Castellví (a la izquierda de la imagen) y Quevedo.

Turno para los mandos policiales de los Mossos d’Esquadra durante el juicio por el ‘procés’ que se celebra en el Tribunal Supremo. Tanto el ex comisario general de Información de la Policía Autonómica, Manel Castellví, como Emili Quevedo, entonces máximo responsable de la Comisaría General Técnica de Planificación de la Seguridad, han descargado cualquier responsabilidad en la celebración del referéndum en el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont . Castellví ha continuado con su declaración como testigo después de que la pasada semana reconociera ante los magistrados del tribunal que los Mossos trataron de convencer al Govern para que desconvocara el 1-O por “riesgo de altercados”.

No obstante, hoy ha matizado al asegurar que “no se preveían actos de violencia” ese día. Cabe recordar que Castellví ha sido acusado de botifler (traidor) por ciertos sectores del independentismo catalán por su tibia defensa del proceso soberanista. “Hasta el 1-O eran grupos de personas inconexas a las que solo les unía defender el referéndum”, ha declarado el mando de los Mossos. “En contra de las previsiones a los informes policiales, los grupos independentistas considerados más violentos no actuaron en el 1-O. La Guardia Civil y la Policía Nacional no cerraron ningún centro de votación y la Fiscalía puso énfasis en que el dispositivo no era suficiente”, ha afirmado.

El siguiente en declarar como testigo ha sido Emili Quevedo, que ha reiterado que los Mossos d’Esquadra pidieron a Puigdemont y al conseller de Interior, Joaquim Forn, que desconvocaran el 1-O por “el clima de tensión en Cataluña”. Según el responsable policial, Puigdemont se negó porque tenían “un mandato avalado por los resultados electorales”.

“El dispositivo Ágora se puso en marcha a principios de septiembre y cubría distintos ámbitos referentes a la seguridad”, ha explicado el testigo. Por ejemplo, la protección de instituciones de la Generalitat, órganos judiciales, órganos de la Administración General del Estado, y protección de determinadas personas que pudieran estar en situación de riesgo. A preguntas de la abogada del Estado de si se incrementó el dispositivo Ágora a partir de septiembre, el oficial ha respondido: “Sí, a partir del 22 de septiembre. Para poder tener una mayor capacidad de recursos se modificaron las condiciones laborales de diferentes colectivos del Cuerpo. También se estableció un calendario de actos que tuvieran relación con este dispositivo para tener un seguimiento de cada uno de ellos y realizar un servicio de seguridad correcto”, ha incidido.

Quevedo asegura que fue el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, quien dio la orden de poner en marcha el dispositivo Ágora. “Los mensajes del Govern daban opción a no cumplir el mandato judicial. Lo más importante era garantizar el derecho a votar”, prosigue el ex responsable de Planificación de Seguridad.

“El dispositivo policial de los Mossos tenía previsto la presencia de unidades en todos los centros de votación”, prosigue  Quevedo, que aclara que el despliegue para el 1-O fue de unos 7.800 agentes autonómicos. “En una jornada electoral se destinan entre 2.500 y 3.000 (…) El auto de la magistrada no se pudo llevar a cabo en su integridad”, ha apostillado.

La actividad de los Mossos en los días previos al 1-O tuvo dos fases. La primera consistió en la aplicación de la instrucción 4 y 5, que ordenaba a los agentes que pasaran por todos los centros de votación para advertir a sus responsables de “una serie de cuestiones”. La segunda fase, de personación por segunda vez en los colegios, era bajo “el paraguas del cumplimiento de la interlocutoria de la autoridad judicial”.

“Lo que comparte con nosotros el mayor Trapero es su reticencia a la coordinación por parte de un mando que no fuera operativo”, reitera Quevedo. “Trapero nos encargó un informe técnico para valorar cuántos efectivos serían necesarios para cumplir el mandato. Entre 30.000 y 40.000. Lo que nos comunicó el mayor Trapero es que no estaba de acuerdo en que se estableciera la figura de un coordinador. Él consideraba que debía recaer en un mando operativo y no en un responsable de la estructura política”, ha alegado.

“Mi unidad improvisó un centro de coordinación para seguir los acontecimientos”, ha asegurado Quevedo. Sobre los altercados ocurridos frente a la Conselleria de Economía, el mando policial ha asegurado que se puso en marcha un dispositivo específico por “el clima de tensión que se vivía en Cataluña”.

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