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Moreno Bonilla, cuando la mayoría absoluta no otorga la felicidad

Listas de espera descontroladas, el monumental fiasco de sus planes para los regantes ilegales de Doñana y una nefasta gestión de los fondos europeos suman una lista de despropósitos de la primera mayoría absoluta de un gobierno del PP en Andalucía

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análisis

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El 19 de junio de 2022 Juan Manuel Moreno Bonilla hizo historia en Andalucía con la holgada mayoría absoluta lograda en las elecciones autonómicas, como también lo hizo cuatro años antes cuando se alió sin rubor alguno con la ultraderecha, que por primera vez entraba en un parlamento español tras la reinstauración de la democracia, para poner fin a casi cuatro décadas de gobiernos socialistas de forma ininterrumpida. La más palpable evidencia de que las mayorías absolutas no otorgan la felicidad la ha encontrado el ejecutivo andaluz de Moreno Bonilla este 2023 que ahora finaliza, precisamente cuando acaba de aprobar sus segundos Presupuestos en solitario de la legislatura de forma inapelable tras aplicar el rodillo a las enmiendas de toda la oposición parlamentaria, tanto a izquierda como más a su derecha también. “Los más sociales de la historia de Andalucía”, los define el ejecutivo del PP.

Este 2023 se cierra para el gobierno andaluz con varios fiascos consecutivos, pruebas evidentes de una gestión más que dudosa a nivel global pese a ostentar una mayoría absoluta inapelable, con los 58 diputados logrados sobre los 55 escaños que la otorgan en el Parlamento autonómico. A la derrota, disfrazada de acuerdo con el Gobierno de Pedro Sánchez, de su recurrente plan para legalizar numerosos regadíos en el entorno de Doñana, rechazado de plano por toda la comunidad científica, la Unión Europea y otros organismos internacionales, se suman las notables deficiencias de la Atención Primaria y el caos y descontrol en la gestión de las listas de espera quirúrgicas y diagnósticas en la comunidad, desbocadas e incumpliendo los plazos legales establecidos en incontables casos.

Se mire por donde se mire, y pese a que la consejera de Salud, Catalina García, ha calificado que estas cifras de pacientes esperando meses e incluso años a ser operados o tratados de sus dolencias son una evidencia de que “el sistema funciona”, la gestión de la sanidad pública no definitivamente es el fuerte del Gobierno de Moreno Bonilla, que ha tardado, por supuestos “problemas técnicos”, un año y medio en hacer públicas estas bochornosas listas de espera.

Para colmo de estos desaguisados concatenados de un ejecutivo anclado en una indolente mayoría absoluta, estos días la Cámara de Cuentas ha afeado la gestión que el Gobierno de Moreno Bonilla ha realizado de los fondos europeos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), debido al bajísimo nivel de ejecución de estas partidas asignadas a Andalucía. El Gobierno andaluz ni siquiera ha gastado el 10% de los casi 4.000 millones consignados en su cuenta procedentes de la Unión Europea, exactamente un 9,98%.

El Gobierno andaluz no ha gastado siquiera el 10% de los casi 4.000 millones consignados en su cuenta procedentes de la Unión Europea

El Parlamento andaluz acaba de aprobar, sólo con los votos de los diputados del PP, “el mejor presupuesto de la historia” de la comunidad, según palabras del presidente de la Junta. La portavoz de la coalición Por Andalucía, Inmaculada Nieto, ha añadido: “El mejor presupuesto de la historia, sí. De la historia de las clínicas privadas en Andalucía”. Algo sustancial falla en la gestión pública de la sanidad y los servicios sociales cuando aumentan año tras año las partidas para las políticas sociales en general, como alardea de ello el ejecutivo andaluz, y son también precisamente estas mismas áreas las que sufren deficiencias crecientes, como denuncian al unísono oposición parlamentaria y centrales sindicales.

Cuando pedir una cita con el médico de cabecera se convierte en una odisea sólo para renovar las recetas de medicamentos, cuando operarse de una dolencia más o menos grave implica tentar la suerte y esperar la llamada después de meses o años de espera, o cuando, por ejemplo, las cifras de feminicidios y denuncias por violencia de género encabezan todas las listas a nivel autonómico, algo falla de forma estrepitosa en la gestión de estas áreas fundamentales del estado de bienestar de una comunidad, la andaluza, que vuelve a encabezar una vez más, por la cola, todos los índices respecto a las condiciones de vida de sus ciudadanos.

Para intentar blanquear esta realidad incuestionable del día a día en Andalucía, el gobierno de Moreno Bonilla saca pecho de los datos turísticos, también históricos, indudablemente después de unos duros años de pandemia. El Gobierno andaluz ha echado el resto con su millonaria campaña promocional protagonizada por el mediático Peter Dinklage, de Juego de Tronos, como estrella estelar e incluso ha ido más allá acordando con la todopoderosa NBA la proyección de esta campaña en sus canchas para atraer potenciales visitantes procedentes de Estados Unidos, el gran reto del ejecutivo andaluz. Todo ello mientras las pistas deportivas de numerosos colegios públicos andaluces se caen a pedazos, como denuncian padres y sindicatos educativos, al tiempo que se otorga prioridad a los conciertos con los centros educativos privados.

En definitiva, un año que se auguraba triunfal para un Moreno Bonilla instalado cómodamente en su mayoría absoluta y que definitivamente no le ha otorgado la felicidad, mucho más por deméritos propios no forzados de una gestión puesta en cuestión por la realidad irrefutable de los datos. Una vez más, dato mata relato.

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