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Los hechos del presidente Luis Abinader descalifican los argumentos de Leonel Fernández

Es importante aprovechar el acto de presencia realizado por Leonel Fernández en esta semana en medios de comunicación para recomendarle, que antes de seguir hablando de cualquier otra cosa, incluido evidentemente, los temas de Estado de Haití, lo que debería hacer a través de su tribuna, es una rendición de cuenta al pueblo dominicano de lo que surgió durante sus administraciones, incluido, las acusaciones que se le hicieron a sus allegados más cercanos, como, por ejemplo, al senador Félix Bautistas, de quien se dio a conocer que fue sancionado por utilizar «su posición para involucrarse en la corrupción aprovechando los esfuerzos humanitarios relacionados con la reconstrucción de Haití tras desastres naturales».

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análisis

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En una democracia es fundamental la existencia de los partidos de oposición, debido a lo positivo que de ellos puede resultar cuando defienden los intereses de sus pueblos por encima de cualquier interés personal, profesional o político. De no ser así, más que sumar le hace daño a su propia nación.

Una demostración de ello es lo que se está viviendo en la República Dominicana, nación que actualmente se enfrenta a un conflicto fronterizo por la construcción por parte de Haití de un canal en el rio Dajabón (Masacre) que viola tratados de 1929.

Ante estas diferencias que han provocado que el presidente del Estado dominicano, Luis Abinader, se vea en la necesidad de tomar medidas con la finalidad de preservar los recursos hídricos y la seguridad de la República Dominicana, el expresidente de ese mismo país, Leonel Fernández, está utilizando la situación para hacer política, “una muestra fuera de la ética patriótica”.

Mientras Abinader está trabajando en favor de los intereses del pueblo dominicano y ha expresado que, con relación a este asunto, «debiera haber una posición nacional y unificada con lo que más le conviene al país», Leonel Fernández, al que siguen el resto de los líderes minoritarios, está utilizando la crisis como elemento de ataque al gobierno.

Es importante aprovechar el acto de presencia realizado por el exmandatario Fernández en esta semana en medios de comunicación para recomendarle, ya que ha estado callado después del éxito diplomático del presidente dominicano tras la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU de enviar una fuerza internacional para que el pueblo haitiano recupere el control del país que se encuentra en manos de bandas criminales y corruptos que se benefician de las dádivas que reciben de grandes poderes económicos, que antes de seguir hablando de cualquier otra cosa, incluido evidentemente, los temas de Estado de Haití, lo que debería hacer a través de su tribuna es una rendición de cuentas al pueblo dominicano de la época de sus gobiernos, y que después analice todo lo demás.

Comente usted, señor Fernández, lo que surgió durante sus administraciones, incluidas las acusaciones que se le hicieron a sus allegados más cercanos, como, por ejemplo, al senador Félix Bautista, quien fue sancionado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por utilizar «su posición para involucrarse en la corrupción aprovechando los esfuerzos humanitarios relacionados con la reconstrucción de Haití tras desastre naturales».

El documento que hacía pública la sanción afirmaba: “Ha cometido importantes actos de corrupción tanto en la República Dominicana como en Haití; ha sido acusado públicamente de lavado de dinero y malversación de fondos. Bautista está involucrado en sobornos en relación con su posición como senador y se alega que cometió actos de corrupción en Haití, donde utilizó sus conexiones para obtener contratos de obras públicas para ayudar a reconstruir Haití luego de varios desastres naturales, incluido un caso donde a la compañía se le pagaron más de 10 millones de dólares por un trabajo que no se había completado”.

Pero, además, que rinda cuentas al pueblo dominicano de las acusaciones que se realizaron acerca de que empresas adjudicatarias de obras públicas hicieron aportaciones económicas a la Fundación de él (FUNGLODE) y, sobre todo, de que durante los años que gobernó, las obras de Odebrecht se incrementaron a tales niveles que República Dominicana, en proporción, se convirtió en el país líder de la corrupción de la constructora brasileña.

O que también les explique a los dominicanos y dominicanas el contrato de Construcción, Financiamiento, Operación y Mantenimiento de la Autopista del Nordeste (Juan Pablo II), a manos de la compañía colombiana Autopista del Nordeste S.A., quien construyó la autopista que conecta a Santo Domingo (capital de la República Dominicana) con la provincia de Samaná (noreste del país), por un monto de 125,52 millones de dólares.

Ese fatídico contrato, firmado bajo el modelo de construcción conocido como concesión vial, realizado mediante una alianza publico privada, establecía que la compañía internacional construiría con sus recursos la obra y, como pago, el Estado dominicano le entregaría por 30 años, los ingresos recaudados en los peajes.

Después de haber hecho un estudio de tráfico a cargo de una empresa internacional que proyectó el tránsito de 20.000 vehículos por la vía, el estudio falló y entra en práctica la cláusula del contrato que establecía que si el valor correspondiente a los ingresos por concepto de recaudo de peaje es inferior al ingreso garantizado, el Concedente (Gobierno dominicano) compensará la diferencia al Concesionario, es decir, que si la cantidad de vehículos pronosticados no usaban la vía, el Estado dominicano tenía que pagarle un “Ingreso Mínimo Garantizado” por esa cantidad de vehículo que no pasó, dando paso este monto extra al tan famoso “peaje sombra”, que en nada ayudaba al pueblo dominicano.

Fue el presidente Luis Abinader en su nuevo estilo de gobernar y con la transparencia que lo ha caracterizado, quien decidió ponerle fin a ese contrato que, durante 20 años, exprimió la economía del pueblo dominicano y que parecía no tener fin. Lo que arrastraba a toda la sociedad a pagar la suciedad que desconsideradamente siguió año tras año arropando a quienes no decidieron dar marcha a ese pacto tan beneficioso para algunos y tan destructivo para otros.

Mientras Fernández no explique estos y otros casos dirigiéndose personalmente a la nación, a la sociedad dominicana, no tiene calidad moral de decir absolutamente nada.

Es lamentable para el pueblo dominicano tener en la oposición en estos momentos a un ciudadano que debería estar de su lado desde la conciencia y la verdad, pero que ha preferido generar contenido para hacerle creer que la manera de manejarse del presidente Abinader ha sido lo que ha provocado la situación que hoy se vive entre República Dominicana y Haití.

Leonel Fernández, al parecer, no ha tenido en cuenta que debe ser momento de unidad, de no incentivar el caos sino, más bien, de la búsqueda de una solución definitiva. No obstante, al parecer, la ambición de poder ha podido más que el amor y el respeto a todo el pueblo dominicano.

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