas engordan hasta límites nunca vistos en la Sanidad española y la consecuencia de todo ello será que en los próximos meses veremos un aumento en los índices de mortalidad, y no solo por la incidencia del virus de Wuhan sino por efecto de dolencias cardíacas, pulmonares y oncológicas.

Los datos resultan estremecedores. A esta hora la Comunidad de Madrid registra 21 brotes activos de coronavirus y un total de más de 200.000 personas afectadas por la pandemia. Dos días después de que Díaz Ayuso decidiera confinar áreas, barrios y municipios del sur de la ciudad (los más pobres y machacados por la transmisión del agente patógeno) los expertos empiezan a entender que la estrategia de la presidenta del PP madrileño es, una vez más, la equivocada. El plan de “confinamientos selectivos” de Ayuso está más teñido de política que de medidas propiamente sanitarias. La presidenta ha optado por salvar la economía y de paso proteger a las zonas ricas de la capital, de modo que no quiere ni oír hablar de confinar a las clases altas, una medida que pondría en peligro su reelección y quién sabe si propiciaría el ascenso de Vox, hoy su socio de Gobierno pero mañana su verdugo con el sorpasso. A Ayuso le tiemblan las piernas y no solo por el cariz apocalíptico que ha tomado la expansión del coronavirus en todo el territorio madrileño sino porque la extrema derecha empieza a postularse como clara alternativa de Gobierno entre un sector de la población que ve a la presidenta no como la dama de hierro que pretendía aparentar sino como una indigna representante de la derechita cobarde. La última reunión de Díaz Ayuso con Pedro Sánchez en Puerta del Sol, sede del Ejecutivo regional, ha sido interpretada por los medios de la caverna como una claudicación, una derrota en toda regla de la lideresa y la antesala de una temida noticia: el inevitable cierre total del Madrid.

Cada vez son más los médicos, expertos epidemiólogos y científicos que no ven otra salida para salir del pantano vírico que solicitar el Estado de Alarma al Gobierno central. Ayuso siente urticaria ante esa posibilidad impopular y nefasta para sus intereses políticos pero voces como la de Rafael Bengoa, asesor del expresidente norteamericano Barack Obama y exdirector de Sistemas de Salud de la OMS, ha asegurado que la Comunidad de Madrid camina sin remedio hacia un cierre total, como en los peores días del mes de marzo, debido al aumento de casos de coronavirus. “Ahora sí vamos hacia un confinamiento cada vez más severo, lo estamos viendo en Israel, se están confinando ciudades donde hay mejor infraestructura y rastreadores que en Madrid o que otras partes de España”, insiste. Bengoa cree que en poco más de una semana Madrid estará confinada totalmente. “Es donde vamos a ir. Sospecho que tendrán que ir elevando cada vez más y probablemente están considerando, en una semana o diez días, confinar Madrid”.

En la misma línea se pronuncia César Carballo, jefe adjunto de la Unidad de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, para quien la única solución que queda para frenar la propagación de la epidemia es el confinamiento total de los más de 6,6 millones de habitantes de la comunidad autónoma. “Deberíamos haber hecho confinamientos por sectores desde la segunda quincena de agosto. Es verdad que hay barrios más afectados, pero la incidencia en Madrid es muy alta y ahora es demasiado tarde. Vamos a tener que pedir un esfuerzo a todos los madrileños. Ahora no es suficiente con confinar barrios. Vamos a tener que hacer un confinamiento de Madrid entero”, asegura.

Una vez más, se demuestra que Díaz Ayuso ha llegado tarde a la lucha contra la pandemia. Han sido demasiados meses de estériles enfrentamientos con el Gobierno central, de abandono de la Sanidad pública, de oídos sordos a las demandas de los médicos, enfermeras y celadores, de ausencia de inversión en la Atención Primaria y en el servicio de rastreadores y sobre todo de un exceso de demagogia y retórica “trumpista”. Ahora los madrileños se encuentran con que no tienen personal sanitario que les atienda y con que ni siquiera hay suficientes camas en los hospitales para atender a todos los enfermos. Mientras tanto, la respuesta de Ayuso sigue siendo pedir más policías y militares al Gobierno, como si el virus se pudiera contener con porras y cañonazos, y reclamar la reapertura de Ifema, un centro de exposiciones y congresos habilitado temporalmente como hospital pero que de ninguna manera puede ser la solución al coronavirus.

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